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"Siempre he tenido inquietud emprendedora". Así de categórica y segura se pronuncia María Josefa Rendón, que hace poco más de un año se lanzó a la aventura de construir y poner en marcha un hostal con encanto en la localidad gaditana de Sanlúncar de Barrameda.

Las difíciles perspectivas de trabajo para su hijo, músico de profesión, hicieron que Josefa tomara la decisión: "Yo me dedico a la enseñanza, pero veía que el futuro de mi hijo con la música era bastante complicado, así que le propuse que pusiéramos en marcha el proyecto, algo que podría compaginar con su actividad", asegura.

"Me gustaba la idea de los hoteles rurales con encanto, pero no me podía imaginar que es igual de complejo abrir un hotel con diez habitaciones que con treinta o cuarenta", cuenta la emprendedora.

Y es que los problemas no tardaron en llegar: "No se nos podía pasar ni por la imaginación la montaña de papeles que tuvimos que mover. Además, los bancos nos podían un respaldo económico que de haberlo tenido no hubiéramos necesitado tocar a su puerta Pese a ello, en ningún momento tuvimos la tentación de tirar la toalla.

"Tuvimos que echarle muchas horas un proyecto que estaba cargado de decisiones importantes a adoptar: cómo construyo, qué tipo de cliente quiero, qué decoración es más idónea... pero ha merecido la pena", recuerda María Josefa.

Con todo, hoy el establecimiento permanece abierto al público y mantiene en plantilla alrededor de cuatro personas, dependiendo de la época del año.

María Josefa Rendón no cree que haya tenido más dificultades que un hombre a la hora de poner en marcha su negocio, sin embargo cree que aunque las mujeres detenten la entidad jurídica de una empresa, aún les queda un largo recorrido para detentar además la identidad de cara a la sociedad.