Vicent Marzà, eurodiputado: «LEADER debe ser considerado como un programa transversal que debe recibir y gestionar recursos de otros fondos»
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24 de julio de 2025 Fuente: REDR

LEADER ha visto cuestionada su utilidad, mermadas sus capacidades y recortados sus fondos en varios Estados y regiones, cuando constituye precisamente un instrumento más necesario que nunca para la instauración de un nuevo paradigma de desarrollo rural más adaptado a los tiempos y más capaz de aprovechar sus potencialidades.
🖊️ Artículo de opinión de Vicent Marzà Ibáñez, eurodiputado en el Parlamento Europeo.
Si valoramos la evolución del problema del declive demográfico y económico rural en el ámbito de la Unión Europea, podemos constatar con cierta satisfacción cómo (si bien, tras grandes esfuerzos y más de diez años de trabajos) este asunto ha ido calando y ganando posiciones en la agenda política europea. Sin embargo, todavía falta una comprensión adecuada de este desafío, que demasiado a menudo continúa interpretándose conforme a enfoques trasnochados que tienden a reducir lo rural al sector primario y, todo lo más, a algunas actividades “complementarias” como el turismo rural, sin atribuir la importancia que tienen en el futuro modelo de prosperidad y regeneración rural la concepción holística del desarrollo, la necesidad de potenciar y apoyar la diversificación económica, la forma distinta en la que hay que abordar el concepto de innovación cuando se trata del medio rural, el hecho de que existen diversas ruralidades para las que soluciones de talla única no sirven, la necesidad de generar capital social (no solo humano, que también) y el importante papel que la cultura y el sentido de pertenencia, compromiso y comunidad juegan como activos intangibles de dicho desarrollo. Y, por supuesto, la comprensión de que, en estos momentos, tanto o más que la conectividad o las infraestructuras, el problema de la vivienda en el ámbito rural, la movilidad sostenible, el acceso a los servicios o la evaluación de impacto rural de las leyes, políticas y estrategias requieren respuestas concebidas desde una “lente rural” de la que todavía carecemos en gran medida en las instituciones que deberían dar respuesta.
Cómo si no entender que a lo largo de esos mismos años, paradójicamente, el programa LEADER haya visto cuestionada su utilidad, mermadas sus capacidades y recortados sus fondos en varios Estados y regiones, cuando constituye precisamente un instrumento más necesario que nunca para la instauración de un nuevo paradigma de desarrollo rural más adaptado a los tiempos y más capaz de aprovechar sus potencialidades para hacer de zonas deprimidas y abandonadas el lugar donde cada vez más europeos y europeas quieran y puedan vivir y trabajar. Quizás sea el momento de comenzar a reclamar que, aunque alojado bajo el paraguas de la PAC, LEADER debe ser debidamente considerado como un programa transversal que ha de recibir y gestionar de oficio (y de forma más simple y eficiente) recursos de cualesquiera otros fondos que coadyuven a sus fines y deshacerse de los planteamientos agrarios de administraciones públicas con los que no siempre encuentran el debido alineamiento por no llegar a entender o compartir su objetom por resultarles una disciplina impropia de su silo competencial.
La oportunidad para profundizar en los importantes, aunque limitados, avances en el reconocimiento del desafío rural y su tratamiento se abre, pues, en la definición del próximo marco financiero plurianual. En este sentido, considero que el proyecto de informe sobre el noveno informe sobre la cohesión económica y social, tal y como ha resultado enmendado por la comisión REGI del Parlamento, apunta en la buena dirección a la luz de lo anteriormente señalado. Sin embargo, me preocupa que la propuesta legislativa sobre la revisión intermedia de la política de cohesión presentada recientemente por el vicepresidente ejecutivo Raffaele Fitto, a pesar de fijar entre sus objetivos prioritarios el de “promover la prosperidad y el derecho a permanecer en todos los territorios, con políticas adaptadas a cada lugar”, adolece de una falta de definición y elaboración del “derecho a permanecer” y –peor todavía- al desarrollar dicho epígrafe pone el foco en la iniciativa Urban, orientada a las ciudades, y en la Nueva Bauhaus Europea, muy interesantes en sí mismas, pero que tienen un enfoque muy limitado para las exigencias de desarrollo holístico que demanda el reto de la despoblación rural. Y ello por no hablar del riesgo de asignar a la política de cohesión europea y a sus fondos objetivos que poco o nada tienen que ver con su razón de ser (como son la industria de seguridad y defensa) en lo que podría ser un recorte encubierto de sus recursos.
En fin: queda mucho trabajo por hacer, pero la primera prueba de fuego la tendremos cuando la Comisión Europea presente al Consejo y al Parlamento Europeo su propuesta para el periodo 2028-2034. Confiemos en que, con la ayuda de todos, esta vez consigamos perfeccionar la visión que necesita en nuevo desarrollo rural innovador para revertir la tendencia negativa de tantas décadas de abandono y, con ella, los recursos y herramientas apropiados para ello.
* Este artículo forma parte de una serie de publicaciones en las que responsables de diferentes instituciones, entidades, empresas privadas... elaboran un artículo de opinión en el que valoran estos últimos 30 años de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR). Cada semana, publicaremos un nuevo artículo.
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