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Juventud y desarrollo rural: el papel estratégico de los Grupos de Acción Local

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LEADER

18 de diciembre de 2025 Fuente: REDR

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La Red Española de Desarrollo Rural (REDR), junto a los Grupos de Acción Local (GAL), ha llevado a cabo un diagnóstico a nivel estatal con el objetivo de analizar el papel que desempeña la juventud en dos ámbitos clave: su presencia organizada a través de asociaciones juveniles dentro de los GAL y su implicación en iniciativas impulsadas mediante la financiación y la metodología LEADER.

El arraigo de la población joven en el medio rural continúa siendo uno de los principales retos para el equilibrio territorial en España. La falta de oportunidades laborales, las dificultades de acceso a vivienda y servicios, o la escasez de espacios reales de participación influyen directamente en la decisión de las personas jóvenes de permanecer —o no— en sus pueblos.

Frente a este escenario, la Red Española de Desarrollo Rural (REDR), junto a los Grupos de Acción Local (GAL), ha querido mirar de cerca una cuestión clave: qué papel están jugando hoy las personas jóvenes en los espacios donde se decide y se materializa el desarrollo rural.

Para ello, se ha llevado a cabo un diagnóstico a nivel estatal con el objetivo de analizar el papel que desempeña la juventud en dos ámbitos clave: su presencia organizada a través de asociaciones juveniles dentro de los GAL y su implicación en iniciativas impulsadas mediante la financiación y la metodología LEADER.

El papel vertebrador de los GAL desde abajo

Los Grupos de Acción Local son entidades público-privadas de ámbito comarcal que representan a los principales agentes del territorio: administraciones locales, tejido empresarial y asociaciones. Su trabajo se rige por la metodología LEADER, financiada a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), que establece principios fundamentales como el enfoque de abajo arriba, la participación y la gobernanza compartida.

Desde esta lógica, los GAL se consolidan como la principal herramienta existente para canalizar la participación juvenil en el medio rural y para incorporar su mirada en la toma de decisiones estratégicas.

La juventud quiere participar y decidir en sus pueblos

El diagnóstico sobre asociacionismo juvenil ha contado con la participación de 94 Grupos de Acción Local de 15 comunidades autónomas, lo que supone una representación territorial del 88 %. Los datos muestran una fotografía diversa, pero con avances significativos: en 10 de las 15 comunidades participantes, las asociaciones juveniles están presentes en más del 50 % de los GAL. Territorios como Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Castilla y León o Galicia destacan por una mayor presencia juvenil en los espacios de decisión.

De media, cada Grupo de Acción Local cuenta con al menos una asociación juvenil en sus órganos de gobierno. Esto significa que hay jóvenes participando en juntas directivas, asambleas y procesos donde se definen prioridades y se valoran proyectos. Un paso importante hacia una gobernanza más inclusiva.

Sin embargo, el diagnóstico también pone sobre la mesa una realidad compartida: crear asociaciones es difícil, pero mantenerlas lo es aún más. La necesidad de recursos estables aparece como una cuestión clave. Las convocatorias públicas específicas para el mantenimiento del tejido asociativo juvenil resultan fundamentales si se quiere garantizar una participación sostenida en el tiempo.

El caso de Andalucía refleja bien esta diversidad y sus desafíos. Aunque la media de personas asociadas ronda las 30, existen asociaciones muy pequeñas y otras con más de cien miembros. Una de cada tres asociaciones andaluzas forman parte de los GAL, pese a que muchos grupos no exigen cuota de socio. Entre las principales dificultades señaladas por las propias asociaciones destacan el acceso limitado a financiación, la complejidad de gestionar ayudas sin personal suficiente y la pérdida de participación por la movilidad de jóvenes hacia las ciudades por estudios o trabajo.

La financiación, motor clave para emprender en un pueblo

El segundo bloque del diagnóstico se centra en la participación de jóvenes rurales en iniciativas financiadas por los GAL. En este análisis han participado 76 grupos de acción local de 15 comunidades autónomas. Desde la REDR se insiste en una idea clave: emprender en lo rural es un concepto amplio y transversal, que va desde abrir un negocio hasta organizar una formación, impulsar un proyecto cultural, dinamizar un espacio comunitario o generar redes de encuentro.

Los GAL ofrecen oportunidades de financiación importantes: entre el 30 % y el 60 % en proyectos productivos y entre el 80 % y el 100 % en proyectos no productivos. Aun así, uno de los principales frenos para la juventud es que las ayudas suelen cobrarse tras justificar el proyecto, lo que obliga a adelantar la inversión inicial.

Para responder a esta dificultad, varios territorios han puesto en marcha herramientas como el ticket rural, que permite anticipar parte de los fondos al inicio y durante la ejecución. Aunque en el periodo 2014–2022 solo existía en Asturias, Cantabria y Madrid, hoy 12 comunidades autónomas ya cuentan con esta modalidad, facilitando el acceso de las personas jóvenes a la financiación.

El impacto es claro: más de 2.000 empleos jóvenes creados, más de 300 empresas impulsadas por personas jóvenes y una intensa actividad participativa, con cerca de 500 formaciones, más de 600 eventos y la implicación de más de 5.200 jóvenes.

Objetivo: seguir creando espacios reales de participación

Los datos del diagnóstico revelan dificultades, pero también dejan claro algo fundamental: los Grupos de Acción Local funcionan y son una base sólida sobre la que seguir construyendo. Reforzar el asociacionismo juvenil, facilitar su acceso a los espacios de decisión y consolidar herramientas de financiación adaptadas a sus realidades es clave para avanzar.

Desde la REDR se apuesta por seguir impulsando los GAL como espacios vivos de participación, donde las personas jóvenes no solo encuentren apoyo económico, sino también un lugar desde el que decidir, proponer y construir futuro en sus pueblos. Porque participar también es una forma de quedarse.
 

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