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Hijos de la aldea gallega, bebés itinerantes

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Desarrollo Rural

13 de mayo de 2016 Fuente: Faro de Vigo

La falta de servicios para la primera infancia obliga a los padres del medio rural de Galicia a desplazar cada día a sus hijos a localidades con guardería.

Antía y Lara son las madres de dos niños que han nacido en el rural y serán criados en el rural. Son un ejemplo de familias que nadan a contracorriente en pueblos en los que la caída de la natalidad ha ido recortando servicios. Para que sus padres puedan trabajar, los niños tienen que criarse con los abuelos o viajar a pueblos vecinos donde consigan plaza de guardería.

Lara Raña y Antía Lodeiro son vecinas puerta con puerta en Beade, concello de O Ribeiro con 451 habitantes según el IGE y solo 7 niños menores de 4 años empadronados. Hace años que cerró el colegio y algunos de los niños que un día se educaron en él son hoy padres que tienen que ingeniárselas para poder dar a sus hijos la infancia rural que ellos tuvieron. Son padres que no quieren renunciar a las ventajas que les ofrece el pueblo. Aunque sea a costa de importantes desventajas. En Beade, como en 52 ayuntamientos más de la provincia de Ourense no hay escuela infantil ni guardería.

Antía y Lara, son madres de dos de los contados niños que hay en Beade. Ambas comparten que son madres, que tienen un puesto de trabajo y que quieren seguir viviendo en el rural. ¿Pero cómo conciliar la vida familiar y laboral donde no existe ningún servicio de atención a la infancia? ¿Dónde dejan a sus hijos cuando se van a trabajar? Si ya es difícil compaginar horarios en la ciudad donde hay servicios de guardería a la vuelta de la esquina, en el rural es todavía peor. En el casos como los de Antía y Lara, planificar la conciliación implica estar al tanto de todos los servicios que ofrecen los municipios vecinos y tener siempre a mano un mapa de carreteras.

Antía, por ejemplo, ha contado con sus padres y suegros durante dos años pero quiere que su niño empiece a ir ya a la guardería. Lara, que es maestra de Infantil, no tiene la opción de los abuelos porque sus padres están en Alicante y sus suegros también trabajan. Su hija no ha cumplido todavía el año y ha podido llevársela a trabajar con ella a Toén pero su contrato finaliza este año y como ella dice "¿quién sabe cual será mi situación el curso que viene?".

En ambos casos el padre también trabaja y lo que tienen claro ambas familias es que quieren vivir en Beade, una cuestión, por el momento irrenunciable.

Así que cualquier opción de guardería implica rodar con el coche antes de iniciar la jornada laboral. Ribadavia está descartado porque hay pocas plazas y largas listas de espera. Las alternativas está en Quins (Melón), Arnoia, O Carballiño. Todas implican rutas de 10 o más kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. "Es lo que tiene ser madre en un pueblo, tienes que estar siempre pendiente de lo que abre, de qué guardería está más cerca, de sí exigen que el niño esté empadronado...", apunta Antía.

Por eso ven muy necesaria la Casa Cuna: "Sería lo ideal, lo que no tiene sentido es hacer kilómetros cada día para que tu hijo esté atendido mientras vas a trabajar", señala Lara. "¿Y como hacemos si nos llaman porque le sube la fiebre?", se preguntan.

Es sin duda una de las asignaturas pendientes del rural. Ofrecer servicios a las familias para evitar que, como dice Antía, "nos pasemos la vida dando vueltas con los niños". Y no solo se trata ir de un lado para el otro con el hijo a cuestas, apunta Lara, "también es un gasto de kilómetros que hay que añadir al precio de la guardería".

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