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Artículo de Pablo Escalona, publicado en El Economista.

La economía de la España vaciada era una de las grandes incógnitas de esta pandemia: ¿los pequeños negocios lograrían sobrevivir?, ¿los jóvenes trabajadores emigrarían a centros de población donde encontrasen oportunidades de trabajo?, ¿los confinamientos acabarían con el empleo de los pueblos? La crisis sanitaria ha generado gran incertidumbre respecto al medio rural.

Sin embargo, la pandemia no ha afectado en estos municipios más que al resto de economías, solo de forma diferente. Del mismo modo que el Covid-19 ha generado oportunidades de negocio también ha obligado a que pequeñas empresas rurales echen la persiana para siempre.

La realidad es que el famoso 80/20 que se da en España, donde el 80% de la población vive en el 20% del territorio, se acrecienta cuando se atiende a los autónomos que desarrollan su actividad en pequeños municipios. Solo el 10% del colectivo regenta un negocio en el medio rural, según los datos que maneja la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), y teniendo en cuenta que en estas poblaciones prácticamente no existe la gran empresa, estos pequeños empresarios son los que sostienen la economía de su pueblo.

Esta situación complica más el sustento económico de la España vaciada, ya que uno o dos negocios generan todo el empleo de un municipio. De ahí las dudas que había en torno a la sostenibilidad financiera del medio rural durante la pandemia.

Muchos autónomos se han dirigido a estos pequeños municipios

No obstante, a pesar de toda esta incertidumbre, la economía de estos municipios no ha salido tan mal parada. De hecho, según explica Eduardo Abad, presidente de UPTA, a este medio, una gran cantidad de trabajadores por cuenta propia de los centros poblacionales, con suficiente disponibilidad para desarrollar su actividad desde casa, decidieron trasladarse a algún pueblo para trabajar.

"Miles de profesionales barajaron seriamente cambiar su entorno laboral. Unos trabajadores que desarrollan actividades muy concretas en el ámbito del teletrabajo y que ya han adaptado su actividad a entornos más amables desde el punto de vista de la conciliación del tiempo de trabajo, el tiempo de ocio y el tiempo con la familia. Además, eligieron estos destinos alejándose de la hostilidad con la que influía la pandemia en las grandes ciudades", explica Abad.

Esto resultó en una oportunidad para la economía rural. Mientras que los centros poblacionales se enfrentaban a grandes restricciones y cierres perimetrales, muchos pequeños municipios gozaban de más libertad. Por lo que la migración de estos trabajadores, algunos incluso con sus familias, representaba una nueva fuente de ingresos para los pequeños negocios de la zona.

La pandemia ha permitido que los pequeños negocios rurales compitan con la gran ciudad

Por otro lado, la fase inicial de la pandemia supuso un gran empuje para todos los autónomos del sector primario, tal y como explica el presidente de UPTA, gracias al crecimiento de la demanda por todo el país debido a la caída de las importaciones.

"El inicio de la crisis sanitaria no supuso una situación dramática para la economía rural, ya que agricultores y ganaderos pudieron aumentar su facturación, ya que estuvieron al pie del cañón para aportar todos los bienes de primera necesidad que todo el país necesitaba", dice Abad.

Esto ha permitido que estos pequeños productores hayan podido aumentar el empleo de sus municipios, preparando a sus pueblos para los meses posteriores, los cuales no fueron tan buenos. Según cuenta el presidente, a medida que otras empresas y pequeños negocios cerraban por culpa de la crisis sanitaria, los autónomos proveedores perdían la demanda de sus productos, por lo que la facturación cayó drásticamente, afectando también al resto de habitantes del pueblo.

"Cuando estamos hablando de pequeños autónomos que producen para terceros, evidentemente hablamos de un cataclismo económico en estas pequeñas poblaciones. En estos casos, solo hay dos o tres empresas, de 15 o 20 trabajadores cada una, que sustentan al pueblo. Así, se produce un desplome por contagio de las otras empresas a las que proveían sus productos", señala Abad.

La España vaciada necesita urgentemente actividades económicas ligadas al cuidado de los mayores

Si bien, según el presidente de UPTA, el Covid-19 no ha afectado al relevo generacional más de lo que ya estaba afectado, sí es necesario recordar que la población de estos municipios está envejeciendo. Por este motivo, Abad insta a las Administraciones a tomar cartas en el asunto.

Para él, es de vital importancia fomentar el empleo autónomo en estas regiones dirigido sobre todo al cuidado de los mayores. "Es necesario llevar a cabo este proceso para que las personas mayores puedan tener una atención de calidad como la que tienen los que viven en un área urbana", explica.

Para ello, es necesario aumentar el atractivo empresarial de estos municipios, dotándolos de ayudas directas al emprendimiento, así como prestaciones a los negocios ya instalados para que puedan mejorar la atención que brindan. Esta sería una forma, no solo de atraer nuevas empresas al medio rural, sino de dinamizar las migraciones de los centros poblacionales a los pequeños municipios mejorando, así, la situación de despoblación que se da en estas zonas.