Entrevista a los responsables del proyecto LIFE Renaturwat: «El empleo de humedales artificiales aporta beneficios adicionales a la gestión sostenible del agua»
Contenido principal
31 de mayo de 2024 Fuente: REDR

El proyecto Life Renaturwat está incluido en la ‘Guías de actuación y buenas prácticas en la gestión de los recursos hídricos’ de la campaña ‘Tic-tac el agua es finita’ impulsada por REDR.
El proyecto Life Renaturwat (2020-2024), coordinado por la Universidad Politécnica de Valencia, está desarrollando una tecnología de humedales artificiales para implementar la economía circular en el sector de la depuración utilizando Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN).
Se trata de reutilizar los lodos desechados en las potabilizadoras, y utilizarlos como un filtro que elimine los contaminantes de las aguas depuradas, eliminando así el uso de más coagulantes en la misma Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR). Además, estos fangos se integran en un humedal, contribuyendo a la renaturalización del efluente y mejorando la biodiversidad biológica. Por tanto, al final de este proceso no solo se obtiene agua regenerada de calidad, también se generan humedales en las zonas de transición entre las EDAR y el medio natural. Esta renaturalización del ecosistema tiene un gran valor añadido, pues los humedales se convierten en un núcleo de biodiversidad y aportan servicios como la polinización, control de plagas en agricultura o protección de especies en peligro.
REDR ha entrevistado a Miguel Martín y Carmen Hernández, investigadores en el Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia, y coordinadores del proyecto Life Renaturwat.
El proyecto Life Renaturwat está incluido en la ‘Guías de actuación y buenas prácticas en la gestión de los recursos hídricos’ de la campaña ‘Tic-tac el agua es finita’ impulsada por REDR.
- ¿Cuál fue la motivación detrás de este proyecto?
Hay varias cuestiones de interés social que hemos ido identificado en los últimos años y que nos han llevado a plantear el proyecto. En primer lugar, una preocupación creciente sobre la pérdida de ecosistemas acuáticos y su biodiversidad; en segundo lugar, cómo mejorar la gestión de residuos sólidos que producimos y, por último, cómo mejorar la depuración de las aguas residuales de pequeñas poblaciones.
Nuestra motivación es que las pequeñas poblaciones puedan depurar sus aguas a niveles tan altos como las grandes. No se trata solo de que cumplan con la regulación mínima exigible, sino que también puedan eliminar nutrientes para evitar procesos de eutrofización en el ecosistema acuático que recibe el vertido, así como reducir el vertido de contaminantes emergentes u otras sustancias. Es lo que calificaríamos como tratamientos avanzados o terciarios.
Además, la idea es que estos tratamientos terciarios sean sencillos, de poco mantenimiento y económicos; sin grandes equipos electromecánicos ni altos consumos de reactivos químicos ni energía.
- El proyecto comenzó en octubre de 2020 ¿En qué fase os encontráis en el momento?
Queda poco para su finalización y estamos en plena fase de obtención de resultados. En el año 2022 se acabaron de construir los prototipos de humedales artificiales en Carrícola y en la urbanización Los Monasterios en Puzol.
Desde finales de 2022 estamos controlando la calidad físico-química del agua y su riqueza biológica. Estamos difundiendo entre administraciones, técnicos y público en general las acciones y objetivos del proyecto, lo cual podemos apoyar con los buenos resultados que estamos obteniendo.
- ¿Cuáles han sido los principales resultados obtenidos hasta la fecha?
Con respecto a los aspectos físico-químicos del agua, la eliminación de fósforo es uno de los resultados principales. Estamos obteniendo concentraciones medias en el efluente de 2 mg P/l en Carrícola y de 0.7 mg P/l en Los Monasterios. La turbidez a la salida, por ejemplo, es del orden de la que se le exige al agua potable. Estos son valores que se obtienen en grandes poblaciones, con sistemas altamente tecnificados y consumidores de recursos, pero que aquí se obtienen de forma más sostenible. Pero quizás lo más importante es que gracias a esa buena calidad del agua, estamos demostrando que la riqueza biológica en las lagunas construidas es mejor que si recibiera aguas tratadas sin el sistema Renaturwat. También estamos evaluando la presencia de insectos, anfibios, aves, etc. con el fin de demostrar que los humedales artificiales mejoran la biodiversidad del entorno.
- ¿Qué efectos ha tenido este proyecto sobre el ecosistema? ¿Qué implican estos resultados en relación al ciclo integral del agua y a la disponibilidad de los recursos hídricos?
La idea de renaturalizar el efluente de las depuradoras parte de la base de que, aunque cumplan los criterios de calidad legalmente establecidos, son muy pobres desde el punto de vista biológico. No pueden considerarse sin más como caudales ecológicos o ambientales aptos para ser reintegrados a los ecosistemas acuáticos. Por ello buscamos “renaturalizar” los efluentes antes de su vertido al medio receptor y el instrumento para ello son los humedales tipo lagunas que incorporamos. Y, además, observamos que esta renaturalización requiere una reducción de los nutrientes, de ahí nuestra preocupación por el fósforo, para evitar la proliferación excesiva de algas, que es lo que se conoce como eutrofización.
- En comparación con las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) convencionales, ¿qué diferencias presenta el enfoque de Renaturwat? ¿Ofrece algún beneficio adicional frente a los sistemas tradicionales de depuración?
