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Artículo de S. Vergara Pedreira, publicado en Diario de León.

Trabaja en lo que ha estudiado y se dedica a lo que le gusta. Éxito. Y, además, es Premio Extraordinario fin de grado de la Universidad de León, tiene un currículum brillante, dos carreras y dos trabajos: como ingeniero forestal y agrario en un estudio técnico de Cangas de Narcea y como ingeniero agrario en la DOP Vino de Cangas. Y no es fácil. Lo del trabajo, tampoco. Porque, como asegura José Manuel Pardo Méndez, «el mayor problema quizás sea lo complicado que es actualmente encontrar un trabajo estable. En esta profesión es bastante frecuente tener trabajos o temporales o únicamente para determinadas campañas».

Él no. Lo tuvo claro desde pequeño. Lo recuerda con nitidez.

«Siempre me gustó el medio rural. Viví toda la vida en él y tuve claro que mis estudios, y mi vida laboral, irían enfocados hacia esa rama», cuenta. Así es como Pardo, que vivió toda la vida en Caboalles de Abajo, se ha hecho graduado en Ingeniería Forestal y del Medio Natural y también en Ingeniería Agraria y del Medio Rural.

Siempre ha trabajado en algo relacionado con sus estudios. Al acabar ingeniería forestal, de becario casi un año en EDP, uno de los principales grupos eléctricos de Europa y el mayor de Portugal, y desde que terminó la ingeniería agraria, como ingeniero forestal en Ence, una empresa española dedicada a la transformación de madera procedente de cultivos forestales realizados para uso industrial, en Navia (Asturias). Después, casi dos años como ingeniero agrario en la DOP Vino de Cangas, en Cangas del Narcea -a donde ha regresado- y ahora trabajando también como ingeniero forestal y agrario.

Cree en el futuro. «Aunque actualmente el sector no pasa por el mejor momento, yo creo que sí que hay futuro, ya que tanto  el sector  agrario como forestal son importantes y deberían potenciarse más aún desde la Administración. Deberían de ser uno de los pilares en los que se basara la economía del pais», apunta. Tiene motivos para creerlo porque, además de su formación y sus empleos, se dedica a la apicultura y al vino. Tiene colmenas y viñas. En el campo pasa su tiempo libre. «Es lo que más me gusta, estar en la viña, atendiendo las cepas», cuenta.

Dice que aprendió de sus padres y abuelos «la honradez y la importancia del trabajo y el esfuerzo para llegar a algo» y tiene mucho que decir sobre la situación del país.

«La política educativa de este país actualmente no es la adecuada, desde la universidad se da importancia a temas que después, una vez llegas al mundo laboral no sirven de nada y, sin embargo, encuentras carencias graves en otros aspectos. Debería de haber más conexión entre el ámbito laboral y el académico. Como técnico, también creo que actualmente no se mira lo suficiente al medio rural, cuando realmente es clave para el desarrollo de un país como España, en el que la mayor parte del territorio son pueblos pequeños, desde las administraciones se les da la espalda». Y hace una cerrada reivindicación del mundo en el que quiere vivir.

«Debería apoyarse más a la gente que vive y trabaja en los pueblos, mejorar sus condiciones de vida, no simplemente decir que los pueblos se despueblan, hay que buscar las razones e intentar darle solución, no resignarse. Pienso que debería consultarse más, tanto a nosotros los técnicos como a los vecinos, no tomar las decisiones únicamente desde los despachos, acercarse más al terreno».