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El espacio geográfico integrado en la Comarca del Guadajoz y Campiña Este de Córdoba ocupa una superficie de 728,26 km², distribuido de la siguiente manera: Baena 363,3 Km², Castro del Río 218,8 Km², Espejo 56,96 Km², Nueva Carteya 69,62 Km² y Valenzuela 19,2 Km². En términos relativos representa aproximadamente un 5,29 % de la superficie total de la provincia cordobesa.

Es un espacio caracterizado por ser un paisaje agrario típicamente campiñés, algo más vigoroso en la franja más meridional, cuando el relieve se eleva en las proximidades de las Sierras Subbéticas. La altitud media es de 359 metros, estando el pueblo más alto, Nueva Carteya, localizado a 452 metros de altitud. Si bien, estas elevaciones que se destacan en medio de la alternancia de lomas y valles de la campiña, son más frecuentes en la parte meridional, también se hacen patentes en la zona septentrional donde el vértice de Torreparedones alcanza los 573 metros.

El paisaje campiñés aparece cruzado de Este o Oeste por el Río Guadajoz, en cuya cabecera, al entrar en la provincia de Córdoba, se halla el embalse de Vadomojón. Otros cursos de aguas menores, afluentes del Guadajoz, como son el Guadalmoral, Marbella o Carchena, constituyen significativos espacios de interés natural en la comarca.

Las tierras de cultivo ocupan la práctica totalidad de este paisaje, especialmente las dedicadas al cultivo del olivo y cereales, así como una presencia cada vez menor de la viña, siendo el terreno forestal y de prados insignificante. El regadío, que no ha jugado hasta la fecha un papel muy significativo, va a tener un incremento de varios miles de hectáreas, con la puesta en riego de una amplia franja de tierra en torno al río Guadajoz.

El clima de la zona es mediterráneo de influencia continental, caracterizado por altas temperaturas en verano y escasas precipitaciones.

La Comarca integra a los municipios de Baena, Castro del Río, Espejo, Nueva Carteya y Valenzuela, con una población global de 38.976 habitantes, siendo el más populoso Baena, con 20.071 habitantes y al menos, Valenzuela con 1.392 habitantes. La población de Castro del Río es de 8.083, mientras que Espejo tiene 3.840 habitantes y Nueva Carteya 5.590.

Una densa historia

La cuenca del Guadajoz, territorio de transición entre la sierra y la campiña, contiene importantes vías de comunicación y distribución de productos que vienen funcionado, con mayor o menos intensidad, al menos desde la protohistoria. Es lógico por tanto que sea una de las zonas con mayor densidad de yacimientos arqueológicos de Andalucía. Las noticias de restos más antiguos encontrados hasta ahora se remontan al Musteriense, periodo final del Paleolítico Medio entre 140.000 y 70.000 años B.P., existen además, abundantes restos prehistóricos y protohistóricos, romanos, mediavales y modernos.

El sistema de control del territorio desde el s.Va.C. hasta el III d.C. es potentísimo, lo que nos hace pensar además de en un alto índice de producción agrícola en un nodo de la red de comercio a larga distancia en la antigüedad, vinculado por un lado a la penetración de los fenicios de la costa malagueña en el valle del Guadalquivir y, por otro al control del descenso de los metales de la zona de Cástulo hacia el valle. Este patrón de asentamiento fuertemente militarista tiene como centro neurálgico un territorio que corresponde con el de la Mancomunidad, existiendo ciudades fortificadas antes de la romanización como Plaza de Armas, el cerro de las Cuevas de Sequeira, el cerro del Minguillar, el cerro Boyero o las actuales poblaciones de Castro del Río, Espejo y Baena. El sistema de ciudades se completa con santuarios como Torreparedones, grandes recintos fortificados como el Higuerón o Las Vistillas y pequeños fortines como La Cornicabra, El Sastre, El Alamillo o Las Neverías.

En época romana proliferan las villas, centros de producción agropecuaria que se esparcen por este fértil territorio de tal forma que podríamos armar que en determinados momentos existieron más villas en funcionamiento que cortijos en los años cincuenta. La obra hidráulica es espectacular en todas sus vertientes; desde obra pública como el llamado acueducto de Ucubi con cuyo lacus o depósito terminal algunos autores identifican al gran depósito circular de las cercanías de Espejo, hasta obras privadas como las termas tardorromanas excavadas en Nueva Carteya, o innumerables obras vinculadas a la explotación agropecuaria, como las documentadas en La Casería, El Cortijo Bajo y Las Matas en Baena o la Cebadera y Casablanca en Castro del Río. Los silos de las Cuevas del Carchena, donde se almacenaban los tributos en especie, podrían tener capacidad para más cantidad grano del que producirían las tierras cultivables en época romana de toda la Mancomunidad actual.

