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El envejecimiento rural: de problema a posible oportunidad

10/12/2018 Área: Exclusión social Fuente: El Plural

El envejecimiento de la población española es evidente, de ahí que expertos en la materia pidan medidas, sobre todo en las zonas rurales. (FOTO: Europa Press/Archivo)

  • Un estudio del Observatorio Social de "la Caixa" analiza las consecuencias del envejecimiento en el mundo rural

  • Fuente: El Plural

España es un país cuya pirámide de población llama al debate y enciende todas las alarmas. El envejecimiento es evidente y con consecuencias que aún serán más severas.

Donde ahora mismo es más evidente este envejecimiento es los pueblos, circunstancia que guarda relación con la situación socioeconómica de algunas regiones de España.

Según recoge el estudio ‘El envejecimiento en el mundo rural, ¿una oportunidad para cambiar las relaciones de género?' publicado por el Observatorio Social de "la Caixa", los mayores de 80 años son más del 10% de la población en localidades de menos de 1.000 habitantes. En el resto del país ese porcentaje no llega al 6%.

Si a esto le sumamos el dato de que estas personas prefieren envejecer en su vivienda, entonces aparece otro inconveniente: quiénes se encargarán de su cuidado.

En esto se centra el citado trabajo de Begoña Elizalde-San Miguel, profesora de Trabajo Social y Sociología de la Universidad Pública de Navarra. Analiza el impacto del envejecimiento poblacional, "un problema que es fundamental y a cuyos retos, que ya están ocurriendo y no hablamos de futuro, se tienen que enfrentar la sociedad española y los países del entorno".

Y todo puede ir a peor porque en aquí existen áreas con niveles de envejecimiento elevado, pero que "están siendo ignoradas, porque todavía nos quedamos en unos porcentajes que no alarman del 18% o 19%".

Los pueblos envejecen más

No obstante, la realidad es diferente a las cifras medias. Así, como revela el estudio, en municipios de menos de 5.000 habitantes "casi el 25% de la población supera los 65 años", una cantidad que "asciende al 40 por ciento" en núcleos más pequeños, es decir, "muy por encima del 19%" de la media del país.

En la actualidad, las personas mayores quieran permanecer en sus casas. Esto sucede en las ciudades y en los pueblos. Precisamente, en este contexto rural, la tradición marcaba que eran los familiares y, particularmente, las mujeres quienes se encargaban de su cuidado.

La realidad de las últimas décadas ha provocado, por la emigración a la ciudad, un cambio evidente de la costumbre. Por ello, como señala la autora, "la realidad dice que los porcentajes de envejecimiento en las zonas rurales de España ahora mismo plantean un reto brutal a las familias". Primero porque en estos lugares "la carta de servicios sociales es inferior"; segundo, porque "los recursos familiares también son menores", debido, sobre todo, al desplazamiento laboral.

La consecuencia es que el "deseo combinado" de los mayores de "permanecer en sus casas y ser atendidos por sus familiares resulta en muchos casos inviable", resalta.

La situación actual es que, en esas zonas rurales, "hay mucha gente mayor soltera y masculina. No hay mujeres, ni familiares". Esto propicia la aparición del hombre como cuidador que, a juicio de Elizalde-San Miguel, "es algo que está pasando y hay que poner en valor".

Una oportunidad de género

Es una de esas curiosidades que ofrece la sociedad actual y que, quizás, tiene que ver con la capacidad de resiliencia que se presume al ser humano: de un problema puede brotar una virtud u oportunidad.

En esta ocasión de género, de igualdad porque, al fin y al cabo, significa la asunción por los hombres de un trabajo ‘reservado' en las zonas rurales a las mujeres. "Será una oportunidad si se pone en valor y se visibiliza", insiste la autora del análisis.

Ya se da esta situación de varones dedicados al cuidado de sus esposas en situación de dependencia, aunque "hay más perfiles, como el del tío o el nieto que también cuida de sus mayores. ¿Es una oportunidad? Puede ser", agrega para reconocer que "además de ayudar a cambiar esas relaciones de género, también lo puede ser para entender que tanto el hombre, como la mujer tienen que sumarse al cuidado y lo van a hacer en las mejores condiciones".

Manifestación por las pensiones en Oviedo. (Foto: Europa Press)
En pueblos de Galicia y Navarra hay proyectos en este sentido en los que, por la ausencia de entendimiento del hombre como cuidador, se ha constatado la existencia de estigmas exteriorizados a través de bromas o estereotipos.

Por ello, Elizalde-San Miguel tiene claro que "será una oportunidad cuando lo reconozcamos como un valor positivo", además de llamar la atención sobre otro dato positivo que se deriva de este cambio: "Observar a los hombres junto a las mujeres en esa función de cuidador, está permitiendo la supervivencia de las zonas rurales".

Soluciones globales

La solución ha de venir del Estado, las administraciones, de los servicios sociales en todos sus niveles, las familias y, también "de la vecindad o comunidad, algo que ya sucede en ciudades como Madrid o Barcelona" mediante distintas iniciativas.

A lo largo de estos años mucho se ha hablado del sistema de pensiones. Es lógica la preocupación sobre una materia, indudablemente, vinculada al envejecimiento. "El tema económico es fundamental porque, sin ingresos mínimos, la vida no es sostenible, pero sin unos cuidados tampoco lo es".

A juicio de la responsable del trabajo publicado por el Observatorio Social de "la Caixa", "los cuidados son los grandes olvidados del Estado de Bienestar". La Ley de Dependencia es un intento para solucionar un problema real "una declaración de intenciones, cuya puesta en marcha ha sido a todas luces insuficiente".

Que España sea una de las naciones con mayor esperanza de vida es un éxito como sociedad. Se viven más años y con mayor calidad de vida. Esto, no obstante, no puede conducir a quedarnos únicamente en el dato positivo.

"Es una llamada de atención: señoras, señores. El envejecimiento ha venido para quedarse. Necesitamos más apoyo de los servicios sociales, nuevos actores, por supuesto necesitamos a los hombres. Desde luego la fórmula cuidado igual a mujer se acabó. No es posible", concluye Begoña Elizalde-San Miguel.

Ahora resta que la sociedad que ha logrado el citado reto histórico, ponga sobre la mesa las herramientas precisas para evitar que el éxito acabe transformándose en un problema grave.

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