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Lourdes Arruebo, pdta. RADR: 'Visibilizar a las mujeres, el futuro de la sociedad rural'

15/10/2015 Área: Mujeres Fuente: RADR / REDR

Las mujeres fuimos durante mucho tiempo como la cara oculta de la luna. Una porción imprescindible para la buena marcha del universo, pero invisible.

Conforme nuestra sociedad avanzó, nosotras avanzamos. En algún tema, incluso me atrevería a decir que hemos ido por delante.

Las mujeres hemos cambiado, y mucho. Nuestro rol ya no es el que era.

Ni nuestra actitud, ni nuestras exigencias, ni nuestras expectativas. Hemos conseguido luz propia. La reflejamos y la compartimos. Y eso me llena de satisfacción. Es enriquecedor para todos.

Sin embargo, no estamos en el mejor momento. Determinados posicionamientos, de personas relevantes y con capacidad de decisión, parecen encaminadas a recluirnos de nuevo en la sombra, a recordarnos que el mundo rural es la parte más débil de la cadena y que nosotras somos el último eslabón.

Y, cuando nuestro mundo se resiente, pagamos el precio que pagan todos, pero siempre con un plus de más. Es lo que pasa cuando viajas en el furgón de cola y el tren retrocede: en el retroceso, entonces sí que vas en cabeza.

Pero aceptar esa regresión es complicado cuando has avanzado tanto como hemos avanzado.

Y nuestro avance ha sido compartido. Ha ido de la mano de la transformación del mundo rural en su conjunto. Y ahí los programas de desarrollo rural y LEADER han tenido mucho que ver.

A nivel global, las mujeres somos el 50% de la población, pero en nuestros territorios rurales esa estadística se rompe. Hablamos muy a menudo del envejecimiento de la población rural, pero otro rasgo muy marcado es la masculinización.

Y ése es un dato determinante. La mujer es clave como soporte social y como impulsora de actividades económicas. Es clave para la supervivencia del medio rural.

Se trata de hacer visibles a las mujeres rurales, de hacer comprensible su realidad, con sus fortalezas y sus debilidades, para poder apuntar a un futuro que haga posible -o, incluso, si somos más ambiciosos, atractiva- su permanencia en nuestros pueblos. Va en ello el futuro de todos, de la sociedad rural en su conjunto, de los territorios rurales.

A tenor de nuestra experiencia, desde la Red Aragonesa de Desarrollo Rural queremos dejar constancia de que, dentro de su universo, la mujer rural tiene una mayor capacidad de adaptación, más iniciativa. Es más emprendedora, más receptiva a los incentivos, más abierta, con mayor ambición de aprendizaje. Impulsa y protagoniza la renovación de las economías familiares a través de la puesta en marcha de servicios, turismo o generando recursos a través de la transformación agroalimentaria. Reinventa la forma de gestionar y rentabilizar el patrimonio, en provecho propio y del conjunto: eso es el turismo rural, por ejemplo. Las mujeres son mayoritarias en los cursos de formación y las primeras estrechando la brecha digital.

Frente a todas esas fortalezas, una debilidad: el número. Si a la baja densidad demográfica en las zonas rurales sumamos la masculinización, nos encontramos con una población femenina doblemente mermada. Traducido a la realidad: soledad y poco peso social y político. Y eso es preciso combatirlo.

Si las mujeres abandonaron los pueblos, fue por no sentirse cómodas en ellos.

Por carecer de expectativas personales de futuro. Esa tendencia fue corrigiéndose a través de las mejoras de infraestructuras y servicios públicos en nuestros pueblos, y de la puesta en marcha de programas de desarrollo rural que incentivaron una reactivación económica en la que sí cabían las mujeres.

Con todos esos mimbres, con más tiempo liberado, con un entorno social, económico y político más favorable, con un espíritu asociativo creciente, parecía que estábamos en el buen camino. Que la espiral se había roto. Pero, no.

La crisis ha castigado a todos, pero principalmente al medio rural. Aquí no se suben las ratios: se suprimen servicios. Y el recorte de servicios -sean educativos, sociales o de salud- recae doblemente sobre la mujer.

Ésa es la amenaza que se cierne sobre nosotras. Los recortes o la inaplicación de determinadas normas, llámese Ley de Dependencia o Titularidad Compartida, castigan nuestro tiempo y cercenan nuestras expectativas. Pero hemos hecho frente a dificultades mayores y ya no es tiempo de retroceder. No, cuando ahora sabemos que las cosas pueden ser de otra manera.

El futuro del medio rural necesita a las mujeres, y las mujeres necesitamos unos mínimos para continuar en ese medio. Labor de todos es lograrlo.

Sin olvidar una cuestión: el medio rural en Aragón es la regla, no la excepción. Si los territorios rurales se desertizan, perderemos todos. Todo Aragón y todo el país. Y eso no es interesante para nadie.

Por eso, como Presidenta de la Red Aragonesa de Desarrollo Rural y Secretaria de la REDR quiero hacer un llamamiento a instituciones y organismos para que se impliquen en políticas activas que impulsen el medio rural.

El trabajo pone en valor la esperanza. Sin él no se hacen realidad los sueños, no se aprovechan las oportunidades y no se crea futuro.

Nosotras, mantenedoras, creadoras y creativas, impulsoras de la vida y de los cambios en nuestros pueblos lo sabemos mejor que nadie.

* Extracto de la intervención de Lourdes Arruebo -presidenta de la Red Aragonesa de Desarrollo Rural- durante la Jornada del Día Internacional de la Mujer Rural que organizó esta red , y que posteriormente fue recogida en la publicación ‘Entre Noche y Día no hay pared - Mujeres del Medio Rural'.

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