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Un artículo de opinión de Emma Álvarez publicado en asturias24

El turismo rural nació con el propósito de fijar población, de dar a conocer el mundo rural, de volver a lo natural, de poner en valor " el campo", con conocimiento, respeto y compromiso. En contraposición al turismo convencional, de masificación, de evasión, de plástico, estacional. ¿Por qué se están mezclando los conceptos, la promoción, las aspiraciones?

Por el poder económico, todo se reduce a obtener un rendimiento económico rápido. Las inversiones inviables, las subvenciones sin sentido, las marcas de calidad, la publicidad engañosa, el abandono de los pueblos son las causas del negro futuro del turismo rural. No sólo no fijó población, sino todo lo contrario, hay que salir a la ciudad a trabajar para poder pagar la inversión.

No se basó en dar a conocer el mundo rural, sino de esconderlo. Mientras la casa y el entorno más se parezca al campo que rodea a la ciudad, mejor. Buenas comunicaciones, comodidad, internet, es lo que se vende. La naturaleza, sí, el entorno idílico, confortable, sin ruido, paradisiaco, eso sí se promociona. Mientras menos sacrificio para poder disfrutarlo, mientras más proximidad a la fauna, mejor. Queremos verlo todo, tocarlo todo.

Un turismo sin campo, un turismo de prismáticos en miradores, unas rutas con pruebas deportivas no es turismo rural responsable. Hay que volver al origen del turismo, agroturismo, ecoturismo, antes que sea demasiado tarde. Todo lo otro son modas; avistamiento de fauna, carreras deportivas, todo eso es lícito cuando se pretende ganar dinero rápido sin responsabilidad, sin futuro.

Hay que apostar por un turismo que fije población (mínima inversión_ máximo rendimiento), promocionando el campo, su ganadería, su huerta, restaurando la etnografía, recuperando tradiciones, cultura campesina.

Sí, hay que vender diferencia, lo auténtico, lo distinto. Hay que recuperar el entorno rural. Enseñar la naturaleza sin interferir en ella. Éste tiene que ser el futuro del campo, del turismo, del medio natural. De lo otro; de plásticos, humo, ruido, y zoos está el mundo lleno.