Somontano, la tierra del vino
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26 de marzo de 2012 Fuente: Ocho Leguas
Por su interés, reproducimos el reportaje aparecido en el suplemento Ocho Leguas del diario El Mundo.
La facilidad de acceso (Somontano se encuentra en el centro de la provincia de Huesca, entre las sierras pirenaicas y las vastas llanuras lindantes con los Monegros) y las cortas distancias entre sus bodegas, pueblos y parajes hacen que una escapada de tres o cuatro días nos muestre lo mejor de esta comarca. Se lo mostramos en ocho pasos:
1. Paisajes
La Sierra de Guara y el Cañón del río Vero son al Somontano lo que la uva al vino. Uno no sería sin el otro. Y es que en esta comarca encontrará viñedos, sí, pero sobre todo descubrirá un paisaje hechizante esculpido en la roca a base de agua, historia y leyenda. En el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara el viento y el caudal del río han modelado durante millones de años profundas gargantas, fisuras y oquedades que abrigan a una de las colonias de aves rapaces (quebrantahuesos, buitre leonado, alimoche y águila real) más importantes de Europa, así como importantes muestras de arte rupestre.
2. Pueblos
Tan sugerentes como sus paisajes son sus poblaciones. Barbastro, capital de la comarca, merece por sí sola una visita por su imponente catedral (preciosa y singular, de tipo salón, con las tres naves a igual altura) y su recién estrenado Museo Diocesano. Agradable para un breve paseo es su bulevar arbolado y la Plaza del Mercado (especialmente los fines de semana). Tampoco desmerece la villa medieval de Alquézar. Erigida sobre el cañón del río Vero, sus casas apretujadas a lo largo de calles sinuosas y en cuesta son el preludio perfecto a la Colegiata de Santa María la Mayor, antigua fortaleza y hoy monumento nacional. Remarcable los capiteles y frescos de su claustro así como el Cristo articulado en una capilla bellamente decorada con azulejos de Talavera.
3. Bodegas
Bajo la sombra protectora de los Pirineos surge la Denominación de Origen Somontano, cuyos vinos frescos y afrutados, con esa Gewürzstraminer con aromas a rosa y lichi tan de moda, acompañarán al visitante a lo largo del viaje. La carretera de Barbastro a Naval concentra nombres emblemáticos del vino como Lalanne , Viñas del Vero, Blecua y Pirineos. Algo más retirada, en Salas Bajas, está Enate. Pero Somontano cuenta con un total de 34 bodegas, diseminadas por los pueblos de la comarca y con distintos grados de tradición y vanguardia, tanto en su forma como en su vino. En una jornada descubrirá por qué la de Lalanne es, además de una pequeña joya familiar de origen francés, la bodega con más historia (1842) y prestigio de la comarca. Podrá admirar las impecables instalaciones de Blecua, en busca de la perfección desde su nacimiento. Quedarse epatado tras la visita a la ultramoderna Irius. O confirmar el maridaje entre vino y arte de Enate, una bodega-museo con obras de Antonio Saura, Eduardo Chillida, Antoni Tàpies o Eduardo Arroyo.
4. Enoturismo
Somontano celebra el vino y por ello las actividades relacionadas con el néctar de Baco no terminan en las bodegas. Fundamental, para profanos y neófitos, es el paso por el complejo de San Julián y Santa Lucía, que antaño albergaba el antiguo hospital y la iglesia renacentista de San Julián. Aquí descubrirá todas las posibilidades turísticas y enológicas que ofrece la región para diseñar su ruta a medida, puesto que tendrá a mano la Oficina de Turismo, el Centro de Interpretación del Somontano y el Espacio del Vino de la D.O. Somontano (todo ello enmarcado en el club de las Rutas del Vino de España -ACEVIN-). Visita valiosísima, en definitiva, especialmente si realiza uno de los muchos cursos y talleres de cata disponibles (leer más en Cómo Llegar). En verano, además, el Consejo Regulador ha puesto en marcha un Bus del vino que conecta Zaragoza y Huesca con la comarca. El autobús realiza visitas a villas medievales, direcciones gastronómicas y, por supuesto, ¡bodegas!
5. Gastronomía
Unas migas al aire libre en la Plaza del Mercado un domingo por la mañana o una cena a la luz de las velas en el sótano de una antigua fábrica de chocolate. En Somontano el capítulo gastronómico también es notable. La tierra ha sido generosa con sus productos: Ternasco de Aragón, longanizas y chiretas, el tomate rosa de Barbastro, dulces de almendras, pastillos de calabaza, crespillos... Y siempre, la borraja. Dos direcciones sublimes: Casa Pardina, restaurante comandado por las hermanas Blasco donde cuidan el paladar tanto como la vista, pues desde sus ventanales se obtiene una panorámica privilegiada de Alquézar. Mientras que la Frutería-Bodega del Vero, en el centro de Barbastro, es un lugar entrañable donde saldrá saciado y feliz. Esta antigua fábrica de chocolate es tienda de productos de la tierra en su planta superior y salón de comidas en su mágico sótano iluminado por velas. Entre sus muros centenarios podrá degustar jamón, patés, vieiras, magret escabechado, guiso de capón, chuletones a la brasa, fondue de frutas con chocolate artesano...
6. Deportes al aire libre
La agreste y hermosa grandiosidad del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara no radica en la altitud de sus cumbres sino en las paredes de sus profundos cañones. La práctica del barranquismo es uno de los platos fuertes de las actividades al aire libre en Somontano. Hay para todos los niveles, desde los barrancos de Barrasil o el de cauce seco de Básender para iniciados, al Barranco Fondo, Gorgas Negras y Mascún Superior para expertos. Quienes no sientan ninguna atracción por el riesgo siempre pueden realizar rutas en bicicleta por senderos señalizados, emprender paseos de menos de dos horas por el último tramo del cañón del Vero...
7. Arte rupestre
Sin salir de los cañones, nos quedamos esta vez para contemplar uno de los mayores hitos de su patrimonio artístico. Y es que Somontano posee un legado de arte rupestre reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su intricada orografía ha preservado un conjunto de más de sesenta abrigos con pinturas rupestres de todos los estilos de la Prehistoria europea.
8. Hospitalidad
Olvídese del cliché. En la comarca oscense la Hospitalidad de sus Gentes (indispensable la mayúscula) es uno de los factores que contribuye a hacer de este destino una escapada memorable. Bodegueros, alcaldes, hoteleros y emprendedores de toda índole se han volcado en hacer de su tierra un lugar repleto de rincones auténticos donde el fin último es agasajar, sin artificios, al visitante. Los recursos de la comarca, desde las bodegas hasta los hoteles y restaurantes, pasando por monumentos y museos, cuentan con una calidad y un saber hacer que nada tienen que envidiar a denominaciones más laureadas.
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