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Tras unos días de temperaturas más suaves, el sol vuelve a calentar el agresivo asfalto del paseo de la Castellana de Madrid. Es el vigésimocuarto día sin comer y las fuerzas flaquean, pero no el ánimo y la firmeza. "Cuando salí de mi pueblo y me vine andando hasta aquí, tenía claro que no pensaba volver sin una solución".

Ángel Vadillo es el alcalde de Alburquerque (Badajoz) y a día de hoy, 4 de julio de 2012, lleva 24 días alimentándose de suero y cigarrillos. El pasado 19 marzo se echó a la carretera y recorrió los 639 kilómetros que separan esta localidad extremeña de Madrid. Tras dos meses apostado en la puerta del Ministerio de Industria intentando ser recibido por el responsable del departamento, José Manuel Soria, comenzó una huelga de hambre  a la espera de recibir una solución al grave problema que para su pueblo, su territorio y su región supone la aprobación del Real Decreto 1/2012 por el que se eliminan, incluso con carácter retroactivo, los incentivos a los proyectos para la instalación de producción de energías renovables.

"No es solo una lucha mía. Existe la necesidad vital de cambiar el modelo energético. Tenemos una energía dependiente de materias primas contaminantes o peligrosas. Además, estamos pagando una energía cara y monopolizada", explica bajo la sombrilla que le protege del sol de julio.

"La promoción a las energías renovables podría hacer que el recibo de la luz disminuyera un 50% en 20 años, al socializarse la energía con la entrada de nuevos actores productores", señala el regidor extremeño.

Pero no solo del cambio de modelo energético se trata. El Real Decreto ha supuesto el frenazo a proyectos vitales desde el punto de vista del empleo para la comarca y para Extremadura: "Alburquerque tiene proyectadas cinco centrales termosolares, que podrían dar solución al gravísimo problema de desempleo de la zona, con una inversión cercana a los mil millones de euros y unas expectativas de creación de 800 puestos de trabajo, lo que significaría emplear a todos los parados de una comarca con una tasa de paro que supera el 40%", explica Vadillo.

El alcalde señala que "en Extremadura, las energías renovables son un sector estructural desde el punto de vista del empleo, ya que el resto de sectores están en caída libre en una región con las mayores tasas de paro. El sector de las renovables era el único sector capaz de generar empleo estable".

Lo cierto es que en Extremadura se habían puesto en marcha unos 400 proyectos vinculados a las energías renovables, con una inversión de más de 11.000 millones de euros y la creación de 15.000 empleos... y ahora todo esto se puede venir abajo.

"En caso de que el decreto siga adelante, el futuro será completamente negro. Habrá zonas en Extremadura que lo van a pasar muy mal. La gente se irá para buscar trabajo; esto significará la muerte de la Extremadura que conocemos, esa que no ha cerrado ni un solo pueblo en los últimos 20 años", se lamenta Vadillo.

En su lucha ha recibido infinidad de apoyos, entre los que están los de Greenpeace, Equo, Ecologistas en Acción, la Coordinadora Estatal de Energías Renovables... y un buen número de ciudadanos que paran a hablar un rato con él y a darle muestras de ánimo.

También recibe el apoyo diario de trabajadores del Ministerio de Industria que, a la hora del café, bajan a fumar un cigarro y a acompañarle en sus largar horas de protesta.

Mientras pasa el vigesimcuarto día en ayunas, el abnegado alcalde de Alburquerque asegura con voz firme que "no me voy a volver a casa hasta que el Ministerio abra una negociación para que mi territorio salga adelante".