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• «Es necesario que tengamos claro que estas cuestiones, las que atañen a los territorios y a la población rural, no son ni agrarias ni tienen cabida en el segundo pilar de la PAC; está clarísimo, es un tema holístico y transversal, que toca todas las teclas del piano. Cualquier actuación que se lleve a cabo tiene que realizarse desde el prisma de lo rural».
• «El enfoque tradicional -PAC y DG Regio-, se queda corto para atajar los problemas rurales. Los Next Generation son una oportunidad, y deberían enfocarse al máximo en estos aspectos, especialmente en la digitalización y la cobertura 5G universal».
• «El punto clave para impulsar una hoja de ruta en el medio rural es la gobernanza, en el que las redes como vosotros y los Grupos de Acción Local jugáis un papel fundamental: o se pacta con los territorios o no hay futuro sostenible para las áreas rurales».

El mes pasado, el Comité Económico y Social Europeo dio luz verde al dictamen que recoge su ‘Estrategia para el desarrollo urbano y rural sostenible', una hoja de ruta que aboga por reducir la brecha de oportunidades de zonas rurales y urbanas a través de políticas y fondos públicos, más allá de los que llegan a través de la Política Agraria Común.  El CESE pide a los responsables públicos que apliquen una estrategia global holística en la UE para un desarrollo equilibrado, con recursos suficientes para proporcionar infraestructuras de comunicación, tecnológicas y de transporte, así como sistemas de calidad en la enseñanza y la prestación de servicios de salud.

La Red Española de Desarrollo Rural ha entrevistado a Josep Puxeu, vicepresidente de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Comité Económico y Social Europeo y ponente de dicho dictamen, para que valore las últimas novedades sobre las políticas europeas de desarrollo rural y analice las propuestas recogidas en su estrategia.

El dictamen contiene una parte muy novedosa. Hemos pasado de la discusión habitual -mundo rural, muy vinculado a la PAC- a abrir una nueva línea estratégica, y de ahí queríamos lograr muchas cosas, escapándonos de los enfoques tradicionales. Por eso, nos metimos de lleno en esa dicotomía urbano-rural. Hemos visto alguna experiencia rural que va muy bien, pero con la peculiaridad de que dichas áreas cuentan con proyectos tractores muy potentes, con ciudades medias muy activas, una situación ideal. Pero también observamos otros ejemplos como el de Escocia donde, a raíz de la situación provocada por el COVID -un gran aumento de visitantes-, tomaron medidas. No hablo de controlar a los buscadores de setas, es mucho más: no se pueden utilizar como un bien público algo que es un bien común. El medio rural es un bien común, pero no se puede explotar de cualquier manera. Una cosa es ir a por setas y otra es llenarlo de paneles solares, meter la eólica donde me parezca y ni pregunto, diseño infraestructuras duras, monto un negocio de especulación sin pactar con el territorio... A los pocos que están en el medio rural, además se lo ponen más difícil, lo que supone una agresión a la vida rural. Ahí nace la idea del pacto urbano-rural, a través del concepto de respeto. El respeto pasa primero porque las decisiones de actuación se tomen con los ciudadanos del medio rural. Además, la vida en el mundo rural va mucho más allá de la economía: es calidad de vida en todos los sentidos. A partir de esta reflexión nacen muchas iniciativas sobre las que hay que trabajar; ¿qué entendemos por vida rural? ¿Cómo facilitamos que esa calidad de vida sea sostenible? Especialmente para jóvenes, mujeres, y una nueva generación de gente que apueste por una vida rural en condiciones.

En primer lugar, es necesario que tengamos claro que estas cuestiones, las que atañen a los territorios y a la población rural, no son ni agrarias ni tienen cabida en el segundo pilar de la PAC; está clarísimo, es un tema holístico y transversal, que toca todas las teclas del piano. Cualquier actuación que se lleve a cabo tiene que realizarse desde el prisma de lo rural. Si implementamos servicios sanitarios o educativos, tienen que tener suficiente conectividad y conexión para todos los habitantes, tener en cuenta la realidad territorial... Es decir, hace falta financiación y voluntad política. Otra cuestión que lanzo es, ¿cómo copiamos lo bueno? ¿Cómo inspirarnos en aquellas zonas rurales que sí lo están haciendo bien?

