REDR

En el marco de su estrategia ‘Redr Jóvenes', la Red Española de Desarrollo Rural está desarrollando alianzas multisectoriales con actores relevantes a nivel nacional, regional y local, con el fin de empoderar y formar -especialmente en materia de innovación y tecnología- a jóvenes de áreas rurales de toda España y visibilizar su realidad.

Por eso, desde REDR hemos querido conocer más sobre la actividad de la Fad, de mano de su directora general, Beatriz Martín Padura, quien nos cuenta más sobre las acciones que pone en marcha su entidad y cómo éstas pueden beneficiar a nuestros jóvenes rurales.

Fad (http://www.fad.es/) ofrece multitud de programas e iniciativas para jóvenes de las que pueden, por supuesto, beneficiarse los jóvenes rurales. Son muy variados porque nuestro objetivo es contribuir al desarrollo global de la juventud, con lo que hablamos de muchísimas cosas diferentes que, en ocasiones se dirigen al ámbito escolar -al docente como agente educativo o a las familias- y en otras directamente a los y las adolescentes y jóvenes.

Por ejemplo, en el marco del programa Informate, que realiza la Fad, los y las adolescentes que deseen pueden formarse de forma lúdica sobre cómo evitar los peligros de la desinformación y los bulos en la red a través del videojuego ERASER. En estos momentos, y aprovecho para animar a todos los y las jóvenes lectoras y profesores, se puede participar en el concurso INFOINFLUENCERS en el que les proponemos que se conviertan en periodistas por un día creando una noticia rigurosa en formato podcast, vídeo o escrita. Se pueden presentar hasta el próximo día 21 de mayo y hay atractivos premios para los ganadores. en la web además hay mucho material audiovisual interesante que les muestra cómo se difunde un bulo por internet -contado por El Chojín a ritmo de rap-, cómo muere la verdad en las zonas de conflicto bélico o cómo funciona un gran medio de comunicación por dentro, entre otros.

Otro tema que estamos trabajando mucho es el discurso del odio. En el proyecto NoMore haters hemos creado una app para adolescentes y jóvenes para que puedan aprender a distinguir el discurso del odio y puedan combatirlo o, al menos, no contribuyan a expandirlo.

También ofrecemos herramientas para que puedan desarrollar sus competencias digitales dentro a través de videojuegos en el proyecto Educación Conectada que Fad desarrolla . O les invitamos a que reflexionen sobre la diversidad y lo plasmen en un guión de un cortometraje en el proyecto Diversidad en serie.

Un servicio interesante que ofrecemos también a los y las jóvenes es el SIOF (Servicio de Información y Orientación de Fad). Es un servicio atendido por expertas y expertos que pueden informar, orientar y dar apoyo a adolescentes y jóvenes entre 15 y 29 años cuando se encuentren en una situación de malestar psicológico y social. El objetivo es que puedan compartir lo que les pasa y que les ayuden a enfocarlo de la mejor manera posible. Tratamos temas como la ansiedad, los problemas de pareja, los síntomas depresivos, las conductas sexuales de riesgo, la diversidad sexual, o problemas con la imagen corporal entre muchos otros. Funciona de lunes a viernes de 9 a 21h, y las consultas se pueden hacer por teléfono (900 16 15 15) o por Whatsapp (623 22 05 70).

Uno de los primeros pasos que REDR y FAD van a dar de forma conjunta va a ser la concesión de cincuenta becas de formación en tecnología e innovación correspondientes a la Lanzadera WiT. Esta plataforma de FAD facilita becas de formación en soporte IT a través de un programa de capacitación, cuyo objetivo es lanzar la carrera profesional de jóvenes de 18 a 35 años y que puedan acceder a puestos de trabajo altamente demandados con el acompañamiento de instructores y expertos del sector en el proceso. La formación permite la obtención del Certificado Profesional de Google y mentoring con expertos del sector y expertos de RRHH. Tras finalizar la formación, los participantes podrán acceder a prácticas en empresas, ofertas de empleo y otras formaciones de certificados profesionales becadas por Google.org.

Esta colaboración se enmarca dentro de la firma de un convenio Fad - REDR al amparo del cual pretendemos realizar muchas otras actividades conjuntas.

Un objetivo fundamental es que en Fad queremos entender mejor, gracias a REDR, la realidad juvenil rural e integrar este conocimiento en los proyectos generales de Fad que puedan responder mejor a las necesidades de los jóvenes que no viven en grandes núcleos urbanos.

Los y las jóvenes españoles se enfrentan a grandes retos en esta época convulsa que les ha tocado vivir. Uno de los mayores es, sin duda, encontrar empleo. En estos momentos tenemos casi un 40% de desempleo juvenil y con tendencia al alza. Estos malos datos lastran otro factor fundamental para los jóvenes: las posibilidades de emancipación. Seguimos a la cola de Europa, los y las jóvenes españoles se emancipan en torno a los 29 años, tres años más tarde de media que sus coetáneos europeos. Según investigaciones del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, de 2010 a 2019 ha aumentado del 53,3% al 64,5% el porcentaje de jóvenes que vive con sus progenitores. El 75% de ellos dicen que es por problemas económicos y la natalidad entre la población joven ha pasado de un 88% de personas jóvenes que no tienen hijos en 2008, a un 92% en 2019.

