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Artículo de Patricia Peiró, publicado en El País.

Victoria Tortosa ha trabajado la mayor parte de su vida profesional en ayuda a la cooperación en América Latina y Caribe. En 2013 se dio cuenta de que quería ayudar a la gente que estaba a su lado, los vecinos de su propia comunidad, Soria. Ese año su marido Hugo se vio obligado a cerrar las cinco tiendas que poseía en la provincia porque ya no eran rentables y muchos de los clientes les llamaron para pedirles que siguiesen desplazándose al menos para llevarles algunos de sus productos. "Fuimos casa por casa a hacer un estudio de campo para preguntar a la gente qué necesitaba, cuáles eran sus hábitos de compra y cuánto gastaban cada semana". Al mes siguiente crearon La Exclusiva, una empresa de logística social que lucha por facilitar que los habitantes de los pueblos puedan permanecer en sus hogares y no tengan que trasladarse a la ciudad o a un centro de mayores.

Tortosa, emprendedora social de Ashoka, y su marido y socio negociaron con un gran proveedor de alimentos de su ciudad que les garantizaba el consumo de productos locales. Empezaron solo con comida y ahora ya proporcionan desde herramientas, ropa, zapatos, libros, prensa y productos de limpieza, hasta un servicio de reforma para adaptar las casas a las necesidades de personas mayores (siempre con empresas locales). Atienden a 518 núcleos en Soria y desde este año a 78 en Burgos. Pronto esperan extenderse a otras provincias afectadas por este problema, como Teruel. La Exclusiva aporta a los proveedores un abanico extenso de clientes y les da un porcentaje de las ventas de cada mes. "Nunca he sido tan feliz como ahora. Hasta que comenzamos a ser rentables tuve que combinar mi anterior trabajo y este, fue una locura, pero es que esto es un proyecto de vida", apunta Tortosa.

Cuando la falta de recursos obliga a los vecinos a marcharse se convierten en desplazados

La Exclusiva era el nombre con el que se conocía al autobús que conectaba los pueblos con la ciudad y de él tomaron su nombre y su imagen para el logo de la compañía. "Los vecinos quieren seguir viviendo en su casa, y cuando la falta de recursos les obliga a marcharse se convierten en desplazados. Cuando los pueblos se quedan vacíos hay una peor conservación de los bosques, se pierde la cultura, el patrimonio material e inmaterial. El individuo pierde su identidad cuando el pueblo desaparece", explica Tortosa. Este fenómeno ha hecho que solo en Soria se reduzca el número de habitantes a la mitad en los últimos 50 años (de 161.000 en 1950 a los 90.040 de 2017).

"Me preocupo desde recordarle a la que es diabética que tenga cuidado con el azúcar, hasta de llamar a Nieves (una clienta) si el emperador está de oferta porque sé que le gusta. Tenemos contacto directo con sus familias, los hijos incluso nos llaman para preguntarnos qué tal hemos visto a su padre al que acaban de poner un marcapasos... Nuestra hija no tiene una abuela, tiene 700". Tortosa, por cierto, fundó la compañía embarazada de ocho meses: "Ella ha crecido con la empresa, de hecho, la llaman la exclusivita". En el germen de esta iniciativa también está la comunidad de emprendedores soriana Hueco.

ME PREOCUPO DESDE RECORDARLE A LA QUE ES DIABÉTICA QUE TENGA CUIDADO CON EL AZÚCAR, HASTA DE LLAMAR A UNA CLIENTA SI EL EMPERADOR ESTÁ DE OFERTA

Tortosa ha decidido que no quiere ver morir lentamente a su región y por eso su próximo objetivo es fijar población e incluso aumentarla con la construcción de vivienda y la implantación de iniciativas innovadoras. "Las ciudades tal y como están concebidas cada vez son más insostenibles. Queremos demostrar que se puede emprender en el mundo rural y que vivir en un pueblo es una opción".