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Un viaje por cinco ejemplos de éxito vinculados a la economía social en el medio rural

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LEADER

18 de septiembre de 2025 Fuente: REDR

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Distintas iniciativas empresariales, de asociaciones o de colectivos sin ánimo de lucro cumplen una función clave en la lucha por el desarrollo de las comarcas

Lejos de las grandes ciudades, también a mucha distancia de los estereotipos sobre el medio rural, nacen proyectos que son motores. Las ideas surgen en lugares pequeños, muchas veces apartados, pero con recursos propios y oportunidades para que la gente se quede. Lo que viene a continuación son cinco historias de mujeres y hombres que apuestan por esas iniciativas basadas en los conceptos de la economía social. Los suyos son proyectos independientes entre sí, pero con un trasfondo que los conecta.

Empecemos por sus nombres. Algunos ya dan pistas. Se trata de AHInsect Cooperativa, El Jardín de Castillo, Green Oil 24h, Cooperativa Tararaina - EcoRadiz y Escuela de la Tierra. Todas estas ideas constituyen ejemplos de buenas prácticas en el marco del proyecto ''Economía social en el medio rural'', una iniciativa que promueve la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) y que financia la Unión Europea con fondos NextGeneration en el marco del PERTE de Economía Social del Ministerio de Trabajo y Economía Social

El inicio de este viaje tiene lugar en San Benito, en el municipio de Ayora, parte del interior de la provincia de Valencia. Allí nació en 2022 la aventura de AHInsect Cooperativa. Lo hizo de la mano de tres mujeres: Minerva Ávila, Aixa Ávila y Helena Vicente; una enfermera, una bióloga y una ingeniera de caminos. El punto de partida fue la ambición por quedarse, por emprender en la tierra. Después, llegó la idea de los insectos.

Lo cuenta la propia Helena Vicente, que explica que, entre los conocimientos de su compañera bióloga y un viaje a Vietnam que a ella le abrió la mente, los insectos acabaron convirtiéndose en el objetivo: ''Empezamos a hacer cursos, pusimos en marcha el plan de empresa y buscamos un lugar'', remarca la emprendedora. La cría de insectos necesita una temperatura estable de 28 grados y una humedad del 60%, así que eran precisas unas instalaciones que se pudieran adecuar a esas demandas.

La primera producción, la inicial, alcanzó los veinte kilos de gusanos. ¿Pero para qué? ''Se lo hemos vendido a asociaciones de recuperación de aves y de cuidado del vencejo. Además, como el gusano consume sobre todo salvado de trigo, tenemos un acuerdo con un agricultor para tener el alimento asegurado'', remarca Vicente, que subraya que la empresa composta los residuos generados y ofrece abono de alta calidad para la agricultura local.

En ese marco, AHInsect usa también las energías renovables, minimiza el gasto de recursos hídricos, reduce la huella de carbono y mantiene un contacto intenso con el entorno social en el que se encuentra. No se trata solo de que los agricultores o las empresas de la zona favorezcan el desarrollo de la economía circular, sino de que se impliquen en ese diálogo abierto favorecedor para el territorio.

A bastantes kilómetros de allí, en la provincia de Jaén, nació en 2024 el proyecto llamado El Jardín de Castillo. Sus promotores, Luis López Lainez y Mercedes Lainez, llevaban años en el sector de la gestión turística y funcionaban en alojamientos de la provincia de Cádiz. Allí detectaron que el modelo resultaba ''insostenible''. ''Empezamos a ver que hay personas que vienen al territorio para arrasarlo'', señala López. Por eso, decidieron darle un giro a su vida y a la forma de entender las visitas.

El punto de inflexión llegó con la pandemia. ''Teníamos claro que queríamos hacerlo en el medio rural'', sostiene López. Inicialmente, buscaron en la sierra de Huelva y de Cádiz. Nada. Ya en 2021, llegó la exploración de Jaén. ''En el sur de la provincia, nos gustó mucho la autenticidad del territorio y vimos que en Castillo de Locubín se vendía un alojamiento dentro del pueblo'', apunta el promotor. Aquella operación no salió, pero el lugar estaba elegido. Lo hicieron de cero.

Los dos años de obra que vinieron a continuación permitieron a los responsables del proyecto ir integrándose en el pueblo, no sentirse forasteros. ''Es un cambio de vida. Inauguramos en mayo del año pasado en base a los conceptos de ''calma y slow life'''', remarca López, que incide en que no buscaban un espacio cerrado, sino una propuesta ''abierta al pueblo''. De ahí, el surgimiento de ideas como un concurso de talentos para jóvenes locales, ponencias para abordar cuestiones vinculadas a la ruralidad, un coworking, retiros con visitantes y gente oriunda de la zona o planes gastronómicos. Todo, contando con la población local.

El alojamiento dispone de doce estancias, pequeños apartamentos donde los visitantes pueden hallar esa “reconexión”, pero sin apartarse. Aquí, todo es con la gente que ya vive en Castillo de Locubín.

Más al norte, en la localidad de Villanueva de Alcorón, provincia de Guadalajara, tiene su origen Green Oil 24h, un proyecto que nace de la vinculación a una comarca y de una necesidad. Básicamente, se trata de montar una estación de servicio en una zona muy afectada por la despoblación. Una aventura con riesgo, pero Beatriz Anta y Ángel Ortiz decidieron lanzarse.