Recursos naturales

La comarca se abre entre las Sierras del sur de Jaén, la Subbética y la Campiña cordobesa. Sus tierras, entre monte y vega; sus aguas, saladas y dulces; el sol del verano y el frío del invierno, marcan el ser y hacer de su gente. Un marco mediterráneo del sur de la Península con cierta influencia continental.

Un paisaje de vega, campiña, monte y olivar sobre suelos fértiles entre macizos calizos que coronan lomas y llanos a pie de monte, vetas de sal y yeso.

La Comarca del Guadajoz presenta una gran riqueza natural, a veces escondida para sus propios habitantes. Bosques de ribera, montes, tierras de cultivo, pastizales y otras superficies no cultivadas, mantienen una enorme variedad de fauna y flora, con especies desconocidas para las nuevas generaciones y cuyas propiedades son prácticamente desconocidas para todos.

Nos encontramos en un espacio geográfico donde aún quedan espacios de tradicional vocación forestal. Restos de bosque y matorral mediterráneo en zonas de fuertes pendientes. Los bosques de ribera que acompañan a los cursos de los río Guadajoz, Marbella, Guadalmoral y Carchena nos ofrecen algunas zonas una riqueza considerable y un patrimonio cultural asociado (norias, molinos, azudes...) de gran tradición histórica. Ecosistemas de especies características tanto naturales como didácticas y científicas son las lagunas de La Quinta y El Rincón del Muerto asociadas al cauce del río Guadajoz.

Estas dos pequeñas lagunas han sobrevivido a la desecación de humedades que se llevó a cabo en los años sesenta. Son espacios de indiscutible valor para las aves migratorias que emplean estas zonas húmedas como hábitat temporal. Cobijan en invierno a una rica avifauna compuesta por ánades reales, lavanderas y andarríos. Incluso, en los meses de junio, julio y mitad de agosto en que se suelen secar si el año no ha sido muy lluvioso, podemos observar flamencos.

Una Semana Santa espectacular

La Semana Santa de Baena está declarada de Interés Turístico Nacional y sobrepasa el ámbito meramente religioso para presentarnos, la integración simbólica de la comunidad tanto por su ambiente festivo, palpable en toda la Cuaresma, como por la participación en la misma de casi todos sus miembros creyentes como no creyentes. El ambiente propio de esta festividad comienza con los llamados "misereres" de los viernes de Cuaresma dedicados a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Pero es la víspera, por la noche, de San José cuando Baena suena a Semana Santa puesto que todos los que así lo quieran pueden tocar el tambor durante toda la noche sin necesidad de la indumentaria típica de las procesiones. Por tanto, la figura emblemática de esta festividad son los "judíos" que cubren sus cabezas con cascos con plumeros y largas colas de cerda de caballo blanca o negra, que los van a identificar como pertenecientes a la turba de los coliblancos o de los colinegros.

También en Albendín destaca su Semana Santa, en la que, al igual que en Baena la figura del judío está presente, destacando el Cristo Resucitado acompañando a la patrona, la Virgen de Albendín. Otras Semanas Santas dignas de visitarse son las de Castro del Río, Espejo, Valenzuela y Nueva Carteya.

Una gastronomía marcada por el aceite de oliva

Baena posee en el aceite de oliva, acogido bajo denominación de origen propia, su producto más insigne. Con el se aliñan y acompañan ensaladas y gazpachos de la huerta. También aparece en potajes y otros guisos. Platos tradicionales de la cocina baenense son el revoltillo, a base de espárragos, jamón y huevos; las habas en cazuela, las "papas" a lo pobre, el gazpacho, las migas, la chicharra a la brasa, "los pajarillos de huerta" que así se llaman a los pimientos de las huertas de las vega de Baena, fritos con aceite; la sopa de pescada; entre otros. En el apartado confitero destacan los llamados panecillos de cortijo (especie de tortitas de almendra) así como las magdalenas y pestiños típicos de la Semana Santa.

Además merecen mención destacada los extraordinarios caldos que esta tierra produce. Destacando el vino conocido como "Cancionero", que no falta en reuniones y celebraciones de la localidad.

Por su parte, la gastronomía de Castro del Río, aunque también viene marcada por la calidad del aceite, cuenta con otros productos como los típicos molletes de pan o el bacalao, que son secados por una empresa de la localidad en el propio municipio. Deben destacarse también, los derivados del cerdo, como los chorizos o las morcillas de arroz y cebolla. Entre los platos típicos de la localidad encontramos las albóndigas o el albondigón, elaboradas con carne, jamón y tocino, los flamenquines, el lomo a la naranja o las típicas espinacas con garbanzos y bacalao.

En Espejo, uno de los ingredientes fundamentales de la cocina es la almendra, sirviendo tanto para una salsa, para un relleno como para casi toda su confitería; destacando un original dulce como es el cuajado (hecho a base de almendras, tocino, huevos y canela), muy propio de la época invernal.

Grupo de Desarrollo Rural

Asociación para el Desarrollo del Guadajoz y Campiña Este de Córdoba

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