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Los micropueblos, un futuro esperanzador

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Desarrollo Rural

09 de mayo de 2016 Fuente: La Conca 5.1

Más de un centenar de personas de toda Cataluña debatieron a lo largo de todo el día sobre los retos, las potencialidades y las perspectivas de futuro.

Artículo de opinión de Joan Nogué, publicado en La Conca 5.1

El pasado 15 de abril el pueblo de Sant Miquel de Campmajor, a caballo entre el Pla de l'estany y la Garrotxa, hospedó el seminario "Los micropueblos: paisaje, urbanismo e identidad territorial", organizado por el Observatorio del Paisaje de Cataluña, con la colaboración de la Asociación de Micropueblos de Cataluña y Ayuntamiento de San Miguel de Campmajor.

Más de un centenar de personas de toda Cataluña debatieron a lo largo de todo el día sobre los retos, las potencialidades y las perspectivas de futuro de los micropueblos, entendiendo por tales aquellos municipios con ayuntamiento propio inferiores a los 500 habitantes. Las intervenciones de los ponentes se pueden escuchar entrando al sitio web del Observatorio del Paisaje de Cataluña (http://www.catpaisatge.net/), dado que todo fue grabado y, una vez editado, colgado en la citada web.

A menudo oímos decir que los pequeños municipios son inviables a todos los efectos y que, por tanto, hay que eliminarlos todo fusionándolos con otros municipios vecinos más grandes, o bien creando de la nada un municipio de mayor dimensión y entidad que provendría de la agregación de varios pequeños municipios preexistentes. Esta es la música de fondo que sentimos a troche y derecho y, de vez sentirla, parece haberse convertido en una verdad irrefutable. Permitidme que discrepe.

Es cierto que la prestación de servicios que pueden ofrecer los micropueblos es limitada, dados los escasos recursos económicos con que cuentan. No lo discuto, pero hay soluciones, que ya se están poniendo en práctica en muchos lugares, como mancomunar servicios, crear centrales de compra, delegar servicios a entidades supramunicipales como los consejos comarcales, etc., etc. Es más que discutible que, ante una realidad objetiva -esto es, la limitación de recursos de las pequeñas haciendas locales-, no haya ninguna otra vía de solución que la supresión pura y dura de la autonomía política. Y, en cuanto al supuesto ahorro que para el erario público representaría esta supresión, lo cierto es que, con la boca pequeña, la mayoría de los expertos reconocen que sería más bien escaso, por no decir insignificante. Allí donde realmente se ahorraría -y mucho-, tanto en cifras absolutas como relativas, es en la racionalización de otros niveles de la Administración... por no hablar del enorme ahorro que implicaría eliminar los continuos solapamientos y duplicidad de funciones y competencias con el Estado. Pero este es otro tema.

¿Por qué, pues, se insiste tanto en esta drástica vía? Sencillamente, porque es la más fácil, la más rápida, la más visible y la que tiene un coste electoral menor, dada la poca población que vive en los micropueblos. Se olvida, sin embargo, todo lo que se puede perder por el camino, que es mucho más que lo que se ganaría: el papel fundamental y primordial de los micropueblos en la vertebración del territorio, su presencia capilar en los rincones más alejados del país, el mantenimiento de unos paisajes (en general) de gran calidad o el hecho de haberse convertido en auténticos laboratorios de nuevas formas de vida y de gobierno del territorio, así como impulsores de innovadoras estrategias de desarrollo local, a menudo acompañadas de nuevos modelos energéticos.

Estos dos últimos aspectos son hoy de rabiosa actualidad y lo estamos viendo en todas partes, cada día: la sociedad está pidiendo -exigiendo- nuevas formas de gobierno de los territorios, más participativas y participadas, más transparentes y, sobre todo, mucho más cercanas al ciudadano. Los micropueblos podrían ser el paradigma de esta nueva manera de entender el gobierno de los espacios de la vida cotidiana. Y, con respecto al tema energético, exactamente lo mismo: la vida en el planeta se complicará en el futuro por culpa de un cambio climático provocado por la contaminación procedente de unas fuentes energéticas que se deben dejar de lado de una vez y ser sustituidas por energías renovables, limpias, descentralizadas y autogestionadas. De nuevo, ¿no podrían ser el paradigma los micropueblos? Yo estoy convencido.

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