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Aprenden a valerse por sí mismos en sus tareas cotidianas, mejoran su capacidad de interrelación entre ellos y con el entorno, entrenan y estimulan sus capacidades cognitivas, se instruyen en nuevas tecnologías y perfeccionan su psicomotricidad y comunicación a la vez que disfrutan de salidas de ocio y senderismo en un entorno natural. Y son atendidos en todo momento por profesionales que les dispensan un trato personalizado en función de las necesidades de cada uno. Es lo que hacen los hasta ahora seis adultos con trastornos del espectro autista y otras discapacidades que desde hace un mes participan en las actividades del centro de día A Penagrande, ubicado en el municipio de Moraña (Pontevedra).

Es una nueva instalación promovida por la Asociación de Pais de Persoas con Trastornos do Espectro Autista de Centros de Apoio Familiar (Apacaf), que ha recibido el apoyo económico de la Obra Social 'la Caixa' para ponerlo en marcha, con una aportación de 13.000 euros. «Es un servicio absolutamente necesario y fue la ayuda de 'la Caixa' lo que nos ha permitido abrirlo», destaca María José Ferradáns Villar, gerente de una asociación pionera en la atención de las personas con autismo. De hecho, el centro de A Braña que gestionan en A Estrada fue creado en 1988.

Esta experiencia es la que les ha permitido detectar la necesidad surgida en el área de Pontevedra. Los niños y jóvenes con trastorno del espectro autista y otras discapacidades acuden por lo general a centros de educación especial de Santiago, pero luego, a partir de los 20 o 21 años, cuando concluyen su formación, no tienen a donde recurrir. «Para el período adulto no hay ningún servicio cerca de sus casas al que puedan recurrir, por lo que consideramos que este proyecto era muy importante», apunta Ferradáns. Los beneficiarios del servicio reciben ahora una atención personalizada y formación específica en horario de diez de la mañana a seis de la tarde. Y lo hacen en un local adaptado a sus características, en el que priman los pictogramas para ayudarles a facilitar la comunicación.

Mejorar su autonomía es uno de los aspectos en los que más se incide. «Tienen que aprender a valerse por su cuenta -apunta la gerente de la Apacaf-, por lo que son ellos los que hacen la comida, cuelgan la ropa, cuidan del huerto y de los animales o hacen su cama si duermen la siesta».

A ello se une su participación en aulas y talleres de informática, psicomotricidad, yoga, formación, comunicación o musicoterapia. También es muy importante el ejercicio y el contacto con el medio. «Ponemos mucho énfasis en el medio ambiente, que es lo que nos proporciona salud», subraya María José Ferradáns.