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La Diputación de Teruel quiere ampliar a la FP su Erasmus Rural tras el éxito de la primera edición

26/07/2021 Área: Desarrollo rural Fuente: La Comarca

  • Tres estudiantes universitarios cuentan a La COMARCA cómo está siendo su experiencia realizando prácticas en pueblos de menos de 1.000 habitantes en la primera edición del programa Desafío y Arraigo.

Reportaje de Laura Castel y Iulia Marinescu, publicado en La Comarca.

La primera edición de los programas Desafío y Arraigo de prácticas universitarias de la Universidad de Zaragoza en la provincia de Teruel está siendo todo un éxito y su impulsora, la Diputación de Teruel, ya piensa en que crezca de cara a la próxima anualidad con una mayor inversión y ampliándolo a la FP. Esta iniciativa permite que nueve universitarios y un titulado en distintas titulaciones realicen prácticas en empresas y entidades locales de municipios de menos de 1.000 habitantes.

El objetivo, al igual que el programa Erasmus Rural de la Diputación de Zaragoza, es combatir la despoblación, vertebrar el territorio y contribuir a una mayor creatividad y diversificación de la economía. En el Bajo Aragón Histórico el Ayuntamiento de Ariño cuenta con un estudiante de Administración y Dirección de Empresas; en el Consistorio de Monroyo trabaja una terapeuta ocupacional y en el Balneario de Ariño, un fisioterapeuta.

La Diputación de Teruel ya tiene claro que en la siguiente edición, en el verano de 2022 (los estudiantes realizan las prácticas en periodo no lectivo) incrementarán la inversión para que puedan acceder al programa más jóvenes y también abarcarán más niveles educativos. Desafío y Arraigo están dirigidos a estudiantes y licenciados en los tres últimos años por lo que ahora se quiere ampliar a la Formación Profesional. «Hablando con las empresas o las entidades locales nos dicen que están muy contentos y ojalá puedan repetir en otra edición. No solo está siendo un éxito sino que vamos a reformular los programas para dar cabida a la FP , una formación muy especializada y con numerosas salidas profesionales, porque las empresas del medio rural nos transmiten que a veces les resulta difícil lograr que personas formadas quieran vivir en el medio rural», apunta la diputada de Educación, Susana Traver.

En la primera edición la institución provincial turolense ha dispuesto una aportación de 20.000 euros con los que se ha podido contratar a diez jóvenes en distintas actividades en el entorno rural después de una selección entre más de 200 solicitudes. También se apuntaron para ofrecer puestos de trabajo 42 empresas, entidades y administraciones públicas.

Con una mayor partida se podría incrementar el número de participantes ya que la DPT asume todos los gastos. En el caso del programa Desafío, dirigido estudiantes de la Universidad de Zaragoza sin vinculación con el entorno rural en el que trabajan, las prácticas duran entre 150 y 320 horas y se ofrece manutención de 20 euros al día y una bolsa de ayuda de 300 euros al mes con alta en la Seguridad Social. El Programa Arraigo Teruel, dirigido a recién titulados, la duración máxima de las prácticas es de 350 horas y se ofrece una bolsa de ayuda mensual de 600 euros al mes con alta en la Seguridad Social, además del pago de los desplazamientos.

Las empresas e instituciones locales que participan en la iniciativa también realizan un balance más que positivo de los programas Desafío y Arrigo. Es el caso del Balneario de Ariño. Fuentes de la empresa explican que el programa se adapta a su plan de Responsabilidad Social Corporativa al trabajar, en este caso, por la llegada de jóvenes universitarios al medio rural contribuyendo a frenar la despoblación.

  • RODRIGO UBE (Teruel) Trabaja en el Ayuntamiento de Ariño y ha terminado 3º de Administración y Dirección de Empresas

El joven turolense Rodrigo Ube lleva tres semanas trabajando en el Ayuntamiento de Ariño codo con codo con la secretaria municipal. A sus 21 años en septiembre comenzará 4º curso del grado de Administración y Dirección de Empresas y está encantado tanto con el trato como con el trabajo. De hecho, cuando termine la carrera quiere estudiar algún master relacionado con el sector público. «Estoy en el despacho de la secretaria municipal y me enseña todo lo que hace. Nada de tenerme haciendo fotocopias (risas), ya estoy haciendo algo de contabilidad. Estoy toda la mañana con ella y no paro de hacerle preguntas, por suerte nunca me pone mala cara y siempre me echa una mano», explica el joven con una sonrisa. El Programa Desafío Teruel le permite conocer unas labores, las de un Ayuntamiento, que con las prácticas de la carrera no habría podido ya que solo se orientan a las asesorías y a los bancos.

