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Cataluña necesita la participación activa del mundo rural para alcanzar un modelo energético sostenible

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Desarrollo Rural

02 de febrero de 2015 Fuente: Generalitat Catalunya

La organización ha hecho públicas esta semana las conclusiones del congreso que tuvo lugar en Barcelona en el marco del Smart&City World Congress and Expo.

Sin el ámbito rural no es posible el desarrollo de las smart cities y su apuesta por la sostenibilidad y la eficiencia en el uso de la energía y de otros recursos (electricidad, comunicaciones, agua, gas, movilidad y alimentos). La transición hacia un nuevo modelo energético "implica un papel específico y protagonista del medio rural, papel que hay que saber integrar con la dinámica social y económica actual para hacer una oportunidad", afirma Pep Salas, coordinador del comité técnico del Congreso Rural Smart Grids. En este sentido, se tienen que aprovechar las sinèrgies con los avances de las smart cities y las oportunidades de negocio, ocupación y desarrollo local que representa el smart rural. En el caso catalán, el impulso de las redes eléctricas inteligentes o rural smart grids es una apuesta por la soberanía y la resiliencia energética de nuestro país. "La urgencia de una transición energética (se produce), especialmente a Cataluña, por la debilidad que representa tener una factura de importación de combustibles fósiles anual tan alta," indica Salas. Las energías renovables mejoran la competitividad, reducen costes, generan ocupación y favorecen la resiliencia energética de un país como Cataluña, muy dependiente de las importaciones de energía, que cubren el 90% de las necesidades.

Para promover esta transición energética hace falta un pacto entre el mundo rural y el urbano, entre el smart rural y el smart city. Este pacto tiene que servir para enlazar el entorno rural, generador de energía, con el entorno urbano, principal consumidor, de manera sostenible y atendiendo de forma equilibrada a las necesidades de ambos ámbitos. La necesidad de este pacto y esta interacción rural-urbano es una de las principales conclusiones del 3º Congreso Rural Smart Grids, Smart rural & city: un concepto, dos realidades, que se celebró el pasado 19 de noviembre en el marco del el Smart City World Congress & Expo, en el primer año de colaboración. Un congreso organizado por el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Cataluña, Instituto Catalán de Energía, Localret y Fundación del Mundo Rural, que se ha convertido en un espacio de networking, conocimiento y debate alrededor de las rural smart grids.

Renovables, distribuidas y locales

La transición hacia la hegemonía de las renovables vuelve a poner en valor la generación local y distribuida de energía y de baja potencia (la energía solar, el viento, la biomasa o el potencial hidráulico) que, además de un cambio de tecnologías, permitirán formas de explotación y de gestión más descentralizadas y basadas en la cooperación. Se abren así, nuevas posibilidades de empoderament de la ciudadanía en relación a la energía y los recursos que piden nuevas soluciones tecnológicas y formas empresariales. El nuevo modelo energético implica una mayor distribución y participación social y territorial, un cambio de paradigma por el cual hay más actores (generadores de energía y distribuidoresy usuarios organizados) que favorecen mayor competencia y promueven una mayor implicación activa de los usuarios y consumidores.

Este cambio de modelo implica profundas transformaciones culturales, sociales y políticas que "tiene unos retos tecnológicos a partir de la confluencia de la energía y las telecomunicaciones, tiene también unas barreras no técnicas, cómo la aceptación social, los modelos de negocio y los aspectos legales y de regulación que son primordiales para su implementación," indica Salas. La perspectiva rural añade una nueva dimensión al concepto smart no sólo referida al consumo sino, también, a la obtención y la gestión de recursos. Hay que tener presente que el nuevo sistema requiere la adaptación a los ritmos de la naturaleza y pide un retorno de las inversiones a mucho más largo plazo. Al mismo tiempo también implica un cambio en la cultura del consumo donde el usuario tiene más responsabilidad. Se apuesta, además, por una filosofía de la economía circular que asegure la sostenibilidad del país, de hecho, las rural smart grids y el fomento de las renovables son la aplicación a la energía de esta concepción económica. La economía circular pretende reducir al mínimo el consumo y la producción de residuos pero, también, busca la conversión de éstos últimos en recursos a partir de una gestión adecuada.

Un modelo adaptado a las necesidades del mundo rural

En el contexto de un cambio de modelo energético hacia la sostenibilidad, el entorno rural pide más innovación y diseños a medida, con tecnologías y herramientas flexibles que permitan gestionar la generación distribuida de energías renovables y el suministro seguro. Las características del territorio condicionan los modelos y las tecnologías a implementar, pero el acceso a la tecnología digital se tiene que garantizar en términos de calidad y coste equiparadas en las zonas urbanas. Por eso cogen protagonismo modelos económicos más vinculados al territorio a la hora de orientar las inversiones y nuevas maneras de enfocar el negocio, más dirigidas al servicio y a aprovechar sinèrgies de forma colaborativa. Un ejemplo de esta nueva mentalidad es la estrategia de compartir infraestructuras, eléctricas o de comunicaciones, de manera que se favorece un mejor servicio a la ciudadanía y a las empresas del territorio.

Regulación y equiparación con el resto de Europa

Para equipararnos en Europa, en cuanto a desarrollo del nuevo modelo energético sostenible, basado en fuentes renovables, distribuido y en el cual el consumidor tiene un papel activo, hay que promover una regulación legal y unas políticas públicas similares que nos sitúen a la vanguardia del continente. Aunque vamos hacia una cierta liberalización del sector y hacia nuevos servicios, desde el Congreso Rural Smart Grids se apuesta para que el regulador establezca un marco adecuado que favorezca el desarrollo del sector de la generación de energías renovables distribuidas. "En Europa, los países más comprometidos con la descarbonización de la economía, como Dinamarca o Alemania, están haciendo los pasos adecuados. La regulación es un elemento fundamental para catalizar la incorporación generalizada de las tecnologías smart grid", afirma Salas. El objetivo es, como en los modelos de otros países europeos, garantizar que los beneficios lleguen realmente a los consumidores y que se aprovechen las nuevas posibilidades que se abren y que piden nuevos tipos de empresas y de modelos de negocio. Esta transición requiere mantener una visión global del sistema y de largo plazo; de manera que se involucre a los diferentes actores, se creen redes, espacios de colaboración público-privats, se experimente y se transfiera conocimientos a proyectos reales, todavía que sea a nivel local a pequeña escala y que suponga romper con el modelo anterior.

¿Qué son las rural "smart grids"?

Las redes eléctricas y de telecomunicaciones inteligentes, o "smart grids", representan la evolución del sistema eléctrico hacia una fusión tecnológica y de servicios con las telecomunicaciones (TIC). Esta fusión permite la interconexión de múltiples agentes consumidores y generadores distribuidos en el territorio y la gestión de los flujos de energía en tiempo real, para alcanzar la máxima eficiencia energética posible y al menor coste, aumentando la fiabilidad y la seguridad en la producción, en el suministro y en el consumo. Las rural smart grids permitirán aumentar la seguridad de suministro, reducir la dependencia de los combustibles fósiles provenientes de terceros países, aumentar la competitividad del mercado interno con precios competitivos y fomentar la compatibilidad ecológica a corto y medio plazo.

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