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Las mujeres andaluzas reclaman que se reconozca su «peso real» dentro del medio rural

15/06/2017 Área: Mujeres Fuente: Diario Sur / ARA

  • Expertas, empresarias y profesoras debaten sobre las dificultades de género para acceder a cargos de gestión en el sector agrícola.

Artículo de Fernando Torres, publicado en el Diario Sur.

El debate sobre la igualdad de género ha alcanzado diferentes esferas, tanto legales como sociales. Sin embargo, entre lenguajes no sexistas y conciliación familiar y laboral, el entorno rústico ha pasado inadvertido en una conversación política y pública cada vez más centrada en las altas esferas. Con esta premisa, diferentes expertas, empresarias y profesoras debatieron ayer en el foro Mujeres Más, Mujer y medio rural, organizado por SUR y el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en el Hotel Escuela Convento Santo Domingo de Archidona, con la colaboración de Banco Sabadell y el Instituto Internacional de San Telmo. Al encuentro acudieron Victoria Ordóñez, fundadora y gerente de las bodegas Victoria Ordóñez; Chelo Sanzo, gerente de la cooperativa de aceite de oliva Nuestra Señora del Rosario de Humilladero; Adela Romero, miembro del Consejo Andaluz de Participación de las Mujeres; Rosa del Mar Rodríguez, coordinadora del Centro Provincial de Málaga del IAM y Brita Hektoen, directora de la Cátedra Mujer, Empresa y Sociedad del Instituto Internacional San Telmo. La encargada de moderar las intervenciones fue María Dolores Tortosa, corresponsal para Andalucía de Vocento, que arrancó el coloquio bajo una simple consigna: «Los obstáculos se pueden salvar».

Rosa del Mar Rodríguez, del Centro Provincial de Málaga del Instituto Andaluz de la Mujer, se encargó de inaugurar las intervenciones esbozando un retrato sobre la situación del medio rural: «El 85% de las mujeres que acuden a los centros provinciales del Instituto Andaluz de la Mujer a solicitar información o asistencia pertenecen a este entorno». Sin embargo, «el 74% de los trabajadores del sector rural son hombres, frente a 26% que componen las mujeres». Según Rodríguez, este colectivo «es el sostén de un mundo rústico en el que la profesión agrícola se está masculinizando cada vez más». Frente a esta tendencia, la coordinadora advirtió: «Si las mujeres abandonan los pueblos habrá un serio problema de población; ya lo vimos en Castilla y León». Por todo esto, Rodríguez subrayó la necesidad de «incluir a la mujer» en el debate sobre la igualdad.

Por su parte, Hektoen analizó el papel de la mujer en el entorno rural desde dos perspectivas diferentes: como directora y fundadora de la Cátedra Mujer, Empresa y Sociedad de San Telmo, y como emprendedora. «Dentro del mundo de los negocios estamos rodeadas de hombres, lo que motivó el nacimiento de esta cátedra». Dentro de la propia escuela «había desigualdades», algo que, según apuntó la profesora, «está cambiando». Su vínculo con el entorno rural reside en una campiña jerezana que gestiona junto a su pareja, «un modelo de negocio en el que la mujer tiene un mundo de oportunidades».

Victoria Ordóñez fue más allá y analizó las desigualdades de género en todos sus aspectos, desde la imagen que ofrecen los anuncios publicitarios de la mujer como sexo débil hasta la disparidad en los entornos directivos, pasando por el sector en el que ella trabaja: el vino. Tras enumerar «el escaso número de mujeres» que se mueven en el entorno vitícola, señaló un cambio de tendencia en el que «cada vez hay más mujeres en el mundo de la sumillería, y somos las principales compradoras de vino». A lo largo de su experiencia como empresaria y trabajadora ha podido comprobar cómo los puestos de dirección pertenecen a los hombres, dentro y fuera del mundo rural. Y puso un ejemplo sanitario: «Cada vez hay más doctoras, pero en la red de Carlos Haya sólo hay cuatro jefas de servicio frente a 40 hombres a cargo de un equipo».

Como experta en vino, uno de los productos por excelencia del entorno rural, Ordóñez destacó la importancia de la mujer en la producción «desde el siglo XIX», un vínculo que se ha perdido y que requiere de la ayuda de toda la sociedad para que vuelva a lucir fuerte y estable.

La formación es «esencial» para eliminar los prejuicios con respecto a la mujer rural

También como embajadora del trabajo rural, Chelo Sanzo aportó su visión al debate desde una perspectiva laboral. Como gerente de la cooperativa de Aceite de Oliva Nuestra Señora del Rosario de Humilladero, ha visto de cerca «las dificultades de la mujer para dirigir explotaciones agrarias». Relató la falta de productoras asociadas en la cooperativa cuando ocupó el puesto en 1998, mujeres que además «solían estar totalmente eclipsadas por sus maridos o familiares».

La participación de los hombres en el debate sobre la igualdad de género es «necesaria»

Sin embargo, de un 10% inicial de asociadas, la entidad cuenta ahora con un 25% de mujeres que dirigen su producción de manera íntegra. Además, el papel de las empresarias «ha cambiado» en una dirección «más activa» y participativa: «Ahora se interesan por su negocio en todos los aspectos y facetas», señaló.

Adela Romero, miembro del Consejo Andaluz de Participación de las Mujeres, analizó la situación de la mujer en el medio rural también durante la infancia: «Las niñas rurales sufren discriminaciones por ser de pueblo». Quiso resaltar también el papel de la formación para romper esta situación, enfatizando las dificultades que las mujeres de los pueblos tienen para acceder a determinados estudios. «Muchas amigas mías no pudieron estudiar o salir del lugar en el que nacieron» aseveró. La preparación académica y profesional, «que puede cambiarle la vida a una niña del medio rústico», centró gran parte del debate. En cuanto a esta materia, Ordóñez aseguró que «a las mujeres se les exige mucho más para llegar a puestos de responsabilidad». «Todos nos equivocamos porque somos humanos, pero cuando lo hace una mujer tiene mucha más repercusión».

Las cinco mujeres relataron su camino hacia un presente en el que han roto algunas barreras y cambiado algunos esquemas. «El rostro de la mujer es el de una mujer mayor», y para cambiar eso, todas coincidieron en la necesidad de trabajar juntas y juntos, incluyendo a ambos sexos en el debate. «No podemos analizar la situación nosotras solas; sin los hombres en la conversación no conseguiríamos nuestro objetivo». Más conciencia, menos miedo y un trabajo grupal desde todos los estratos de la sociedad, desde todos los rincones de cada provincia.

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