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Objetivo de Desarrollo Sostenible 1: Fin de la pobreza

Erradicar la pobreza en todas sus formas sigue siendo uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad. Si bien la cantidad de personas que viven en la extrema pobreza disminuyó en más de la mitad entre 1990 y 2015, aún demasiadas luchan por satisfacer las necesidades más básicas.

El enfoque LEADER ha demostrado ser una herramienta más que eficaz para lograr la consecución de los ODS. En el caso del ODS 1, Fin de la pobreza son numerosos los ejemplos de proyectos de Grupos de Desarrollo Rural españoles que han contribuido a este objetivo.

El riesgo de pobreza y de exclusión social en España es mayor en las zonas rurales que en las ciudades. En concreto, el 35% de la población española que vive en los pueblos tiene más posibilidades de caer en la pobreza que una persona que vive en la ciudad, según señala la tasa AROPE, el indicador europeo de riesgo de pobreza o exclusión social.

Actualmente, el entorno rural en España sufre graves problemas de despoblación, abandono, envejecimiento y masculinización de la gente que vive en estas zonas. A estos problemas demográficos hay que sumar aspectos económicos como el futuro del empleo en un entorno cada vez más mecanizado y aspectos medioambientales como la desertización y la gestión de los acuíferos.

• El caldo de cultivo de la pobreza rural tiene varias causas:

Mala educación: solo 18,4% de la población europea tenía cualificación de educación terciaria en las zonas rurales, en comparación con el 33,2% en las ciudades y el 23,2% en las ciudades y suburbios.

Mercados laborales débiles: la tasa de desempleo en zonas poco pobladas (UE-27) durante el período 2008 a 2012 aumentó del 7% a casi el 11%.

Cambio demográfico: 61 millones de europeos entre 15 y 64 años vivían en áreas predominantemente rurales, en comparación con 68 millones en 2008. Las personas mayores de 65 años aumentaron en un 28% desde 2005. La llegada de migrantes económicos y solicitantes de asilo ha cambiado la demografía local.

Lejanía y baja densidad: El 12,2% de la población total tuvo dificultades para acceder al transporte público en las zonas rurales, en comparación con el 5,7% en pueblos y suburbios y el 2,3% en las ciudades. La baja densidad de población encarece los servicios.