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Las comarcas de montaña catalanas han perdido el 9% de su población

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Desarrollo Rural

22 de marzo de 2016 Fuente: ara.cat

Los alcaldes apuestan por incentivar fiscalmente las empresas y atraer el talento

El proyecto para repoblar Solanell es una iniciativa que, en caso de éxito, se podría aplicar en otros lugares de montaña que han vivido una despoblación importante. El reto es ahora cambiar una tendencia de población a la baja en un contexto socioeconómico marcado por una población envejecida, un importante déficit de infraestructuras y un modelo económico que sigue dependiendo demasiado del turismo. Según el Idescat, en los últimos 50 años las comarcas de montaña catalanas -Pallars Jussà, Alta Ribagorça, Pallars Sobirà, Valle de Aran, Alt Urgell y Cerdanya- han perdido un 9% de la población y de cara a los próximos años las previsiones no invitan al optimismo: se prevé que en 2026 sufran un nuevo descenso de población del 5,4%.

Los representantes políticos de la zona piden que se pongan en marcha propuestas para cambiar esta situación, como por ejemplo aumentar la financiación de los ayuntamientos, mejorar las comunicaciones, incentivar fiscalmente a las empresas para que se instalen en la montaña y modernizar sectores como la agricultura y la ganadería. Son reivindicaciones que se pusieron de manifiesto durante el II Congreso de la Asociación Española de Municipios de Montaña que se celebró en Lleida el 12 de febrero. "La montaña no se entiende sin gente que viva. Hay una diferencia muy sustancial entre lo que recibe un habitante de la ciudad y un habitante de la montaña, que sale muy perjudicado en este reparto de recursos ", explica Paco Boya, presidente de la entidad. "Se podría recompensar fiscalmente a las empresas que se instalen en la montaña como se hace en muchos países de Europa", añade.

Infraestructuras vitales

Para que las empresas se instalen, sin embargo, las comarcas de montaña deberían tener unas infraestructuras a la altura. "Carreteras como la N-230 y la N-260 son clave para el desarrollo económico y social de la zona y necesitan una modernización", explica Gerard Sabarich, vicepresidente de la Diputación de Lleida. El ente provincial y la Diputación de Huesca han acordado hacer un frente común para reclamar mejoras en la N-230, que une Lleida y Francia por el Valle de Arán, al tiempo que piden que se avance en la construcción de la autovía A-14, un proyecto que acumula retrasos importantes. "Hay pueblos que tienen una carretera que cae, internet todavía no llega a todas partes y en algunos lugares incluso cuesta que llegue la señal de la televisión", critica Boya.

Sin embargo, Carlos Barrabés, emprendedor aragonés, cree que la captación de talento en las montañas es mucho más decisiva que las infraestructuras. "Las carreteras son importantes, pero el talento aún lo es más. Hace falta atraerlo y formar más ", explica Barrabés, que apunta a que la gran pregunta es cómo atraer este talento. Barrabés pone como ejemplo la fundación de una empresa de negocios en el Pirineo aragonés que ha impulsado una docena de proyectos y que ha formado unas 5.000 personas.

Según Barrabés, las zonas de montaña están en un momento de transición y aún es pronto para saber hacia dónde evolucionarán. "El sector del turismo funciona pero es insuficiente para mantener una comunidad que se caracteriza por la desigualdad y la despoblación", dice Barrabés, que apuesta por atraer profesionales con trabajos relacionados con la agricultura ecológica, el trabajo a distancia y la construcción de marcas y productos que recojan la herencia de los lugares de montaña. "Los territorios evolucionan porque la gente tiene la capacidad de reinventarse y ahora estamos a la mitad del proceso para volver a revivir los pueblos de montaña", concluye.

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