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Rocío Gómez, periodista y técnica de comunicación y proyectos del GAL Aljarafe-Doñana: «Las desigualdades de género se acentúan en el medio rural por el arraigo que tiene aún en nuestros pueblos la cultura patriarcal»

07/03/2018 Área: Mujeres Fuente: REDR

REDR entrevista a Rocío Gómez, periodista y técnica de comunicación y proyectos del GAL Aljarafe-Doñana para que nos cuente su experiencia en el Día Internacional de la Mujer.

  

  • ¿Crees que la brecha salarial entre hombres y mujeres es más pronunciada en el medio rural?

Es imposible considerarlo de otra forma cuando vives aquí. En el medio rural todas las brechas de género son más profundas que en las urbes, y por supuesto también la del empleo y el salario. En los pueblos la sombra del patriarcado es mucho más alargada, lo impregna todo, y muy especialmente el mercado de trabajo. Las mujeres del medio rural tenemos menos oportunidades laborales y trabajos más inestables, precarios (cuando no fuera del mercado de trabajo formal) y peor remunerados. Esto al final se traduce en una mayor vulnerabilidad y en una feminización de la pobreza.

  • ¿Cómo ha sido tu experiencia respecto a la conciliación de la vida familiar y laboral en el medio rural? ¿Crees que se facilita la conciliación en el medio rural respecto a las ciudades?

En el entorno rural hay muchos menos recursos (públicos y privados) que ayuden a conciliar, y los pocos que hay, la mayoría públicos, se adaptan a los horarios del funcionariado (en relación a los horarios, días de apertura, etc.), no a la realidad laboral que vive la mayoría de las mujeres rurales.

Echo de menos en  la administración de los pueblos una mayor sensibilidad hacia la conciliación. Es muy difícil participar de lo público en tu localidad si no se facilitan espacios que favorezcan la conciliación, como talleres que atiendan a nuestros hijos e hijas mientras participamos en temas públicos, reuniones en horarios más flexibles, programas de conciliación, etc.. En este sentido, creo que las administraciones locales siguen enrocadas en el discurso y actúan poco.

No obstante, mi experiencia, aunque siempre con la ‘autoculpa' de ‘malamadre' a cuestas, ha sido llevadera gracias al gran apoyo que he sentido de la red familiar, de mis vecinas y de mis amigas. Esa es quizás la gran ventaja que tenemos en el medio rural, la red afectiva que nos abraza. Y lo digo así, en sentido literal, no figurativo. Porque así lo he vivido desde que nació mi hijo.  

  

  • ¿Crees que en el medio rural se notan más las diferencias de género que en las ciudades?

Como te decía al principio, las desigualdades de género se acentúan en el medio rural por el arraigo que tiene aún en nuestros pueblos la cultura patriarcal. Los estereotipos de género están muy presentes en nuestras vidas, y se traducen en menores niveles de participación, poder, reconocimiento, libertad y de acceso a los recursos para las mujeres rurales.

En el entorno rural también abultan más las diferencias de género en el reparto de las tareas domésticas y el cuidado de la familia, tradicionalmente vinculadas al ámbito femenino. Es odioso escuchar "te voy a ayudar", "yo ayudo a mi hermana con mis padres" o "no ayudes a tu exmujer" (a cuidar del hijo común) cuando estamos tratando de un tema de corresponsabilidad y de humanidad. Y si hay algo que me preocupa especialmente es la falta de avance en esta materia. Queda mucho camino por recorrer...   

  

  • ¿Piensas que también el medio rural existe el "techo de cristal" para las mujeres, ese límite invisible autoimpuesto para no progresar laboralmente?

Cuando hablo de este tema siempre recuerdo una pregunta-lamento que me lanzó una prima, con una brillante carrera profesional, potencial para promocionar aún más y en plena etapa de crianza de sus niñas: "¡¿Cómo lo hará Soraya Sáenz de Santamaría?!"  Y desde luego la posición de la vicepresidenta del Gobierno no tiene nada que ver con la vulnerabilidad socioeconómica de las mujeres rurales, un perfil que hace imposible alcanzar ningún techo...

El nacimiento y la crianza de hijas e hijos multiplica la responsabilidad familiar de las mujeres y es sin duda un freno para su promoción profesional. Éste puede considerarse el techo de cristal que nos autoimponemos nosotros mismas y que nos dictan los cánones sociales tradicionales. Pero además hay otro techo, más que de cristal diría yo de hormigón armado, muy relacionado con las dificultades que se encuentran las mujeres para poder promocionar. Estas últimas están especialmente relacionadas con los estereotipos de género y prejuicios sobre sus capacidades que, como venimos diciendo, se agudizan aún más en los entornos rurales.  Y las que logran romper el techo lo hacen reproduciendo formas de liderazgo masculino, adquiriendo un perfil duro y masculinizado porque o no saben liderar de otra forma o el sistema desprecia los talentos del liderazgo femenino.

  • Define en pocas palabras qué es para ti ser mujer en el medio rural

Quedarme en el pueblo me ha permitido estar cerca de los míos, algo que es muy importante para mí, y aún más desde que soy madre. También me pone muy fácil disfrutar de la naturaleza, que siempre es un lujo, pero aún más si vives en la comarca de Doñana. Por el contrario, algunas veces he echado de menos el anonimato de la gran ciudad. En los pueblos es más fácil que te etiqueten por tal o cual, te sientes más observada y cuestionada, especialmente si eres mujer y tienes opinión propia. En cualquier caso, me considero una ciudadana del mundo y rural por vocación.  

  • Soluciones o propuestas para mejorar la situación de la mujer: ¿formación, concienciación, financiación...?

Creo necesario una alianza de mujeres y sobre todo, afanarnos cada día en sembrar en nuestro entorno la semilla de la igualdad. Las mujeres rurales debemos entendernos, escucharnos, apoyarnos, alentarnos,... crear lazos que nos hagan más fuertes y menos invisibles. Eso es algo por lo que, en el límite de mis posibilidades, trabajo cada día, con mis amigas y compañeras en esta etapa de mi vida, con las mujeres de mi familia y con mis colegas de trabajo y profesión.

Y evidentemente, faltan más recursos (de hecho los recursos menguan cada año), para conciliar, continuar trabajando en la sensibilización a todos los niveles (escuela, familias, juventud, etc.), empoderando a las mujeres del medio rural, apoyando los proyectos de las emprendedoras y dinamizando las iniciativas del tejido asociativo femenino rural, en el que también percibo un progresivo envejecimiento y poca reivindicación.

  

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