Mujeres y desarrollo rural: Apuntes sobre la reflexión actual en Perú
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16 de septiembre de 2009 Fuente: www.sudamericarural.org
En el Perú de los últimos años «lo rural» se hace visible sobre todo asociado a conflictos, que suelen son de carácter medioambiental o vinculados al narcotrafico y la violencia política. En general falta visibilidad de lo rural y prima un desinterés respecto a su problemática en la sociedad peruana y sus organizaciones.
En el Perú de los últimos años «lo rural» se hace visible sobre todo asociado a conflictos, que suelen son de carácter medioambiental o vinculados al narcotrafico y la violencia política. En general falta visibilidad de lo rural y prima un desinterés respecto a su problemática en la sociedad peruana y sus organizaciones.
Ademas de otros factores, la retracción en la investigación aplicada en el ámbito rural se explica por las dificultades para realizar trabajos de campo en las décadas de 1980 y parte de 1990 debido al terrorismo, situación que se fue revirtiendo paulatinamente. Aún así, son pocos las y los investigadoras de centros y universidades que se ocupan sistemáticamente de lo concerniente al desarrollo rural. Uno de los espacios que ha persistido a lo largo de los años es el Seminario Permanente de Investigación Agraria (SEPIA), que desde su fundación anima la investigación y el intercambio sobre la problemática rural. Sin embargo, son muy pocos los estudios que abordan la situación de la mujer.
Hay experiencias desde las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que se dedican a la promoción del desarrollo rural en todas las regionesdel país, pero pero sin lograr constituir una plataforma de acción y una propuesta en materia de desarrollo rural, y las publicaciones sobres sus resultados son escasas (Trivelli 2006). Un esfuerzo reciente es el de La Red de Desarrollo Rural para la Sierra formada por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE) y el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) para promover una estrategia integral de desarrollo rural, que ha producido el estudio “Desarrollo rural para la sierra: elementos para promover una estrategia integral de desarrollo”, que focaliza su acercamiento en el “hogar rural” y, salvo unos pocos indicadores demográficos diferenciados por sexo en la parte del diagnóstico, no contempla la situación de la mujer rural como parte del estudio.
Investigaciones y conocimiento
Una revisión de publicaciones sobre mujer rural, que no pretende ser exhaustiva, revela la enorme dispersión en cuanto a ejes de análisis, que son tantos como los procesos que se dan en el país, específicamente en el espacio rural; también se evidencia que, salvo contadas excepciones, son mujeres quienes se ocupan del tema. Los escasos diagnósticos, estudios de casos, investigaciones y sistematizaciones sobre mujeres rurales que provienen básicamente del accionar de ONGs también son focalizados y parciales y, en general, su prioridad está en visibilizar las brechas de género en el tema específico que abordan (educación, salud, violencia política, participación ciudadana y política, participación electoral, identidad cultural, acceso a la justicia, violencia política, crédito rural, presupuestos participativos, empleo rural, microempresas rurales, etc.).
Por otra parte, resulta evidente que, dada la diversidad del país, no es posible hablar de la “mujer rural” en general, pues la situación varía en función de la región donde viva y los procesos nacionales adquieren particularides regionales. En esa medida, también hay una producción de conocimiento y de experiencias de promoción con mujeres rurales en áreas específicas y muy focalizadas, que no se difunde y, por tanto, no se conoce.
Jeanine Anderson ilustra la situación mostrando los esfuerzos de una comunidad de especialistas en género (usualmente mujeres) al interior del conjunto mayor de personas que contribuyen a la investigación económica y social en el país, expresando que “El género se problematiza y se estudia donde estas investigadoras están y en relación con los temas que ellas trabajan. Fuera de su alcance, no recibe mayor atención. En resumen, el balance refleja: El arrinconamiento del género en ciertos temas y ciertas autoras (excepcionalmente, autores), la escasa interacción entre los especialistas en género y el resto de los investigadores y poco debate en las investigaciones que toman posi¬ciones divergentes respecto de la influencia del género o las maneras de enfocarlo” (El enfoque de género en la investigación del CIES: Balance y Propuestas. Anderson y León, Lima 2006).
Políticas y acciones
Los proyectos de promoción para mujeres impulsados desde las ONG, tanto mixtas como de mujeres, enfatizan programas de crédito para pequeño comercio y menos para producción, los cuales están mayormente localizados en centros urbanos con dinamismo comercial y en entornos rurales. Hay otros proyectos que, impulsando propuestas de desarrollo rural, incorporan a las mujeres en sus actividades.
Desde Lima destaca el trabajo de ONG feministas como el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, que apoya la Red de Mujeres Rurales y del Movimiento Manuela Ramos, que promueve la articulación de organizaciones de mujeres rurales, así como de otras instituciones regionales (departamentales según la división político administrativa peruana) que están en la misma línea, pero no se puede decir que exista una propuesta general que articule el tema de Desarrollo Rural y mujer desde estos espacios.
En cuanto a la política estatal referida al desarrollo rural, uno de los esfuerzos más serios fue la fomulación de la Estrategia Nacional de Desarrollo Rural (ENDR), aprobada el año 2004 por Decreto Supremo. El documento contiene nueve lineamientos estratégicos y el octavo propone la incorporación de los grupos sociales secularmente excluidos de las opciones del desarrollo con mención a las mujeres. En éste, la tercera iniciativa plantea la “priorización de iniciativas orientadas a mujeres rurales cabezas de hogar”. Una vez más la mujer es vista como parte de la población vulnerable.
Recientemente, el gobierno peruano creó mediante Decreto Legislativo el Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural (AGRO RURAL) con el fin de combatir la pobreza rural, con el que se pretende abarcar inicialmente mil distritos del ámbito rural en 20 departamentos del país. De la información disponible sobre el programa se deduce que el enfoque de aproximación es al hogar rural y no reconoce a la mujer rural en su especificidad y, por tanto, desde sus intereses y necesidades. Pese a ello estos proyect
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