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Siete escuelas rurales de La Rioja corren riesgo de cerrarse en años próximos ante la falta de alumnos

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Desarrollo Rural

30 de mayo de 2016 Fuente: laRioja.com

La región ha perdido cinco centros escolares desde el 2004 fruto de la progresiva despoblación del medio rural riojano.

Siete escuelas rurales de La Rioja se mueven en la cuerda floja y podrían cerrar sus puertas en años venideros al contar con un reducido número de escolares. La Consejería de Educación exige un mínimo de cinco alumnos para mantener abierto un centro. De cara al próximo curso 2016-2017 no está prevista ninguna clausura a tenor de las solicitudes de preinscripción que se han formalizado en las distintas escuelas y los niños que continuarán, aunque varias se salvan por poco del temido candado.

Pero esta situación podría llegar en cursos siguientes, ya que siete centros presentan un cupo de alumnado muy ajustado. Según datos facilitados por Educación, el próximo año lectivo se estima que reúnan menos de diez niños las escuelas de San Román de Cameros (5 escolares), Cabretón (5 alumnos), Enciso (6), Viniegra de Abajo (7), Cornago (9), Camprovín (9) y Herce (9).

Cabretón mantendrá este año a 5 alumnos

Cinco localidades ya pasaron por este trance en los últimos doce años. Las puertas de las escuelas de Azofra y Tirgo se entornaron para siempre en el 2004. Zarratón se despidió de su aulario en el 2007, Bobadilla le dijo adiós en el 2013 y en Sorzano las familias prefirieron que sus hijos se trasladasen al colegio de Nalda en el 2014.

La Consejería de Educación exige un mínimo de cinco alumnos para mantener un aulario abiertoEl Gobierno regional aporta mayores ayudas y extiende innovaciones a los CRA para favorecer la pervivencia

El cierre de escuelas es la consecuencia más dolorosa del progresivo despoblamiento del medio rural. Los pueblos viven estas decisiones con pesar, puesto que una clausura significa una pérdida de vida en las localidades afectadas y abre la vía a más bajas de habitantes, entre padres que opten por cambiar de domicilio para evitarles desplazamientos hasta el colegio a sus hijos.

Así que un temor rodea a estas poblaciones curso tras curso. «Es una rueda. Sabemos que si no es el próximo año, será dentro de poco. Hay que reconocerlo y vivir con ello», admite el alcalde de Viniegra de Abajo (uno de los municipios cuyo centro pende de un hilo), Juan Ignacio Martínez. Los libros continuarán guardándose el curso que viene en los pupitres del majestuoso edificio que se levantó hace 108 años con fondos donados por un indiano porque en el pueblo se ha instalado una familia marroquí con cuatro niños en edad escolar, si no la amenaza del candado se hubiera podido materializar. Por esto Martínez anuncia que, al igual que ha ocurrido en San Román, Viniegra de Abajo trabaja para ofrecer una vivienda municipal y un empleo a una familia con niños pequeños que quiera establecerse en la localidad.

Entre los municipios 'amenazados' sobresale el caso de Herce, un pueblo que pese a contar con varias centenas de habitantes (unos 340) no esquiva este riesgo. En su caso el poder de atracción que sobre los jóvenes ejerce Arnedo, situado a sólo 3 kilómetros, juega en su contra.

«Realidad» social

El director general de Educación, Alberto Galiana, acepta el riesgo de clausura de centros rurales como una «realidad» derivada de la distribución poblacional de la región. Galiana no vislumbra cierres inminentes, por lo que señala que la situación actual «nos ocupa, más que nos preocupa».

Asegura que el Gobierno de La Rioja es «enormemente reticente al cierre de escuelas, porque luego resulta difícil volverlas a abrir», y tiende la mano a que la Administración aporte su «granito de arena» para evitar estas decisiones. «Lo vemos como una inversión, no como un gasto». Si bien remarca que a ese «esfuerzo» también tienen que arrimar el hombro «los ayuntamientos, el tejido empresarial y las familias».

El director general de Educación desgrana las líneas que el Ejecutivo regional impulsa para apoyar la pervivencia de estos centros. Entre ellas, cita que en La Rioja el umbral mínimo que se exige para mantener abierta una escuela es de cinco alumnos, frente a los diez que se piden en otras comunidades. Además indica que, en el caso de los CRA, el Gobierno riojano llega a subvencionar hasta el 75% del coste de las obras; en lugar de financiar un máximo del 60% como hace en actuaciones en colegios de municipios más grandes.

«También favorecemos todo lo que podemos el transporte escolar, tratamos de que los proyectos de innovación educativa y enseñanza en inglés lleguen con la misma fuerza a los CRA y que el plan piloto de extensión de la banda ancha ultrarrápida, que se ha desarrollado con el Ministerio, alcance a los centros pequeños y no sólo a los de Logroño y de las cabeceras», completa.

El objetivo atiende a que las escuelas rurales «sigan siendo atractivas», aunque Galiana insiste en que para que perduren requieren un mínimo de alumnos. No sólo porque de lo contrario resultarían inviables en términos económicos, sino también porque «desde el punto de vista pedagógico es empobrecedor, ya que unos niños tiran de otros».

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