Claramente. La oportunidad la tenemos (la tiene el medio rural) tras el COVID y con las opciones que aportan las nuevas tecnologías. Yo he estado el pasado año y medio trabajando desde el campo, pero me he tenido que montar una buena conexión a internet. Creo que la pandemia ha impulsado una gran oportunidad en este sentido. La gente necesita unas mínimas opciones de vida, comodidad, especialmente las orientadas a servicios de educación y sanidad para familias con hijos, ocio, cultura... Mucha gente descubriría que la vida rural es para ellos y que puede ser una ventana de oportunidad. No podemos vincular todo este proceso al sector agrario, al contrario. Un ciudadano que decide irse al medio rural necesita mucho más dinero al año que uno urbano solo para sus gastos de movilidad... Esas cosas las tiene que contemplar la Administración y las tiene que contemplar cuando haga sus planes de movilidad...

El enfoque tradicional -PAC y DG Regio-, se queda corto para atajar los problemas rurales. Los Next Generation son una oportunidad, y deberían enfocarse al máximo en estos aspectos, especialmente en la digitalización y la cobertura 5G universal; después habrá que sumar todas las iniciativas vinculadas a esos servicios mencionados -sanidad, educación, movilidad...- ultra necesarios y no los contabilicemos por unidad poblacional, sino por kilómetro cuadrado de territorio. Cuando un legislador o político tome una decisión, debe tener en cuenta todos esos kilómetros cuadrados que cubrir; o a través de las nuevas innovaciones tecnológicas, o financiándolo, para hacer posible que todo esto funcione. Insisto de nuevo en la necesidad de la digitalización y la conectividad. Si es algo que la sociedad demanda, la Administración y las empresas tienen que buscar una solución.

No es que sea más fácil o no de ejecutar, es que es necesario.

Creo que es solo uno de ellos. Y, de hecho, si hacemos un análisis después de la pandemia de COVID, hay inversión de tendencia en algunas zonas. Hay que analizar lo que está pasando en las zonas privilegiadas -Toscana, Piamonte...- así como lo que ha pasado en zonas menos favorecidas, ultra periféricas... para buscar un equilibrio. Hay zonas como las islas, por ejemplo Baleares, en las que la población ha crecido mucho desde la pandemia, y no por turismo estacional.

Europa no será si no es contando con el medio rural: serán un puñado de megalópolis y macrociudades de más de 5 millones de habitantes y el resto un desierto: esto no es Europa, sería un modelo de crecimiento que no tendría nada que ver con la realidad europea, por lo tanto, es fundamental actuar ya. El punto clave de todo esto es la gobernanza, en el que las redes como vosotros y los Grupos de Acción Local jugáis un papel fundamental: o se pacta con los territorios o no hay futuro sostenible para las áreas rurales. 

Hay algunas excepciones. Hay zonas - las muy desfavorecidas y las remotas- que necesitan de un tratamiento específico, ad hoc.  es un tema que han planteado siempre los países bálticos y Finlandia. En el resto, casi el 70% de la actividad económica, excepto servicios, es sector agrario y agroalimentario, básicamente. En algunas comarcas o zonas puede estar por encima el sector turístico -zonas de nieve, costa-, pero en el resto es agricultura, primera industria de transformación, cooperativas, pymes... ¿Cómo complementamos esto? Por ejemplo, aprovechando la ventana del teletrabajo, si contamos con una buena conexión, real, un 5G universal para todo el mundo, con el que realmente se podrían desarrollar diferentes negocios y servicios. Profesiones liberales, consultores, muchas nuevas posibilidades para un perfil de gente que está un poco "de vuelta": séniors, sin hijos, con hijos ya mayores en la universidad... Alrededor de un área potente de población puede crecer un área rural que tenga deporte, ocio, restauración, salud, educación, cultura... Eso es más sencillo para ciudades medianas cuya actividad sirva de palanca tractora para el resto de áreas rurales de su influencia. Ahí si puedo vivir a 100 kms a la redonda, puedo consumir local... ¿Cómo podemos extrapolar esta realidad al resto de territorios? El gran Madrid, su área natural debería ser CLM, Extremadura y CyL; en esa zona, en ese "pacto territorial", cómo invierto el patrimonio para generar todas esas actividades y oferta de servicios.