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Administrar y gestionar el territorio

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Desarrollo Rural

09 de febrero de 2015 Fuente: La Voz de Galicia

En la coyuntura actual, más que administrar, se impone gestionar, un concepto más amplio que integra al primero.

Artículo de opinión de Luis García publicado originalmente en La Voz de Galicia

Explica Jaime Izquierdo Vallina en el Manual para agentes de desarrollo rural, que de todas las administraciones es la local la que más directamente debe implicarse en el desarrollo del territorio y afirma que el ayuntamiento debe ser el primero y principal agente de desarrollo local. Y a renglón seguido afirma que los ayuntamientos del pasado se limitaban al A, B, C (aceras, brocales y carreteras) y que los actuales se ven en la obligación de proponer objetivos más audaces para desarrollar el resto del abecedario: D, E, F (desarrollo, empleo y formación...), pues la construcción de infraestructuras por si solas no contribuyen al desarrollo si no van acompañadas de acciones dinamizadoras.

En la coyuntura actual, más que administrar, se impone gestionar, un concepto más amplio que integra al primero; gestionar implica administrar de manera eficiente y tomar decisiones de carácter estratégico, que no se agoten en si mismas, sino que permitan acometer metas más altas: la construcción de un área industrial debería ir acompañada de medidas incentivadoras al desarrollo empresarial y la generación de empleo, máxime en el momento actual cuando los recursos disponibles vienen menguados.

No es que desde las administraciones locales se deba generar empleo, pero sí inducir el desarrollo apoyando el tejido empresarial e incentivando la formación para movilizar los recursos endógenos, favoreciendo la complementariedad de las actividades empresariales del sector primario con las de la industria y de los servicios para generar riqueza y empleo en el territorio.

Necesitamos en la zona proyectos de territorio, elaborados a partir de la cooperación entre los actores locales (administración, tejido empresarial y asociativo, centros de formación...) Una política de desarrollo local debería reunir al menos estas características: resultado de la participación y movilizadora de los recursos locales. Con estas dos premisas se puede determinar un proyecto de territorio, pensando, más que en la próxima elección, en la próxima generación, desarrollar el abecedario completo y no quedarse solo en las tres primeras letras, lo fácil, refugiarse en políticas del pasado.

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