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20/01/2014 Área: Ayudas y Subvenciones Fuente: La Voz de Galicia
La nueva política agraria de la UE hasta el 2020 está llamada a
jugar un papel determinante en el desarrollo rural de Galicia. En juego hay
muchos millones. Y por ahora están abiertos muchos interrogantes. He aquí las
principales claves de la reforma, que ya ha enfrentado a la Xunta y a Unións Agrarias,
que anuncia movilizaciones.
¿Qué novedades trae la reforma?
La primera es que deja al Estado
miembro un margen de discrecionalidad muy alto. Fijada la cuantía
presupuestaria por Bruselas, 47.000 millones hasta el 2020, es ahora el
Gobierno central, de común acuerdo con las comunidades, el que decidirá quién
puede cobrar las ayudas. Una de dos: o siguen los perceptores que venían
cobrando hasta ahora, 910.000, donde hay hasta empresas y constructores; o solo
agricultores a título principal, que son apenas 300.000. En segundo lugar, el
Estado miembro y las comunidades tienen la posibilidad de determinar que las
hectáreas de los pequeños agricultores y ganaderos cobren proporcionalmente más
que las grandes superficies. La nueva PAC prioriza el reparto de fondos en función
de la superficie, lo que va en perjuicio de Galicia, con una menor base
territorial en sus explotaciones.
¿Qué otros aspectos están por definir?
Bruselas permite que hasta un 15
% del total de ayudas que da a España se utilicen para compensar otros sectores
productivos más perjudicados por el modelo general, entre los que estaría el
sector lácteo gallego y de vacuno de carne, que venían cobrando sus ayudas
directas no en base a la tierra sino en función de sus derechos de producción.
Esto significa que el departamento de Arias Cañete tiene cada año 690 millones
para decidir en qué sectores los invierte y en qué cuantía. Francia ya ha
apostado por poner en marcha una prima por vaca para mitigar los efectos en su
sector ganadero. El Gobierno y las comunidades también pueden establecer un
límite máximo de ayuda por explotación.
¿Qué posición mantiene el Gobierno central?
No modificar nada que permita que
vaya dinero de una comunidad a otra, ni de un sector a otro. Sectores
privilegiados durante años, como por ejemplo el cereal, la remolacha, el aceite
o el algodón, van a ver consolidada su posición. De los 4.600 millones que
repartirá el Estado cada año, a Galicia le tocarían 168. O lo que es lo mismo:
4.500 euros por ocupado. Desde que ingresó en la UE, España tiene por primera vez la oportunidad
de modificar agravios históricos. Y por tanto, que un agricultor y un ganadero
cobren lo mismo con independencia de la comunidad en la que se encuentren.
¿Cuál será el impacto en el sector lácteo?
Un cambio muy sustancial en la
nueva PAC es que, a partir del 2015, desaparece el sistema de cuotas lácteas y
se desregula el mercado de leche. ¿Qué quiere decir esto? Pues que se genera
una inestabilidad a coste cero. Durante años, cientos de ganaderos gallegos
invirtieron hasta 210 millones de euros en compra de cuota, unos derechos de
producción que adquirían como quien se hacía con un patrimonio y que quedan ahora
en papel mojado. En Francia, por ejemplo, los productores tenían cuota gratis
del Estado, es decir, son ahora ganaderos no endeudados que compiten en mejores
condiciones que los gallegos en un mercado liberalizado, donde habrá más leche
y precios a la baja.
¿Cuál es el margen de maniobra de la Xunta?
Relativo. De cómo negocie con
Madrid dependerá que los ganaderos salgan perdiendo más o menos. Pero con los
fondos disponibles y los criterios básicos de reparto ningún ganadero mantendrá
el mismo volumen de subvenciones. El departamento que lidera Rosa Quintana
recuerda que, por acuerdo de la conferencia sectorial de julio celebrada entre
el Gobierno y las comunidades, se acordó trabajar en un modelo de
regionalización en el que, respetando las exigencias de la normativa
comunitaria, se minimizasen los efectos de la convergencia interna. Respecto al
final de las cuotas, Medio Rural considera que se están defendiendo mecanismos
que permitirán compensar los posibles efectos del nuevo escenario.
¿Por qué Medio Rural minimiza el papel de las hectáreas?
En respuesta a Unións Agrarias, el pasado 14 de enero la Xunta emitió un comunicado en el que recordaba que las ayudas de la PAC entre el 2015 y el 2020 no estarán determinadas por la base territorial. «O número de hectáreas -reconocía- só vai influír na converxencia das axudas». Más allá de la polémica, lo que nadie cuestiona es que, en seis años, una misma hectárea de una misma región agronómica, se dedique a la producción que se dedique (sea vino, carne o leche), tendrá que cobrar lo mismo en ayudas. En resumen, de aquí al 2020, la base territorial jugará un papel clave para que se pueda dibujar el escenario final pintado por la UE.
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