La burocracia asfixia a los pequeños pueblos: «Arreglar una tubería puede tardar seis meses por los papeleos»
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29 de abril de 2025 Fuente: eldiario.es
Las corporaciones municipales de los pequeños municipios denuncian que el aumento de las exigencias administrativas frena la actividad de los pueblos y les deja fuera del acceso a ayudas públicas al no disponer de tiempo ni recursos para solicitarlas.
Artículo de María Bosque Senero, publicado en eldiario.es
“Para reparar una tubería en una calle, una obra que tarda en realizarse una semana, se te van seis meses previos entre trámites, burocracia y esperas”. Esta es la experiencia de Víctor Corbacho, alcalde de Las Pedrosas durante dos legislaturas, y ahora concejal en el ayuntamiento de esta localidad de la comarca de Cinco Villas en la que residen cerca de 100 habitantes. La opinión de este alcalde la comparten otros muchos y muchas primeras ediles, sobre todo, los que están al frente de localidades pequeñas porque “se exige la misma burocracia a un pueblo de menos de cien habitantes que a la ciudad de Zaragoza”, añade Antonio Márquez, alcalde desde las elecciones de 2023 en la localidad de Marracos.
Cada vez hay más pueblos con menos población en Aragón. Según los datos del último informe del Instituto Aragonés de Estadística (IAEST), 209 municipios aragoneses tienen menos de cien vecinos. Son un 45% más que hace dos décadas, cuando la cifra era de 144. El informe “Medidas de lucha contra la despoblación y el reto demográfico en Aragón” publicado por la Cámara de Cuentas de Aragón, en diciembre de 2024, apunta textualmente que “la despoblación afecta profundamente a las zonas rurales, motivado por el asentamiento de su población en zonas industriales al ofrecer más oportunidades laborales y mejores servicios”.
“Nos piden que dotemos de servicios a los pueblos, pero no hay flexibilidad en los trámites, las barreras van en aumento y no parece que esto pueda a ir a mejor, más bien todo lo contrario”, razona Víctor Corbacho. El ahora concejal pisó por primera vez el ayuntamiento de su localidad cuando tenía 27 años: “Empecé como concejal porque quería hacer algo por mi pueblo, no podemos dejar que se vayan muriendo, son nuestras raíces”, explica este informático que ahora tiene 41 años y que desde 2020 vive en Las Pedrosas: “Antes pasaba la mitad de la semana en Zaragoza y la otra mitad en el pueblo, pero ahora ya voy y vuelvo al trabajo cada día y vivo fijo en Las Pedrosas, está a media hora, y la calidad de vida que me ofrece el pueblo me compensa”, añade.
Los pueblos demandan flexibilidad burocrática para poder respirar
El concejal de Las Pedrosas, Víctor Corbacho asegura que desde 2015, cuando comenzó su primer mandato como alcalde, hasta la actualidad ha notado un cambio “a peor” en cuanto a las exigencias burocráticas a los municipios: “Es un freno para los pueblos, todo son papeleos, permisos inspecciones, normativa, vamos para atrás en este sentido, se te comen los recursos”, lamenta Corbacho.
Una opinión que comparte Antonio Márquez, alcalde de la vecina localidad de Marracos, que en un año y medio en la alcaldía ya ha comprobado que “se exigen los mismos trámites a un pueblo de cien habitantes que a la ciudad de Zaragoza”, algo que lamenta, porque, como explica con este ejemplo el que fue su homólogo en Las Pedrosas: “No puede ser que tengamos una secretaria compartida con la localidad de Puendeluna y que esté más del 70% del tiempo dedicada solo a trámites, así es imposible llegar a todo y hacer lo que de verdad se necesita hacer en los pueblos pequeños”.
Unos trámites que se dilatan más si cabe en el tiempo cuando implican a varias administraciones públicas; comarcas, diputaciones, gobierno autonómico y central, etcétera. “Nosotros hemos tenido que dejar pasar algunas ayudas y subvenciones porque exigen dar tantos pasos y presentar tanto papeleo que no hemos tenido tiempo material para poder solicitarlas”, confiesa el exalcalde de Las Pedrosas. Y sin esas aportaciones económicas es “complicado” poner en marcha actividades, dotar de infraestructuras y mantener las ya existentes en localidades con recursos económicos limitados por la baja población que registran.
A pesar de las limitaciones de tiempo, si es un alcalde joven o que se “maneja bien con las nuevas tecnologías”, afrontar ciertos pasos es “más accesible”, reconocen los afectados. Algo que no sucede en localidades pequeñas con alcaldes o alcaldesas de mayor edad que terminan tirando de la ayuda de “vecinos, familia o conocidos” para solventar algunas de las exigencias a las que se enfrentan con la llegada de las nuevas tecnologías. Por eso, la figura de los secretarios y secretarias, en la mayor parte de los casos compartidos entre varias localidades, es tan importante para que los trámites lleguen a buen puerto, y con ellos, algunas partidas de dinero público con las que realizar inversiones en mejora de suministros, servicios e infraestructuras de ámbito municipal que de otra manera sería casi imposible costear.