Una de las primeras preguntas es si las tecnologías clásicas de tratamientos terciarios son aplicables a pequeñas poblaciones. En este sentido, el Grupo de Economía del Agua de la Universitat de València está trabajando en los aspectos socioeconómicos del proyecto. Por ejemplo, para eliminar fósforo en depuradoras convencionales se suelen emplear sistemas físico-químicos que tienen un coste de reactivos, energía y equipamiento que pueden no ser rentables en pequeñas poblaciones. El propio empleo de humedales artificiales, con vegetación como carrizos y eneas, ya aporta beneficios adicionales como es la captura de CO2, la mejora paisajística del entorno de la depuradora, la ausencia de ruidos y la presencia de aves. La novedad de la evaluación económica es que va a considerar estas aportaciones de los humedales a la mejora del medio natural de su entorno, algo que no suele suceder en las depuradoras convencionales.
- Las plantas piloto de este proyecto se han ubicado en dos pequeños municipios, el de Carrícola y el de Los Monasterios. ¿Qué acogida ha tenido esta iniciativa por parte de la población local?
Uno de los atractivos de plantear dos ubicaciones para construir los humedales es contar con dos tipos de población muy diferentes, con distintos requerimientos y usos del agua. Carrícola es un municipio del interior de Valencia cuya economía está basada en la agricultura, fundamentalmente ecológica. La urbanización Los Monasterios de Puzol es una zona residencial de alto nivel adquisitivo del área periurbana de Valencia.
En ambos casos, el proyecto Renaturwat encaja muy bien con las iniciativas de gestión sostenible previamente puestas en marcha por ambas comunidades. Algunos vecinos han visitado ya las instalaciones, mostrando una buena acogida. Queda pendiente recoger la percepción de mayor número de vecinos mediante encuestas.
- ¿Qué beneficios e inconvenientes tiene la instalación del sistema que habéis desarrollado sobre el territorio? ¿Cuál es el proceso administrativo (diálogos, trámites, permisos) que hay que seguir para su instalación?
Vemos en Carrícola y los Monasterios que estas depuradoras se asemejan más a jardines que a la imagen clásica de bloques de hormigón y edificios de una depuradora convencional. El principal inconveniente es que necesita más superficie que otros sistemas de depuración. Y también hay que recordar que se trata de un tratamiento de afino, específico para eliminar nutrientes y renaturalizar, que debe ir precedido por un tratamiento estándar de aguas residuales.
Otro de los inconvenientes para su implantación es que este tratamiento de afino no es obligatorio para la gran mayoría de pequeños municipios. Por lo tanto, la administración responsable de la depuración no ve su necesidad si solo busca cumplir la legislación. Su implementación debe ir de “abajo a arriba”, lo cual abre una oportunidad a la participación pública real si la población es consciente de que vale la pena que en su depuradora exista un sistema como Renaturwat.
- Además de emplear el agua regenerada obtenida gracias a la tecnología de humedales artificiales para contribuir al buen estado ecológico de las aguas superficiales y la conservación de la biodiversidad, ¿qué otros usos podrían darse a estas aguas poco convencionales?
En el proyecto Renaturwat también estamos estudiando la capacidad de desinfección de los humedales. Esto abre la puerta al uso del agua tratada para regadío, ya sea de parques municipales o cultivos, dependiendo de la calidad final. También puede almacenarse en depósitos contra incendios forestales.
- ¿Por qué creéis que las buenas prácticas en el ciclo integral del agua, como las Soluciones Basadas en la Naturaleza, las acciones para una economía circular del agua, o la regeneración, no están aún muy extendidas en nuestro país, a pesar de sus beneficios? ¿Qué podemos hacer como ciudadanos para que esto cambie?
Creemos que es muy importante la participación activa de la sociedad. Actualmente, algunos ayuntamientos están mejorando sus procesos de participación pública. Un ejemplo es la creación de presupuestos participativos, en los que se abren periodos de consulta pública y los vecinos pueden proponer actuaciones concretas, así como votar por propuestas realizadas por otras personas. Ésta también sería una forma de promover soluciones de este tipo.
Otra idea interesante puede ser la participación en el mercado de créditos de carbono, mediante la cual se podría obtener la financiación necesaria para implementar este tipo de actuaciones. En esta línea está trabajando la Fundación Global Nature en un proyecto LIFE llamado Wetlands4Climate.
Habría que añadir que es muy difícil cuantificar económicamente los beneficios que proporcionan los sistemas de tratamiento de aguas que, como el que proponemos, contribuyen a mejorar la biodiversidad de su entorno. Si pudiéramos “monetizar” este beneficio ambiental, mucha gente se sorprendería y sería un argumento de peso para apoyar estas Soluciones basadas en la Naturaleza. Es muy difícil pero no imposible, y en ello estamos en el proyecto Renaturwat colaborando con el Grupo de Economía del Agua de la Universitat de València.
Si nos permites una reflexión final, quisiéramos remarcar que la implantación de este tipo de soluciones tendrá tanto más éxito cuanto mayor sea la implicación de la población. El mecanismo de toma de decisiones ideal para el proceso de implantación debería ser desde la sociedad civil hacia las administraciones. Esto es, serían los ciudadanos los que, a partir del conocimiento, propondrían este tipo de tratamientos para su población.
Y también asumir su parte de responsabilidad en su buen funcionamiento. Esto no significa, ni mucho menos, que tengan que ir a la depuradora a trabajar en ella, sino que sean conscientes de lo que no se debe hacer; por ejemplo, lanzar toallitas húmedas al inodoro. Y también que toda depuradora, por muy natural que sea, tiene unos costes de mantenimiento y no funciona sola.
Fin del contenido principal