La lucha para ver la televisión en Santa Maria de Miralles (Barcelona)
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26 de enero de 2016 Fuente: ARA.cat
Santa Maria de Miralles es un pequeño pueblo de 140 habitantes de la comarca de la Anoia.
- Situado en una de las zonas oscuras de cobertura, los vecinos de este municipio de sólo 140 habitantes de la Anoia han tenido que hacer lo imposible para poder recibir la señal de la TDT o tener internet en casa
Santa Maria de Miralles es un pequeño pueblo de 140 habitantes de la comarca de la Anoia. Está situado a 17 kilómetros de Igualada, dirección Valls, a pie de la carretera C-37, en el Valle de Miralles y rodeado de bosques, viñedos y pequeñas colinas. El más alto, la Aguja Gruesa, hace 867 metros.
Con la silueta de Montserrat de telón de fondo, sus habitantes están furiosos porque en plena era de las nuevas tecnologías de la comunicación no pueden disfrutar en su casa de algunos de estos privilegios, como ver la televisión o disponer de internet. Bueno, sí pueden, pero haciendo piruetas e inmersión en un mundo para muchos de ellos desconocido, y pagando más de la cuenta para disponer de estos servicios, hoy en día, básicos. En Santa Maria de Miralles, con respecto a este problema, se hace bueno el dicho de "pagando San Pedro canta".
"Con la primera apagón analógico perdimos los pantalones, y con la segunda, la camisa; ahora no llevamos nada de nada ", resume de manera muy gráfica el alcalde del municipio, Pedro Argelich, independiente dentro de la lista de Convergencia Democrática.
El calvario por los habitantes de esta pequeña población que no dispone de un núcleo urbano homogéneo, sino que está formado por un centenar de casas dispersas por todo el término municipal, comenzó en 2009, cuando se anunció que a partir de el 1 de enero de 2010 sólo se podría ver la televisión a través de la televisión digital terrestre (TDT).
Al prever la tragedia, y tercos como una mula, en los tres últimos meses de 2009 el Ayuntamiento envió cada día, vía mail, una carta a los correspondientes departamentos de la Generalidad alertando de los días que quedaban para el apagón analógico. "Nos regañó por ser tan persistentes, se sintieron ofendidos", recuerda Argelich, que en aquel momento no era el alcalde del municipio.
"Dicen que somos zona oscura, que la señal pasa por aquí pero es tan fuerte que no pueden captar las antenas y que la solución radica en instalar un repetidor" PERE ARGELICH, ALCALDE
A pesar de esta insistencia y pese dirigirse también escritos al Síndic de Greuges ya la Secretaría de Telecomunicaciones para la Sociedad de la Información del Ministerio de Industria, no han conseguido nada de nada. Sí se han hecho varios estudios sobre el problema -el último de los cuales lo está elaborando la Diputación de Barcelona- "pero nada de esto ha aportado ningún elemento práctico", se lamenta Argelich. Una vez analizados los datos de estos estudios, "dicen que somos zona oscura, que la señal pasa por aquí pero es tan fuerte que no pueden captar las antenas y que la solución radica en instalar un repetidor. Como somos pocos vecinos, no les sale a cuenta ponerlo ", expone el alcalde. El Ayuntamiento, que cuenta con un presupuesto anual de 249.000 euros, tampoco puede afrontar este gasto adicional.
Solución parcial
Para poder ver más o menos bien la televisión, los mirallencs no les ha quedado más remedio que recurrir a los profesionales y pedir que los instalen una antena parabólica -la mitad del coste, unos 200 euros, en la mayoría de los casos lo ha asumido la Generalitat- y contratar alguno de los paquetes que ofrecen las plataformas de televisión privadas. "Lo mismo que han tenido que hacer con internet, porque para disponer de wi-fi en los hogares se debe contratar una empresa privada, al margen de la que tienen de teléfono", afirma el alcalde.
Hablando con los vecinos das cuenta de que hay tantas casuísticas como habitantes tiene el pueblo. En el restaurante Miralles, que gestiona en Conrad Solé, la televisión se ve, pero después de manipular la antena. "En cambio, en Igualada, que es donde vivo, sin haber hecho nada veo todos los canales", argumenta. Salvador de las Casetas de Cal Domingo puede ver la televisión porque tiene instalada una antena parabólica, y es que anteriormente con la TDT sólo veía tres o cuatro canales. José Gómez asegura que la TDT sólo se ve "a ratos". "A veces estás viendo un programa y de repente desaparece la señal; en verano es mucho peor porque casi no se ve nada de nada ", remacha. Afectado desde que se tuvo que resintonizar la TDT a principios del año pasado, no le ha quedado más remedio que rascarse el bolsillo y, él también, poner una antena parabólica.
Juan Carlos Santano, concejal de Consumo, Innovación y Nuevas Tecnologías del ayuntamiento, también se vio afectado por la nueva resintonización porque de repente sólo podía ver en TDT "los canales de TV3". Para poder disponer de más canales ha tenido que instalar un decodificador y abonarse a una plataforma de pago, el mismo que ha tenido que hacer Yolanda Gómez, que, a pesar de reconocer que "el Ayuntamiento está haciendo todo lo que puede para encontrar una solución difícil ", lamenta que" sólo pueda ver la televisión pagando ".
Robos recurrentes
Al margen de las dificultades tecnológicas y de comunicación, el Ayuntamiento de Santa Maria de Miralles, que cuenta en su término municipal con un castillo del siglo X y dos iglesias, una de románica, la del castillo, y una de gótica, la de San Romano, no dispone de alumbrado público ni de red de alcantarillado para que cada casa tiene sus propios pozos para eliminar las aguas negras. Además, tiene otro quebradero de cabeza: evitar que los roben los focos que iluminan el castillo, dos luces valorados en unos 300 euros cada uno que servían para destacar de lejos la silueta del monumento más característico del municipio. El consistorio ha decidido no reponerlos para evitar jugar al gato y al ratón con los ladrones.
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