Se enfrentan también al riesgo de pobreza. Según la tasa AROPE, el porcentaje de personas de 16 a 29 años en riesgo de pobreza es de un 33,8% de mujeres y un 29,7% de hombres.

Frente a estos desafíos laborales y de establecimiento de un proyecto vital viable, la tecnología puede ser un aliado. Numerosas fuentes nos indican que la capacitación en competencias digitales y tecnológicas es lo que puede abrirles las puertas al empleo del futuro, que será radicalmente distinto. La tecnología, siempre que seamos capaces de ofrecer como sociedad las mismas oportunidades de acceso y formación a todos y todas, será una de las clave que nos permita luchar contra la desigualdad.

Estos son los grandes problemas estructurales a los que se enfrentan los y las jóvenes españoles y que, en la mayoría de los casos, se arrastran desde la anterior crisis en 2008, pero hay otros desafíos importantes a los que deben hacer frente hoy en día. Uno de los más importantes para Fad es "no venirse abajo", no tirar la toalla frente a un futuro que no ven nada halagüeño y que la pandemia no ha hecho sino ensombrecer. En estos meses de confinamiento, uno de cada tres jóvenes reconoce haber sentido soledad y ha aumentado su ansiedad, el estrés o la apatía. De hecho, el 40% piensa que en tres años la situación del país estará peor.

En nuestra opinión, no nos podemos permitir esta desesperanza. Precisamente por esto hemos lanzado la última campaña de Fad "Aceptamos el reto" para apelar a la solidaridad intergeneracional. Los y las jóvenes han aceptado en su gran mayoría el difícil reto: están formados, muchos trabajan y estudian a la vez, aceptan trabajos precarios, tratan de avanzar... pero si como sociedad adulta -desde todos los ámbitos, públicos y privados- no les ofrecemos un horizonte de esperanza real, de ayudas y posibilidades, les estaremos condenando al fracaso.

España, como todos los países, ofrece cosas buenas y otras no tan buenas. La buena es que, afortunadamente, y a diferencia de otros países europeos, la española es una sociedad familista. Es decir, la familia constituye un colchón y una red de apoyo fundamental para que los jóvenes estén protegidos. La contrapartida negativa es que quizá esta protección familiar ha provocado que las políticas públicas hayan estado históricamente menos desarrolladas y presentes que en otros países.

Aparte de este aspecto que tiene que ver en cómo somos cultural e históricamente, es cierto que en estos momentos por las dificultades estructurales que ya hemos comentado (falta de empleo, precariedad, dificultad para la emancipación, etc) ahora mismo España es un país "complicado" para ser joven, máxime después de la pandemia que ha agravado muchos de estos problemas.

Por otra parte, un tema que me parece especialmente interesante es preguntarnos si estamos dando los suficientes espacios de representación y voz a los y las jóvenes, un mandato que incluso está específicamente recogido en el artículo 48 de nuestra Constitución que dice que "Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural". Y aunque se ha hecho efectivo a través de los Consejos de Juventud, creo que nuestra sociedad sigue siendo claramente adultocentrista. Hablamos mucho de la juventud, pero en la mayoría de las ocasiones sin ellos y ellas, sin su opinión, sin escuchar su voz. Están invisibilizados en los foros donde se habla de temas de los que son protagonistas. Y claramente esto hace que se cree un clima de desafección, de hartazgo y desidia, entre los jóvenes que ven cómo se habla de su futuro en tercera persona y no pueden hacerlo con voz propia. Este hartazgo ha acabado en una crisis de confianza por parte de la juventud hacia las instituciones ya establecidas, lo que supone un caldo de cultivo peligroso para posturas radicales, polarización de la sociedad, etc.

Es cierto que esto está cambiando. Cada vez son más las entidades e instituciones que están habilitando mecanismos para que la voz de los y las jóvenes pueda ser tenida en cuenta y puedan ejercer su papel de ciudadanos activos y comprometidos. Y también entidades juveniles de base, por ejemplo Talento por el Futuro con quien Fad colabora estrechamente, que están trabajando en esta línea. Es una cuestión de justicia y de no desaprovechar el talento, que está claro que no tiene edad.

Por lo que comentaba anteriormente, creo que aún es una asignatura pendiente. Por una parte son muchos y muchas los que, con casi un 40% de paro juvenil, acaban marchándose fuera. Eso es claramente talento que perdemos como país, porque además no hay iniciativas claras de recuperación de esas personas, de incentivos para que puedan regresar.

Pero insisto en que quizá la mayor pérdida de talento se dé al estar la juventud invisibilizada en la mayoría de los órganos de decisión, al no poder aportar su voz.

