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La Convención del Convenio de Ramsar, promotora de la efemérides y de la que forma parte nuestro país, ha propuesto este año como lema: «Aguas arriba-aguas abajo. Los humedales nos conectan», poniendo de manifiesto la gran importancia de estos ecosistemas como vehículo de interconexión a través de ese bien tan preciado que es el agua.

Las diferentes manifestaciones del agua, así como los usos y abusos que de ella hacemos, conforman un ciclo vital con variedad de relaciones, en el que cualquier intervención sobre uno de sus componentes tiene incidencia sobre el resto. En ese escenario, los humedales son esenciales para asegurar el mantenimiento del ciclo y porque albergan una enorme y singular biodiversidad. La importancia de una visión integral de la gestión del territorio, y de los recursos hídricos en concreto, descansa precisamente en ese carácter complejo de las relaciones entre los diferentes componentes del mismo. Nuestro desarrollo económico y nuestra forma de vida depende del agua; nuestra cultura e historia está marcada por su disponibilidad y calidad; nuestros paisajes se articulan en torno a los ríos y estuarios.

En el siglo XXI, la gestión de estos recursos debe estar basada en el principio de precaución y en la sostenibilidad, aplicados no como conceptos teóricos o meros tópicos, sino como principios rectores de las políticas públicas, de las iniciativas privadas y de la participación de la sociedad. Estas son algunas de las bases conceptuales de las normativas de ámbito estatal y europeo, entre las que quiero destacar por su trascendencia en el día que hoy conmemoramos, la Directiva Hábitats y la Directiva Marco del Agua. En ambas resulta clave la idea de que los ríos, estuarios, lagunas o turberas, no son canales o almacenes de agua ni depósitos de vertidos; son medios vivos, que albergan recursos naturales de gran valor y una biodiversidad que debe ser conservada y recuperada, siendo éstos objetivos inherentes y básicos para que la gestión de agua puede ser considerada sostenible. La integración y coherencia entre esas dos Directivas debe trasladarse a las políticas públicas, a nuestra normativa y a nuestras actuaciones como responsables de su gestión, como emprendedores o como ciudadanos. En esta línea viene trabajando en los últimos años el Gobierno de Cantabria y ese es el camino para el futuro.

Desde la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad, queremos que este Día Mundial de los Humedales sea una oportunidad para que reflexionemos sobre que la conservación de la biodiversidad, y de nuestros humedales en particular, es un elemento esencial para asegurar un uso perdurable del agua; que nuestra obligación como gestores públicos es trabajar coordinadamente entre todas las Administraciones; y que los ciudadanos debemos asumir nuestra parte de responsabilidad en la conservación de nuestro patrimonio natural y en el uso racional de nuestros recursos naturales. La Convención del Convenio de Ramsar ha consagrado mucha energía a lo largo de los años en dar orientaciones sobre cómo realizar una planificación territorial que asegure la conservación de los humedales, insistiendo en la importancia de una planificación hidrológica basada en la mejor información disponible. Los responsables de la gestión de la biodiversidad tenemos la obligación de conservar y recuperar nuestros ecosistemas y, en particular, los ligados a los humedales y a los ríos; de esta forma contribuimos, sin duda alguna, al buen estado de nuestras aguas y favorecemos su uso por la sociedad. Pero también es indudable que desde la planificación territorial e hidrológica se han de poner las bases para que las políticas de conservación se incorporen a un sistema territorial coherente y funcionalmente interconectado.

Podemos afirmar con orgullo que en Cantabria nuestros humedales más emblemáticos cada día gozan de mejor salud. Los protección legal de la mayoría de ellos en nuestra Ley de Conservación de la Naturaleza, la mejora progresiva de la calidad de las aguas gracias a los planes de saneamiento, la recuperación de rellenos y concesiones en los dominios públicos, entre otras, son actuaciones que permiten ser optimistas en el presente y respecto al futuro. La actual Red de Espacios Naturales Protegidos de Cantabria, que gestiona la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad, ocupa prácticamente un tercio de la superficie regional, estando integrada por 37 espacios y englobando a la mayoría de los humedales regionales de mayor valor de conservación, entre ellos los principales estuarios y rías, y la mayoría de nuestros ríos. La Dirección General de Biodiversidad, con el apoyo científico de la Universidad de Cantabria, está elaborando en estos momentos los planes de gestión de todos esos espacios protegidos con el fin de ordenar, planificar y gestionar los recursos que atesoran y, en particular, los ecosistemas, hábitats y especies que habitan en ellos, así como para establecer, en su caso, las pautas necesarias para su aprovechamiento sostenible.

Espero que este Día Mundial de los Humedales 2009 nos sirva para reflexionar sobre la importancia de la conservación de estos ecosistemas, al tiempo que nos permita acercarnos a los mismos para su disfrute pues son una parte esencial del patrimonio de Cantabria.