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Las "raíces rurales" de la población se han revitalizando en los últimos años y se están poniendo de moda, según defiende el catedrático en Sociología Rural y Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid, Benjamín García. En una entrevista con Efeagro, García insiste en que la gente "no se queda o se va a un pueblo, sino que se va o se queda en su pueblo, el de sus padres", donde tienen una vivienda, unas tierras, amigos o familiares.

"Todo el mundo quiere ser de pueblo y el que es sólo urbanita se lamenta porque le falta algo", no hay que olvidar que "este país fue y es rural", hasta el punto de que el 91 % de los ayuntamientos pertenecen a este grupo, añade.

El experto no ve una relación directa entre las variaciones de población y la actual situación de crisis económica, que es un factor que "influye, pero no es el principal", ya que "el mundo rural entró en un cambio profundo y significativo a partir de los años 80", tras un periodo de fuerte éxodo a las ciudades.

Según García, si se entiende el mundo rural como todos los municipios de menos de 10.000 habitantes, estos pueblos ganaron desde 2006 a 2010 unas 100.000 personas, a pesar del crecimiento vegetativo.

No obstante, rechaza que el mundo rural vaya a sacar al país de la crisis, una idea que se ha extendido y que define como un "contrasentido".

En cuanto a la reducción de servicios de educación y sanidad, que afectan a los municipios más pequeños, señala que "los pueblos con trece niños no pueden luchar por tener un maestro y que encima les explique todas las asignaturas", porque, a su juicio, es condenar a los alumnos "a ser ignorantes".

Por ello, para García, la movilidad es un concepto muy importante, que permite que mucha gente no se vaya del pueblo, pero trabaje fuera.

En esta línea, incide en la necesidad de que desde las administraciones se invierta en hacer "buenas carreteras", que acerquen la ciudad y el ocio al mundo rural, y en extender las nuevas tecnologías de la información a todo el mundo rural, algo que considera "importantísimo".

A su juicio, no se puede predecir qué va a pasar con la demografía rural a largo plazo, aunque prevé que en los próximos cinco o siete años este colectivo sea un "mosaico", que contará con todos los que ya no se van, los "retornados" que vuelven a sus pueblos y un importante número de vecinos "flotantes" o de fin de semana.

Los municipios, insiste, deben de hacer un ejercicio de reflexión, "dejar de lamentarse" y analizar lo que se quiere ser, fundamentalmente, atendiendo a las demandas de los que llegan.

En esta línea, García supone que la atención a las personas mayores, muchos de ellos "retornados" de las grandes ciudades que vuelven a sus orígenes al envejecer, "puede ser un objeto de dinamización demográfica".

Otra actividad por la que apuesta, ya que la agricultura está perdiendo población activa, es la industria alimentaria, "que se ubicarán en los pueblos buscando la economía de escala".

En la población rural sigue habiendo un número importante de emigrantes, en la actualidad en torno a un millón de personas, que vinieron para dedicarse a la construcción, los servicios y la agricultura, "los puestos de trabajo que estaban dejando los españoles".

Este colectivo, remarca, que colaboró con "la recuperación" del entorno rural "parece que, según las cifras, ahora son más los que se van que los que se quedan", pero siguen siendo una mano de obra importante en sectores como la atención a mayores.