Por diversas investigaciones del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, sabemos que el estereotipo del joven ni-ni, del "pasota" que no se compromete con nada, es claramente minoritario. En su mayoría los jóvenes tienen interés por la política, entendida como la acción común, y reivindican su papel en el mundo, ser escuchados no solo para defender soluciones para sus problemáticas propias, sino porque están comprometidos con problemas globales como la lucha por la igualdad de género; o la crisis medioambiental.

En muchos de estos temas están demostrando que su mirada es fundamental y, aún más, son el colectivo que está tirando de algunas de estas causas. Miremos por ejemplo el caso de Fridays for future y Greta Thunberg.

Los y las jóvenes son actores fundamentales de la sociedad civil y, efectivamente, creo que deberían tener su espacio y voz propia, ser interlocutores y ser consultados sobre aspectos que les afecten y sobre los que no, porque aportan visiones valiosas, complementarias e incluso más innovadoras que las de los adultos en muchos casos. No tiene sentido, por ejemplo, que se estén planteando cambios en el sistema de pensiones sin tener en cuenta la opinión de quienes van a tener que sostenerlo en el futuro.

El problema es que no siempre ha sido fácil incluir la voz de los jóvenes porque son un colectivo muy heterogéneo -en Fad hablamos siempre de juventudes mejor que "juventud"- al que no siempre es fácil acceder.

Pero esto está cambiando, los propios jóvenes se están organizando para reclamar esos espacios de interlocución. Hablaba antes, por ejemplo, de Talento para el Futuro, pero ya son muchas las agrupaciones, asociaciones de jóvenes que en el ámbito local reclaman su sitio. Y son muchas las entidades, tanto públicas como privadas, que están habilitando esos espacios de relación, incluida la propia Fad. Es un movimiento generalizado y es muy buena noticia.

A corto plazo, una buena medida para mejorar la presencia de jóvenes en ámbitos e interlocución y representación, me parece que podría ser reforzar el INJUVE. Es un órgano que hace un trabajo fantástico, con quien colaboramos, y quizá debería tener más peso en la toma de decisiones global cuando afecte a las juventudes.

Lanzadera WiT, se enmarca dentro de Work in Tech, como Programa de Empleabilidad Digital, impulsado por FAD -uno de los 7 partners implementadores en España- con formación diseñada y certificada por Google. Está disponible en la Plataforma Coursera, que avalan los grupos de agencias de publicidad más reconocidos de España, Accenture Interactive, Dentsu, Havas Media Groupe, IPG Mediabrands, Making Science, Labelium, Omnicom Media Group, Publicis Group, t2ó, y WPP.

El objetivo de Lanzadera WiT es facilitar la empleabilidad en entornos digitales de personas de colectivos como los y las jóvenes rurales. Se ofrece formación en Soporte de Tecnologías de la Información a través de un acceso a beca formativa, un plan de tutorización para el acompañamiento en la experiencia de aprendizaje y un plan de mentorización en el que profesionales expertos en el área tecnológica y en el de recursos humanos les orientarán en este tránsito laboral hacia un ámbito de gran futuro para su inserción laboral.

En este sentido, estamos tratando de llegar también a acuerdos con grandes empresas, pero también con PYMES, que puedan ofrecer a los alumnos y alumnas que superen el curso una expectativa laboral real. No está siendo fácil, pero lo conseguiremos.

En nuestros estudios siempre incluimos la variable demográfica y, en general, no observamos grandes diferencias entre la juventud urbana y la rural desde el punto de vista sociológico. Y las diferencias se diluyen en la mayoría de los casos desde una mirada amplia, pues comparten retos similares como generación (precariedad laboral, desempleo, dificultad para emanciparse y formar una familia...).

Pero a la vez es innegable que en el ámbito rural hay problemáticas específicas, menos oportunidades laborales, por ejemplo, especialmente si no hay una buena red y conexión a Internet, o las personas no tienen las habilidades suficientes para aprovechar la red como espacio de vinculación con el exterior del territorio.

En este sentido, estoy convencida de que la tecnología es una gran aliada de la vida rural. El empleo es un ejemplo clarísimo. Muchos puestos -además hablamos de puestos en grandes compañías en muchas ocasiones- se han deslocalizado. Y ya no es necesario vivir en una gran ciudad para acceder a ellos, se puede desarrollar esa actividad profesional desde el ámbito rural siempre que se disponga de buenas coberturas y redes.

Esto supone un gran avance y un paso hacia la igualdad de oportunidades laborales entre los jóvenes de las grandes ciudades y los jóvenes que viven en entornos más rurales.

Además, el entorno rural creo que se ha empezado a valorar mucho más a raíz de la pandemia. Somos muchos los que hubiésemos querido estar confinados fuera de la ciudad, por ejemplo, y creo que es un paso muy, muy positivo esta revalorización de lo rural como forma de vida, como opción plausible.