«Pensaba que las tareas que se realizan en un municipio no muy grande serían menos laboriosas pero tienen mucho trabajo y muy variado. Nuevos empadronamientos, alguna boda, defunciones, obras o estudiar todas las subvenciones que salen para intentar acogerse a ellas», explica el joven, quien recomienda a otros estudiantes que se animen a apuntarse al programa y «abrir miras» tanto profesionales como personales conociendo los pueblos de Teruel. En su caso vive entre semana en el hostal de Ariño y reconoce que con tareas de la universidad y un curso no ha salido mucho por las tardes aunque sí ha tenido tiempo de conocer el entorno natural de Ariño andando por sus caminos.

  • MARTA MONERA (Zaragoza) Trabaja en el Ayuntamiento de Monroyo y ha estudiado 3º de Terapia Ocupacional

Marta Monera lleva tres semanas disfrutando de su beca ‘Desafío', que se desarrolla por primera vez en la provincia de Teruel. Viene de Zaragoza y ha finalizado el tercer año del Grado de Terapia Ocupacional, «una gran desconocida» para muchas personas, lamenta. Monroyo ha sido su lugar de destino, donde desde el minuto uno ha sido acogida «como una más». «Me impresiona mucho la gente de este pueblo porque me ha abierto los brazos como si fuera de su familia desde el primer día», asegura. Gracias a la iniciativa del Ayuntamiento, comparte sus tardes con un gran número de vecinos de la tercera edad, que se han apuntado a los talleres y actividades creativas dirigidas por ella. De 17.00 a 19. 00 de la tarde el Centro de Día de Monroyo se convierte en un lugar de aprendizaje y diversión para muchos mayores que acuden con gran ilusión. El primer día ya acudieron 18 personas y se ha mantenido esta buena participación. «Lo más importante es no discriminar, trabajar con todo el mundo lo mismo. Vas adaptándote poco a poco a la actividad y lo hacen todos igual», explica.

Su profesión, la Terapia Ocupacional tiene muchas variantes, por eso se trabaja desde diferentes perspectivas: pintura, manualidades, lectura, incluso caminatas y exploración. «Que mantengan la autonomía en sus actividades de la vida diaria es el objetivo principal, también se trabaja capacidad motora y cognitiva. Poco a poco van consiguiéndolo», afirma. Lamenta que el medio rural muchas veces sea sinónimo de tercera edad. De ahí la importancia de que los jóvenes apuesten por los pueblos para desarrollar su profesión. «Es algo muy gratificante. El próximo año repetiré seguramente».

  • CARLOS MARQUINA (Zaragoza) Trabaja en el Balneario de Ariño y ha cursado 3º de Fisioterapia

«Me encanta el ambiente de Ariño y el del balneario, el trato con los compañeros y con los clientes no puede ser mejor. No descarto trabajar en un lugar así cuando termine la carrera». Así describe el zaragozano Carlos Marquina, de 38 años, su estancia en el Balneario de Ariño, donde estará hasta finales de agosto o comienzos de septiembre. Ha terminado 3º de Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza y gracias al programa Desafío Teruel ha encontrado la posibilidad de trabajar con personas mayores. El año pasado quería realizar un voluntariado en una residencia pero el covid se lo impidió. «Quería poner mi granito de arena en su rehabilitación. Estoy muy sensibilizado con los ancianos, se merecen un buen retiro. Son una generación que no han tenido ni infancia ni juventud porque a los 11 años los sacaban de la escuela para trabajar y se casaban muy jóvenes», apunta Marquina, de 38 años. El zaragozano trabaja y vive en el balneario, del que destaca el ambiente familiar y el buen trato tanto con los huéspedes como entre los empleados, con los que se ha sentido acogido desde el primer momento pese a vivir lejos de su familia y amigos.

Algunos días sale con los compañeros a algún bar de Ariño y también hace vida por las noches en el propio balneario conversando con los clientes. «Se me acercan al conocerme y charlamos, son personas muy campechanas, es como si tuviese delante a mi abuela», apunta. Entre sus labores, dirige las clases de gimnasia dentro de la piscina para ejercitar distintas partes del cuerpo, realiza todo tipo de masajes, sesiones de fisioterapia, y aplica parafangos y tratamiento de parafina, entre otros.

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