El lugar se ubica en el Alto Tajo, fronterizo entre la Alcarria y la Sierra, el pueblo en el que Ortiz ha veraneado desde niño. Beatriz Anta, su pareja, empezó a visitar la zona de su mano, y allí ambos constataron una realidad: ''Cada fin de semana alguien se quedaba sin gasolina, era algo normal. La estación de servicio más cercana está a 38 kilómetros, así que dijimos: esto nos parece surrealista, vamos a montar una''. Cerca de allí se hallaba la última gasolinera que funcionó por estos lares, hace más de veinte años. Sobre su abandono, decidieron construir el futuro.

Es fácil decirlo, pero hay que ponerse: ''Estudio de mercado, permisos, licencias, análisis…''. Anta se mudó y se empadronó en el pueblo. Ahora teletrabaja. Ortiz se desplaza cuando puede. ''La idea inicial era solo gasolina, pero vimos que hay más necesidades. La idea es que el área tenga todo lo necesario: lockers de las empresas, zona de autocaravanas, lo que sea'', analizan los impulsores, que son profesor de formación vial y diseñadora gráfica respectivamente.

El sueño de ambos es que la gasolinera sea solo el punto de partida, la base para que haya más emprendimiento en la zona. La gasolinera aún no está abierta, pero aspira a ser una instalación automatizada, disponible 24 horas y adaptada al entorno rural. Ah, y con asistencia personalizada para que las personas mayores se familiaricen con el sistema digital de repostaje.

El viaje sigue hacia a Aragón. En particular, rumbo a la localidad de Pina del Ebro. Allí se asienta la Cooperativa Tararaina - EcoRadiz. La iniciativa que entra en este capítulo de buenas prácticas vinculadas a la economía social tiene su origen en lo que se hacía antaño y en una necesidad del territorio. Lo cuenta Bárbara Marqués, que incide en la pertinencia de buscar soluciones en el medio rural a los problemas que nacen allí.

Y, en esas, aparece el cultivo del regaliz de palo, algo que parecía fuera del radar de los tiempos modernos, pero que, en este pueblo de la zona del Ebro, aspira a formar parte del futuro. “Se trataba de encontrar un cultivo autóctono, que se diera bien y que soportara la realidad de las zonas inundables”, repasa Marqués. En 2021, vieron la oportunidad y se lanzaron, con el colchón de que este lugar ya tenía una larga tradición con el regaliz, apagada por el paso del tiempo.

En su día, había una fábrica que cerró. Después, se comercializó en las calles de Zaragoza ciudad. Pero también cesó esa práctica. La idea ahora es convencer a los agricultores de que hay mercado. Por lo pronto, ya hay una hectárea plantada y el antiguo lavadero del pueblo se ha transformado en un obrador para transformar el producto: ''Toda la reforma se ha hecho en ecológico. Hemos forrado las paredes y el techo con lana de oveja de aquí y hemos trabajado con los gremios del pueblo'', asevera Marqués.

Eso, en cuanto al espacio. Pero también están las trabajadoras, todas mujeres que ''tienen dificultades para conseguir un empleo normalizado''. ''Queríamos ofrecerles la oportunidad'', señala Marqués. De las tres que tienen contrato ahora, ''dos están con cargas familiares importantes y otra padece una discapacidad''. Todas funcionan con horarios autogestionados. Si la cosa marcha, la idea es que ellas mismas sean las responsables de una futura cooperativa.

El camino por estos ejemplos de economía social en el medio rural acaba en Extremadura, en la Escuela de la Tierra. Lorena Rodríguez y Alberto Cañedo dirigen esta iniciativa sin ánimo de lucro que une la ayuda a la integración de las personas migrantes y el impulso a la agroecología. Todo en la localidad de Carcaboso, en la provincia de Cáceres.

El asunto arrancó en el año 2023, como explican sus protagonistas, que cuentan que la idea es ofrecer formación y alojamiento en una ganadería a personas que llegan de otros países y que aspiran a formarse en el conocimiento de un oficio. ''Consiguen el certificado de profesionalidad en dos meses y medio, pero su estancia puede ser superior si lo necesitan'', matizan los impulsores.

Y es que, para algunos, la situación se complica. ''No tienen red de apoyo'', lamenta Cañedo, que incide en la importancia de ofrecer este recurso que, en ocasiones, no llega desde organizaciones más grandes. En su caso, todo se basa en la agroecología, y el destino de las personas que llegan, que suelen proceder del norte o del centro de África, son explotaciones de este tipo, preferiblemente en la propia zona.

''Nos encontramos con mucha gente trabajadora y con ganas de tener una vida tranquila'', afirma Rodríguez, que aspira, como su compañera, a darle continuidad y una mayor calidad al proyecto. Uno de los siguientes pasos es reforzar el apoyo psicológico a unas personas que, en muchas ocasiones, precisan de ese respaldo a nivel mental.

Estos son cinco ejemplos repartidos por la geografía española que refrendan el impacto positivo de estas iniciativas en sus territorios. Además, conviene destacar que, de estas cinco buenas prácticas, cuatro de ellas han sido posibles gracias al programa LEADER, una herramienta de desarrollo local participativo que ha permitido financiar y acompañar proyectos de economía social en todo el medio rural español.

 

*Este reportaje forma parte del proyecto “Economía Social en el Medio Rural”, impulsado por la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) y financiado por la Unión Europea a través de los fondos NextGenerationEU, en el marco del PERTE de Economía Social del Ministerio de Trabajo y Economía Social.

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