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La trampa de desarrollo que acecha a tres regiones de España ante la imparable fuga de talento y población

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Desarrollo Rural

10 de julio de 2024 Fuente: El Economista

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Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura son las tres CCAA que sufren este mal: pierden población en general, pero sobre todo jóvenes cualificados. Existe el riesgo de que estas regiones se queden atrás en términos de renta.

El invierno demográfico acecha prácticamente a todos los países desarrollados. Sin embargo, este impacto no se está produciendo de la misma forma en todos ellos, ni siquiera dentro de la propia Europa, una de las regiones más afectadas por el envejecimiento de la población. Dentro de la Unión Europea hay algunas regiones que son más vulnerables a los efectos negativos del cambio demográfico, y dentro de estas regiones hay tres españolas que verían lastrado su desarrollo económico de forma notable. Concretamente, un estudio elaborado por el think tank del Parlamento Europeo identifica a Extremadura, Castilla La-Mancha y Castilla y León como regiones en riesgo de caer en lo que llaman la 'trampa de desarrollo de talento' por la imparable fuga de talento y la pérdida de fuerza laboral joven que sufren.

Desde las instituciones europeas se pide abordar los desafíos demográficos específicos a los que se enfrentan las regiones que están caracterizadas por sufrir unos niveles de PIB más bajos, un mayor envejecimiento de la población, una transición de su sistema productivo o que presentan tasas de desempleo más altas. "Las regiones afectadas por estos fenómenos se enfrentan a problemas graves, como la reducción de su población en edad de trabajar o la fuga de cerebros, lo que puede provocar que estas regiones queden rezagadas y, finalmente, entren en la llamada 'trampa del desarrollo del talento'", aseguran los economistas del departamento de estudios del Parlamento Europeo.

El documento subraya que el riesgo de caer en la trampa de desarrollo se presenta en las regiones rurales que se ven afectadas por lo mayor migración (fuga de cerebros o éxodo rural) de las cohortes de población entre 20 y 39 años, que habitualmente se trasladan desde estas regiones rurales a otras urbanas para continuar sus estudios o encontrar trabajo.

¿Dónde van los jóvenes?

La tasa de emigración neta anual de población joven en estos territorios es superior al 2%. ¿Dónde van? Javier San Martín, profesor de EAE Business School e investigador en Desarrollo Rural, explica que los jóvenes del entorno rural se dirigen principalmente a las grandes ciudades y en menor medida salen de nuestras fronteras, mayormente cualificados (médicos e ingenieros) y formados con el esfuerzo de las arcas públicas de cada región. También hay "una pérdida de personal de oficios cualificados como albañiles o mecánicos que también son deficitarios en España".

El informe destaca que, con tales tendencias, las regiones rurales pueden esperar enfrentarse serios desafíos relacionados con el envejecimiento vinculados a una fuerza laboral potencial cada vez menor. Entre esos desafíos destaca la menor proporción de personas con educación superior ante la emigración de personas jóvenes y bien educadas, lo que pone a las regiones en riesgo de caer en una trampa de desarrollo de talento.

El análisis del Parlamento Europeo apuesta por centrar en estos territorios los fondos de cohesión, la histórica línea de financiación centrada en desarrollar a las regiones más pobres que el promedio europeo. Lo hace con una advertencia: "las regiones de renta media se enfrentan a una 'trampa de la renta media', que les lleva a tener problemas con una población en retroceso, industrias débiles, bajo crecimiento, innovación, competitividad, productividad, calidad institucional, falta de progreso hacia una transición justa y mayor susceptibilidad a la crisis", apuntan.

"Es un gran fracaso como país y como gobiernos locales el no saber retener el talento y encima dejarles que se vayan pensando que no han tenido ningún apoyo de su territorio o de su país que les deja sin trabajos de calidad y, por tanto, sin opciones de futuro en las que desarrollar sus competencias", explica el profesor San Martín.

Así es la trampa de desarrollo

El informe señala que una región se encuentra en una trampa de desarrollo de talento si sufre estos tres 'males': una reducción media anual de más del 7,5% en la población de entre 25 y 64 años; tiene una proporción de la población de entre 25 y 64 años con educación superior inferior a la media de la UE; y tiene una población de entre 25 y 64 años con educación superior que ha crecido menos -es decir, el peso de la población con estudios universitarios no crece al mismo ritmo que en Europa- que el promedio de la UE entre 2015 y 2020. Por otro lado, las regiones en riesgo de sufrir esta trampa simplemente tienen que presentar una tasa de emigración neta promedio anual de más del 2% de las personas entre 15 y 39 años. Es decir, un éxodo de población joven.

