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11/12/2013 Área: Unión Europea Fuente: RuralsigloXXI
Artículo de opinión de Francisco Martínez Arroyo, publicado originalmente en RuralsigloXXI.
El tiempo se va agotando y, una vez aprobados los nuevos Reglamentos para el período 2014-2020, cuya publicación -¡por fin!- está prevista para este mes de diciembre, le toca mover ficha al Ministerio de Agricultura, y, posteriormente, a las Comunidades Autónomas.
Pero, antes de entrar en el
debate nacional, conviene hacer algunas consideraciones a nivel comunitario. La
primera es que los principales objetivos de la propuesta inicial de la Comisión -es interesante
consultar los vídeos de presentación del Comisario Ciolos en
http://ruralmedia.eu/nueva-pac-2014-2020/-
(de forma resumida, producción de alimentos, gestión sostenible de los
recursos naturales y desarrollo territorial equilibrado), quedan muy
difuminados en el acuerdo final, y es difícil hablar de mayores compromisos
ambientales (cuando el pago verde queda prácticamente en un “café para todos”)
y de equilibrios entre territorios (cuando se limita la convergencia externa a
un tercio de la diferencia entre el nivel de ayudas actual en un determinado
Estado Miembro, y el 90% de la media de la Unión Europea en
2020).
Tampoco parece que la nueva PAC
vaya a permitir controlar la volatilidad de precios, avanzando, más si cabe, en
un modelo basado en la autoregulación de los propios sectores, a los que, además,
no se les dota de las herramientas suficientes para llevar a cabo tan difícil
misión.
Ya en España, la aplicación de la PAC incide, todavía más, en el
mantenimiento de los desequilibrios territoriales (quedando, la convergencia
interna absolutamente desdibujada, como se ha comentado ya en ocasiones
anteriores en este blog (ver
http://ruralsiglo21.wordpress.com/2013/09/06/iniciando-el-curso-con-la-pac/ ).
La propuesta del Ministerio de apostar por una “comarcalización” de las ayudas,
diferenciando para el cálculo de las mismas, entre superficies de secano,
regadío, leñosos y pastos, sigue sin conocerse en su totalidad y pretende,
exclusivamente, según el propio Ministerio, que no haya trasvases
significativos de fondos entre Comunidades Autónomas y particulares. Puede que
para este objetivo sea una buena opción, pero parece muy pobre para cumplir los
teóricos objetivos de la reforma.
Sí parece razonable la limitación
de la superficie elegible para el pago básico -sin decidir aun si el límite
será el de la superficie declarada en 2011 o 2013-, aunque la discriminación
para las frutas y hortalizas y el viñedo (la superficie no declarada de estos
dos sectores no podrá tener pago básico) es de difícil explicación, teniendo en
cuenta, de nuevo, el teórico objetivo de la propuesta de la Comisión, de
“convergencia” de las ayudas, supuestamente, también, entre sectores.
También parecen buenas opciones,
la puesta en marcha del régimen de pequeños agricultores -por debajo de 1.250 euros anuales-, y la
decisión de dedicar hasta el 2% del primer pilar de la PAC a ayudas a jóvenes
agricultores -compatible con las ayudas a la instalación del segundo pilar-.
Finalmente, entre los temas más
relevantes del primer pilar, quedan todavía por concretar, la definición de
actividad agraria y agricultor activo, con margen para España, de ir más allá
de las limitadísimas definiciones acordadas a nivel europeo. Esperemos que la Conferencia Sectorial
de enero, en la que, en principio, se va a cerrar el acuerdo sobre la PAC a nivel nacional, sea
ambiciosa y apueste -de verdad- por los profesionales de la agricultura.
También queda pendiente la “asignación” de hasta el 15% del pago básico en forma de ayudas acopladas, aunque parece que se priorizará, en ete punto, la ganadería y cultivos con dificultades, como la remolacha, los frutos secos, de cáscara o proteaginosas.
Mucho todavía por decidir.
Por otra parte, y aunque le
hayamos dedicado más espacio en ocasiones anteriores en este blog, merece la
pena poner encima de la mesa, las cuestiones aun pendientes, que afectan al
segundo pilar.
La primera de ellas es, sin duda,
el establecimiento de los criterios de reparto de los fondos que le han
correspondido a España entre los distintos programas de desarrollo rural -hasta
el momento sólo se conoce la dotación del Programa Nacional, 238 millones de
euros-. Es un tema capital que es necesario acordar cuanto antes para que las
Comunidades Autónomas puedan, desde ya, preparar sus programas.
Es bueno insistir en este punto,
en la obligación del Ministerio y de las Comunidades Autónomas de elaborar los
documentos de programación en colaboración con los agentes representativos del
medio rural (Organizaciones agrarias, cooperativas, redes de desarrollo rural y
organizaciones ambientales), abriendo los programas a la participación; lo que
debe redundar en un mejor encaje de las medidas en los distintos territorios.
Y, además de establecer los
criterios de reparto de los fondos, para poder cerrar los programas regionales
-en los que se debería estar ya trabajando con los diferentes agentes en las
Comunidades Autónomas-, es necesario conocer el contenido del Acuerdo de
asociación -que elabora el Ministerio de Hacienda-, el Marco Nacional y el
Programa nacional -para el que, en principio, se reservarían la Red Rural Nacional, la
innovación, y la integración cooperativa
(ver http://ruralsiglo21.wordpress.com/2013/11/25/el-gran-desafio-de-las-cooperativas/ )
-.
La previsión del Ministerio es
que los programas se puedan presentar a lo largo de 2014, con lo que podrían
funcionar a partir de 2015. Hay que acelerar el paso para que puedan aplicarse
cuanto antes y no se desaprovechen años de la programación.
En fin, muchas cosas pendientes,
y cada vez menos tiempo. Esta misma semana, el jueves, la Editorial Agrícola
organiza, en Madrid, un foro sobre el estado de aplicación de la reforma en
España con representantes del Ministerio y de las Comunidades Autónomas
(http://www.editorialagricola.com/v_portal/apartados/apartado.asp# ).
Conviene estar pendientes por si hay novedades…
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