Ante esta situación que “va a peor”, alcaldes y concejales han mostrado su malestar a las administraciones más directas, las comarcas: “Es un problema del que siempre hablamos, todos estamos de acuerdo, pero al final del debate no se hace real nada para solucionarlo”, lamenta Corbacho. Los afectados piden a las administraciones competentes y al Estado flexibilidad para los pueblos, sobre todo aquellos que tienen poca población. Una flexibilidad que Víctor Corbacho reclama también para trabajadores autónomos en el rural, explotaciones agrarias y servicios: “Piden los mismos requisitos para poner una tienda en Las Pedrosas que una en el Paseo Independencia de Zaragoza. Una inversión de 40.000 euros para abrir un establecimiento en un pueblo es un freno porque ¿cuándo los va a recuperar esa persona con la población que hay en Las Pedrosas?”, sentencia el concejal que, al igual que Márquez, piden “medidas razonables y realistas”, diseñadas desde el conocimiento del rural y pensando en las necesidades y las posibilidades de las zonas menos pobladas.
Alcaldes y concejales que hacen “magia” literalmente
En los municipios de menos de 100 habitantes la corporación municipal está compuesta por dos concejales y un alcalde o alcaldesa. Personas que, a menudo trabajan y que compaginan su labor al frente del ayuntamiento con sus oficios y puestos laborales. “Cuando trabajas por cuenta propia, si es alguien del pueblo dedicado a la agricultura o ganadería, hay épocas en las que dispone de algo más de tiempo, pero cuando trabajas por cuenta ajena como es mi caso la cosa se complica porque las administraciones también trabajan de 08:00 a 15:00 y hacer los trámites requiere de un tiempo del que a veces no dispones”, explica Corbacho. Un tiempo que terminan sacando estirando minutos, tirando de favores y haciendo de hombres y mujeres orquesta.
Durante los ocho años que Víctor Corbacho estuvo al frente de la alcaldía de Las Pedrosas intentaron “que hubiera actividades entre semana para que los vecinos tuvieran una buena oferta cultural”, recuerda este joven, que también, entre otras muchas actuaciones, impulsó durante su mandato las tres rutas senderistas que circundan la localidad, la recuperación del pozo de hielo y el horno de yeso, la adecuación de la plaza, el reacondicionamiento de la pista deportiva, la ampliación de las piscinas y la instalación del bar, el arreglo de pasos y caminos, y la burocracia derivada de la instalación de cuatro parques eólicos que han dado “algo de aire” a las arcas municipales: “Pasamos de tener un presupuesto de 136.000 euros en 2015 a casi 300.000 en la actualidad”, comenta el ahora concejal, que se siente especialmente orgulloso por el ascenso de otra cifra, la del número de habitantes: “Cuando entré en la alcaldía había 82, cuando salí rozábamos el centenar”, algo que siempre es motivo de alegría en lugares donde cada número cuenta.
Desde 2023, momento en el que se celebraron los últimos comicios, en Marracos se han llevado a cabo varias intervenciones de ámbito público que “responden a necesidades que nos han ido trasladando los vecinos”, explica Antonio Márquez. Hijo del pueblo “de toda la vida”, este alcalde tiene 43 años y, debido a una situación personal y laboral específica, dispone de tiempo para poder dedicarse de lleno a la alcaldía de su municipio. “Es como si hiciera una jornada laboral de ocho horas diarias, y hay veces que me falta tiempo”, comenta el primer edil. Con cerca de 100 habitantes, Marracos cuenta ahora con una pista de pádel, servicio de estética para personas mayores de la localidad y una escuela de verano para los niños de las familias de jóvenes que pasan la época estival en las casas del pueblo; algunas se han vuelto a abrir a raíz de este impulso.
Pero nunca llueve a gusto de todos, tampoco en los lugares pequeños, y, “a veces las personas mayores del pueblo no ven importantes algunas actuaciones, aunque pasado un tiempo si ven que tienen uso y que la gente está contenta, las apoyan”, explica Márquez, que reconoce que una de las luchas que todo alcalde rural libra con más dificultad es la de “encontrar el equilibrio entre lo que necesitan las personas que llevan toda la vida en la localidad, y las demandas de las nuevas generaciones que vuelven a vivir al pueblo y que tienen unas necesidades diferentes para sentirse a gusto”.
Tener instalaciones, actividades y servicios que están atrayendo a gente nueva al pueblo, que a su vez le dan vida y lo mantienen, se debe en gran parte a la dedicación del alcalde y de los dos concejales, que junto con la figura del secretario “hemos intentado acceder a todas las ayudas, subvenciones, y demás recursos que hay para los pueblos y para sus habitantes”, apunta Márquez. Una labor no exenta de altas dosis de paciencia y de insistencia: “pido y al final vamos consiguiendo”, sonríe el edil.
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