El panorama también es delicado en buena parte del continente. Italia es uno de los casos más preocupantes del Viejo Continente, ya que está teñida de rojo en regiones de norte a sur: Piemonte, Umbria, Calabria o Sicilia pierden población de todas las edades de forma generalizada y su nivel educativo es inferior al promedio europeo. Francia está en 'riesgo' medio en el centro y alto en las regiones del noreste. Varias regiones alemanas que antiguamente formaban parte del territorio comunista están hoy encorsetadas en una pérdida generalizada de talento y trabajadores, como así lo están los países del Este como Croacia, Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia o Hungría.

El caso específico español

El informe identifica 46 regiones que se encuentran en una trampa de desarrollo de talento y otras 36 regiones en riesgo de caer en una trampa de desarrollo de talento debido al éxodo significativo de personas entre 15 y 39 años. Aquí es donde aparecen las tres regiones españolas: Extremadura, Castilla La-Mancha y Castilla y León. El Instituto Nacional de Estadística y el Censo llevan años revelando la pérdida de población joven de estas regiones, una población que en buena parte termina enriqueciendo el capital humano de grandes capitales como Madrid o Barcelona.

Aunque sea anecdótico, cabe mencionar como dato revelador que, por ejemplo, Castilla y León ha perdido desde que se convirtió en comunidad, hace ya 41 años, más de 200.000 habitantes, el -7,72% del total. Por contra, Madrid, Cataluña y Andalucía han ganado más de dos millones de habitantes cada una y casi 6,5 millones en conjunto desde que son autonomías.

También existe literatura al respecto publicada por Miguel González-Leonardo (International Institute for Applied Systems Analysis, Austria), Antonio López-Gay (Universitat Autònoma de Barcelona y Centre d'Estudis Demogràfics) y Albert Esteve (Centre d'Estudis Demogràfics y Universitat Autònoma de Barcelona), que en 2023 realizaron un profundo análisis en su trabajo 'Interregional migration of human capital in Spain' de estos movimientos para concluir que "las tasas de emigración e inmigración han aumentado a lo largo de las últimas tres décadas en todas las comunidades autónomas, un hecho que pone de manifiesto un crecimiento generalizado de los movimientos interregionales.

Sin embargo, los flujos de salida han aumento en mayor medida que los de entrada en Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha (tres regiones que identifica el think tank del Parlamento Europeo), exacerbando las tasas netas de migración negativas. Las tasas netas descendieron de un -4,25 a un -9,5% entre 1990-1996 y 2014-2018 en Castilla y León, de un 2,2% a un -8,1% en Castilla – La Mancha, y del -0,5% al -10,1% en Extremadura", destacan estos expertos.

El tejido productivo de estas regiones, con una mayor intensidad del sector primario y otras ramas que no demandan capital humano altamente cualificado es incapaz de ofrecer las oportunidades a todos esos jóvenes que terminan emigrando a otras regiones de España que ofrecen más oportunidad y, también hay que decirlo, un ocio más extenso y adecuado a los patrones de consumo de la población joven.

De este modo, las regiones más urbanizadas, con un PIB per cápita más elevado y con mejores servicios y ocio han ganado población de forma notable: "La Comunidad de Madrid ha experimentado la dinámica contraria, registrando un aumento en el número de entradas, especialmente desde la crisis de 2008, con una tasa de migración neta positiva del 10,7% en 2014-2018, mientras que los valores se situaban en torno a cero antes de la crisis. Las Islas Baleares registraron su auge inmigratorio en 1997-2001, con tasas más bajas, aunque positivas, entre 2002 y 2013, que volvieron a aumentar en 2014-2018. En Cataluña, la migración neta mostró valores cercanos a cero en la mayor parte del período estudiado, aunque con un ligero aumento a partir de 2014, y una tasa del 2,9% en 2014-2018", señalaban estos profesores de universidad.

Por contra, el saldo vegetativo (nacimientos menos fallecimientos) del entorno rural ha dado la vuelta por completo: de sumar casi 50.000 personas por año a restar 50.000 personas por ejercicio, según analiza Funcas para los pueblos con menos de 10.000 habitantes. Y el problema está en el éxodo de personas fértiles, además de en la pérdida de natalidad, un índice que lleva cayendo en España desde el 'baby boom' y que prácticamente sostienen las madres extranjeras. Además, en el entorno rural hay menos mujeres en edad fértil que hombres (92 por cada 100) que en las urbes, donde la proporción es casi equitativa.

¿Cómo atraer a los jóvenes de vuelta? La gran pregunta. Europa quiere 'afinar' los esfuerzos de los fondos de cohesión en estas regiones que se están quedando rezagadas. El profesor San Martín pone en valor la llegada de inmigrantes como "llave" para repoblar las zonas rurales y también propone que los Ayuntamientos faciliten vivienda asequible, "lo que nunca van a encontrar en una gran ciudad". "Ahí tienen una buena oportunidad para frenar la despoblación", sentencia el experto en desarrollo rural.

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