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La despoblación de montaña revela falta de valores, expone el catedrático Martínez de Pinzón

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Desarrollo Rural

13 de enero de 2015 Fuente: La Gran Época

Parlamentarios españoles analizan con expertos del paisaje geográfico histórico el despoblamiento de las montañas en España.

  • El catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) fue invitado por la X Legislatura de España, que busca desarrollar nuevas medidas

El "déficit de montaña en la cultura española", radica "sobre todo en el proceso de formación de nuestra cultura contemporánea, es decir, en el siglo XVIII y hasta bien avanzado el XIX", destacando en ello una "falta de valoración cultural", expresó el catedrático emérito de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Eduardo Martínez de Pisón, en el texto citado por el Senado: El Paisaje Valores e Identidades.

El geógrafo expuso el 12 de enero ante la X Legislatura, donde la Comisión Especial de Estudio anunció que con ello busca desarrollar medidas para evitar la despoblación de estas zonas. Participan también sobre el tema otros especialistas reconocidos: Valentín Cabero Diéguez, José Arnáez Vadillo, Fernando Collantes Gutiérrez, María Josefina Francisca Rodríguez Galdo y José Emilio Guerrero Ginel.

Para entender la complejidad que este fenómeno significa en España, Martínez de Pinzón describió en el documento su visión de lo que la montaña significa para el ser humano.

"Para la mirada moderna, el paisaje es la expresión de un proceso y un orden que, además de natural e histórico, es un orden de valores, un orden estético y moral. Y ese orden atañe también al ámbito de las identidades, al universo de las cualidades y valores en las que se proyectan y se reconocen las sociedades. Se encuentran así conexiones y correspondencias entre los paisajes y los grupos humanos, con sus caracterizaciones colectivas y sus desenvolvimientos históricos y nacionales", señaló el catedrático.

Bajo este concepto, explicó: "Nuestra ausencia internacional y alrededor de las grandes montañas europeas occidentales, que en parte están incluso en nuestro territorio, es evidente".

"De ello se derivan, por un lado, una carencia, una disociación, una tardanza y una falta de extensión en la valoración cultural del paisaje de la montaña, con sus demás implicaciones en significados más generales de los espíritus ilustrado y romántico", agregó.

Sin embargo, hay algunos sitios de montaña reconocidos en el país. Sobre ellos sostuvo que "cuando se hace la incorporación, centrada en ciertas montañas españolas, adquiere caracteres derivados muy peculiares y particularmente intensos, sin duda selectos, aunque minoritarios como corriente, porque otra cosa no era ni es posible. Somos herederos de esta historia".

En el documento, el catedrático expuso expresiones de Unamuno, donde destaca que para reconocer la montaña históricamente se habían propuesto excursiones, que estimularían los valores patrióticos.

"Cóbrese en tales ejercicios y visiones ternura para con la tierra; siéntase la hermandad con los árboles, con las rocas, con los ríos; se siente que son de nuestra raza también, que son españoles. Las cosas hacen la patria tanto o más que los hombres. Visitando Yuste el año pasado, visitando después Guadalupe, sentí primero toda la épica melancolía del ocaso del imperio de Carlos I, y sentí después toda la íntima fuerza de aquel anhelo, que lanzó a la recién descubierta América a tantos aventureros extremeños", dijo Unamuno, según la cita del documento.

A la vez el catedrático español mencionó que el paisaje de montaña fue asociado por los literatos a especiales características de sus habitantes.

"Mirad ese rabadán, envuelto en su capa recia y parda, silencioso todo el día, durante todo el año, contemplando un cielo azul, sin nubes, ante el paisaje abrupto y grandioso de la montaña, y tendréis explicado el tipo de campesino castellano castizo, histórico: noble, austero, grave y elegante en el ademán; corto, sentencioso y agudo en sus razones", escribió Azorin, en otra de las citas.

Martínez de Pinzón destacó la montaña en el ejemplo de la ruta del "Camino de Santiago", que ofrece una belleza singular al peregrino.

Para otros más lejanos a los valores de estos paisajes y la vida en su entorno, la visión se revela desde otro ángulo. En su escrito expuso las palabras de G. Borrow en el libro 'La Biblia en España', que data antes de mediar el XIX: "Tan grande es la soledad de La Granja que los jabalíes de los bosques próximos y en especial de la montaña cubierta de pinos... con frecuencia llegan hasta las calles y plazas, y aguzan sus colmillos contra los pilares de los soportales".

El geógrafo cita además otras expresiones de Unamuno, para quien el mar era símbolo de "lo inacabable inmutable", y la montaña, "lo eterno", y aquellas de García Mercadal, quien en 1923 definió que la llanura lucía "descarnada abierta al Sol y viento", mientras que la montaña era "la vivencia de lo sublime".

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