REDR

Reportaje de Borja Rodrigo, publicado en El Mundo.

Recuerde ese momento a punto de salir del trabajo, cuando recibe un email impertinente que le hace maldecir el día en que internet comenzó a diluir la línea que separa su vida personal de la laboral. Se resigna ante el tiempo extra que va a tener que dedicarle, pero se le cruza una reflexión por la cabeza: "Qué bien se vivía antes de internet". Mientras hay personas que batallan por olvidarse de que son otro esclavo más del wifi, para otros conseguir conectarse a la red se convierte en un continuo quebradero de cabeza. Son habitantes de municipios donde internet no llega y, si lo hace, es con una conexión que dista de ser eficiente. Así ocurre en Lagartera (Toledo) donde la ínfima velocidad de conexión hace que sus más de 1.000 habitantes se sientan "ciudadanos de segunda".

Un cartel anunciando la zona wifi -que podría sustituirse por uno de Cero G- está colocado en la puerta que recibe a los clientes del mesón de carretera que corona la entrada de esta localidad manchega. "Está de adorno -critica una encargada-, ya he perdido la cuenta del número de veces que he actualizado la ventana del navegador a ver si cargaba y nada, que no me deja". Como Lagartera, hay 2.731 municipios -de los más de 8.000 que tiene España- en los que los operadores no han desplegado redes capaces de dar 10 megas de descarga, tal y como recoge el reciente informe Cobertura de banda ancha en España, de la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital. Pero la grieta de las telecomunicaciones no se queda ahí, ya que la brecha digital en España se agranda si se tiene en cuenta que son más de 600.000 los hogares que no pueden navegar ni a dos megas por segundo. Los motivos por los que se quejan los vecinos de este municipio son variados: "Perder media mañana para poder enviar un correo porque pesa demasiado", "tener que volver a la farmacia al día siguiente porque no funciona el servidor" o "desistir de continuar con un curso on line porque no puedes descargar los archivos", enumera Javier Ropero, vecino de la localidad.

Este secretario de la asociación de padres en el colegio de Lagartera explica que, en el centro escolar, también tienen muchos problemas: "Hay ordenadores pero la conexión va a pedales porque navegar a dos megas -si es que llega la máxima velocidad- es insuficiente y se producen microcortes, de modo que hay que interrumpir la clase y regresar a los libros". En el Ayuntamiento de Lagartera,José Vicente Amor, su alcalde, explica que llevan años batallando para mejorar la situación: "El cable de fibra óptica pasa por la carretera principal, sólo haría falta que lo desplegaran por el pueblo y la situación se solucionaría". Sin embargo, lamenta que el desembolso no le sale rentable a Telefónica -algo que le resulta comprensible- y, aunque han enviado firmas a la Consejería de Fomento de Castilla-La Mancha, cuenta que siguen "con una conexión que va a pedales porque una entidad pública no puede obligar a una operadora a realizar este tipo de gasto". El deficiente acceso a internet molesta todavía más a los vecinos de este municipio ya que, según aseguran , en el pueblo de al lado, -e incluso en otros más pequeños- no tienen problemas para poder conectarse a una "velocidad decente". Algunas de estas localidades han instalado fibra óptica mientras que, en Lagartera, cuentan con prácticamente las mismas instalaciones desde que el primer ordenador pudo conectarse en el pueblo. "No hemos seguido el paso del tiempo", masculla el alcalde.La antigüedad de la red de cobre desplegada -prácticamente en extinción- limita sus prestaciones de forma considerable.

Según los datos estadísticos que publica cada trimestre la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, un 6% de las conexiones de ADSL son incapaces de proporcionar una velocidad superior a los 10 megas de navegación a sus usuarios. Y para alcanzar al menos los dos megas es necesario que la longitud de la línea no supere un límite que se sitúa en torno a los tres kilómetros, según el citado informe. Para hacerse una idea, el objetivo de la Unión Europea es que todos sus ciudadanos tengan acceso a internet a una velocidad de 30 megas en 2020 y, además, que al menos el 50% de los hogares puedan disponer de acceso a servicios de velocidades superiores a 100 megas. El cuello de botella que provoca el anticuado cableado de cobre se estrecha todavía más por esta razón, lamenta el vecino Javier Ropero, ya que el nodo telefónico principal se encuentra en Oropesa, el pueblo de al lado. Y sí, la distancia importa, ya que cuando la conexión a internet se realiza mediante cable telefónico, cada metro se convierte en algo fundamental, puesto que, a mayor lejanía, peor conexión. Por esta razón, existen barriadas dentro del propio municipio. "Hay zonas de primera y segunda categoría -lamenta el alcalde de la localidad- en función del lugar donde se encuentre tu casa", por lo que la posibilidad de conectarse acaba por convertirse en una lotería. Cuanto más te alejas del nodo principal, más empeora la conexión. Lo sabe bien Marci, uno de los vecinos que vive donde peor conexión a internet hay en Lagartera. Fue uno de los últimos hogares que pudo conectarse a la red -le costó conseguirlo-, y su trabajo como comercial en una empresa alemana depende de una conexión a la red. "Me cuesta seguir el ritmo", lamenta este autónomo y, aunque prefiere no pensar en las pérdidas que ha podido provocar a su negocio, sabe que la mayoría de sus clientes se han acostumbrado ya a esta "irregularidad". Lo que hace, como otros muchos del pueblo, es aprovechar las salidas de Lagartera para llevarse tareas laborales y "chupar wifi" en otro sitio y, así, poder sacar adelante el trabajo. Cuando llega el verano -o las fiestas populares- y el pueblo multiplica sus habitantes y visitantes, los microcortes ocurren con mayor frecuencia, lamentan los vecinos. Además, el problema ya no es sólo de internet sino también de los móviles porque "se satura la red y dejan de funcionar", ahonda el alcalde. Es por esto que no confían en contratar redes móviles para poder acceder a internet, porque temen que "se saturen". Además, cuanto mayor es la distancia a la antena, menor es la intensidad de la señal y, en consecuencia, la velocidad, Por lo que si "a un vecino la antena le pilla lejos, volvemos a lo mismo", prosiguen. Pero esta situación no es exclusiva de pueblos pequeños, también existen áreas urbanas con mala conexión. De hecho, más del 10% de la población que vive en municipios de entre 50.000 y 100.000 habitantes la conexión a la que pueden navegar sólo alcanza los dos megas, viéndose abocados a continuar en la grieta de la brecha digital.

120 millones de inversión en wifi gratis

Aunque los diferentes gobiernos que se han sucedido en España suscribieron objetivos de la Unión Europea para conseguir borrar la brecha digital, cuando uno se asoma a la realidad, las prospecciones parecen halagüeñas pero no demasiado factibles.

José Blanco, ex ministro de Fomento y actualmente eurodiputado, explica a EL MUNDO que el plan de la Comisión Europea para acelerar la digitalización incluye una partida de 120 millones de euros a desembolsar hasta 2019 para ayudar a las administraciones locales a ofrecer wifi gratis: "Wifi4EU".

Previsiblemente, mañana se aprobará la enmienda constituida por el grupo socialista que incluye, entre otras exigencias, "que se atienda con carácter preferente a las zonas menos desarrolladas o con mayor necesidad de conectividad", explica. Se trata de "procesos piloto" ante el lento despliegue de las conexiones "con el objetivo de evitar la exclusión digital e intentar que la digitalización llegue a todos".